
De frente y de perfil
Comprender la conciencia es una de las cuestiones más profundas y desafiantes tanto en la neurociencia como en la filosofía. El estudio de la conciencia implica explorar cómo y por qué las experiencias subjetivas surgen de los procesos neuronales, un misterio al que a menudo se hace referencia como el «problema duro» de la conciencia.
La definición de la conciencia puede abordarse de diferentes maneras. La conciencia se refiere a la experiencia subjetiva en sí misma: lo que se siente al estar consciente, percibir o tener pensamientos y emociones. La conciencia de acceso involucra las funciones cognitivas que permiten acceder a la información, comunicarla y utilizarla en procesos de razonamiento o toma de decisiones. Y finalmente la autoconciencia, que es la conciencia de uno mismo como una entidad distinta, incluida la capacidad de reflexionar sobre los propios pensamientos y la propia existencia.
En la actividad cerebral y la experiencia consciente los investigadores buscan identificar estructuras cerebrales específicas y actividades neuronales que se correlacionen con experiencias conscientes. La teoría del espacio de trabajo global. sugiere que la conciencia surge cuando la información se distribuye ampliamente por el cerebro a través de una red de neuronas, lo que permite que diferentes regiones cerebrales se comuniquen e integren información. Finalmente contamos con la teoría de la información integrada, la cual propone que la conciencia corresponde a la capacidad de un sistema para integrar información, y que el nivel de conciencia está determinado por la complejidad del sistema.
El problema duro de la conciencia consiste en explicar el por qué surge la conciencia, este problema, tal como lo formuló el filósofo David Chalmers, cuestiona por qué y cómo surgen las experiencias subjetivas a partir de procesos físicos en el cerebro. Incluso si mapeamos cada correlación neuronal de la conciencia, explicar por qué estos procesos conducen a una experiencia real sigue siendo un desafío significativo. En cuanto a las perspectivas filosóficas involucradas, hay varios enfoques filosóficos que intentan abordar este problema, incluido el dualismo (la idea de que la mente y el cuerpo son distintos), el panpsiquismo (la creencia de que la conciencia es un aspecto fundamental del universo) y el fisicalismo (la visión de que la conciencia surge solo de procesos físicos).
Existen varios estados de la conciencia, por ejemplo el ocurrido en la vigilancia y el sueño, se han hecho estudios que examinan cómo cambia la conciencia entre los estados de vigilia, las diferentes etapas del sueño incluidos fenómenos como el sueño lúcido, en el que las personas son conscientes de que están soñando. También existe el estado alterado, numerosos investigadores exploran cómo la conciencia se altera
por factores como la meditación, la hipnosis, el uso de substancias psicodélicas y las lesiones cerebrales. Estos estudios ayudan a comprender la capacidad del cerebro para diferentes experiencias conscientes. Sin embargo también pueden ocurrir trastornos de la conciencia como son afecciones como el coma, el estado vegetativo y el estado de conciencia mínima.