Cierra la chimenea a los ladrones
Asunto prioritario, desterrar a la delincuencia
Jorge Herrera Valenzuela
Insisto en que segundas partes, no son buenas y menos para conducir los destinos de un portentoso País de más de 130 millones de seres humanos.
La problemática nacional exige soluciones integrales, no programas demagógicos de supuesto carácter social, construir medio millón de viviendas es uno de ellos
Me dicen “no comas ansias” y dale “el beneficio de la duda” a la doctora Claudia Sheinbaum Pardo. Aceptó ambas peticiones y preguntó, ¿Cuánto tiempo? ¿Cien días? ¿18 meses?
Quiero vivir tranquilo, con seguridad al estar en mi hogar y al salir a la calle. Ir de día de campo familiar sin miedo a los “delincuentes no organizados” motorizados. Deseo viajar por carreteras o autopistas, sin temor a encontrarme con los falsos retenes.
Mientras los tres niveles de gobiernos federal, estatal y municipal no establezcan una verdadera coordinación, cualquier programa no fructifica. El equipo de Omar García Harfuch tiene buen antecedente, por lo realizado en la Ciudad de México.
Los gobernadores deberían de preocuparse por la seguridad en sus territorios, no minimizar los hechos ni “hacerse de la vista gorda” como el Señor de Badiraguato impuesto como gobernador en Sinaloa o su vecino de Sonora dedicado a la política partidista. Es necesario que colaboren con el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.
Los enfrentamientos entre los narcos, “Los Chapitos” y “Los Mayitos”, ni el Ejército quiso pararlos, “porque es un asunto entre ellos”. Es el ejemplo más claro que hace sospechar la complicidad de los gobiernos con “los delincuentes que también son humanos y tienen derechos”.
GARCÍA HARFUCH EN LA CAPITAL
Vivimos seis años con incertidumbre en cuanto a nuestra seguridad.
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana está bajo la responsabilidad de un hombre que ya nos demostró saber su oficio, que profesionalmente está preparado y, sin violar la Ley, es mano dura no inhumano. Tiene estudios policíacos en Estados Unidos.
Ese funcionario federal es Omar H. García Harfuch. Es del equipo de la Señora Presidenta, desde el sexenio anterior. Ocupó el mismo cargo, ahora a nivel nacional.
La Ciudad de México tuvo mayor seguridad. Disminuyeron los delitos comunes, bajó el número de asaltos a las señoras en la cercanía de los centros comerciales y conocimos de pocos robos en los cajeros bancarios. Los niños asaltantes en las proximidades del Anillo Periférico quedaron fuera de esa acción.
El equipo de García Harfuch funcionó hasta dónde le permitieron. Uno de sus apoyos, en el servicio de inteligencia, recién fue asesinado, ¿por quién?, por la delincuencia organizada, los narcos.
No agradó al presidente anterior, porque, principalmente, en dos sucesos trascendentales asestó serios golpes a los narcotraficantes. Quedaron identificados, detenidos y sujetos a proceso penal algunos de los sujetos una mañana internaron asesinar a Omar, al dirigirse a sus oficinas.
Se les comprobó pertenecer al Cartel Jalisco Nueva Generación. Malas caras en Palacio Nacional. Sepulcral silencio oficial.
Tiempo después una llamada célula del Cartel de Sinaloa, de los intocables hijos de “El Chapo Guzmán” fueron aprehendidos en una casa de seguridad por el rumbo del pueblo de Topilejo, en la Alcaldía de Tlalpan. Segunda acción “criminal” contra “Chapitos”. Desde el Zócalo una voz pidió “trato justo” para los detenidos.
Omar ganó abrumadoramente para ser candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad de México. El tabasqueño sintió que se le revolvía el estómago y argumentó a favor de la Alcaldesa de Iztapalapa, una señora que no tenía una buena relación con su Jefa.
En Palacio Nacional se desfiguró la imagen de Omar García Harfuch.
¿Por qué? ¿Cuál pecado cometió?
¡Ah!, ¡Es nieto de Marcelino García Barragán! ¡Hijo de Javier García Paniagua! Les faltó decir y su mamá es la actriz cinematográfica María Sorté.
El general García Barragán fue y es un militar reconocido por su trayectoria en y al frente del Ejército Mexicano. La noche del 2 de octubre de 1968 se rumoraba que “habría un golpe de Estado”. El titular de la Defensa Nacional, don Marcelino, de pie ante del presidente Gustavo Díaz Ordaz ratificó la lealtad de las Fuerzas Armadas.
Por su parte Javier García Paniagua se distinguió en el medio político. Secretario del Trabajo, Secretario de Reforma Agraria, presidente nacional del PRI y precandidato presidencial. Fue director general de la Dirección Federal de Seguridad.
Senador en el sexenio de Luis Echeverría Álvarez y fue parte del gabinete presidencial de José López Portillo, así como director de la Lotería Nacional, en el régimen salinista.
GUERRA A LOS CARTELES
Ante el anuncio de los candidatos presidenciales en Estados Unidos de América de que el elegido, emprenderá la guerra contra los carteles mexicanos, no en el papel sino de intervenir en nuestro territorio.
No es necesario que conozca personalmente a Omar, para mostrar mi optimismo en cuanto al cumplimiento de la delicada y enorme responsabilidad, sino porque es heredero de una columna vertebral de hueso, no flexible. No sabe doblegarse ante las presiones de los narcotraficantes.
Hasta donde pude reportear, para este comentario periodístico, Omar abueleó el sentido de la lealtad y lo polémico le viene del papá.
Él, debe crear su propia personalidad, aplicando las leyes sin ventaja alguna. Mano dura, sí. Los delincuentes jamás cambiarán, aunque los traten con “abrazos, no balazos” y “respeten sus derechos porque también son humanos”.
La Presidenta Sheinbaum Pardo tiene a un elemento valioso, si por algún motivo no le deja actuar con toda libertad, otorgándole plena confianza, las investigaciones policíacas y el servicio de inteligencia, de lo que Omar sabe bastante, frenarían acciones en favor de la sociedad.
En Estados Unidos durante sus respectivas campañas, en busca de la presidencia, Kamala D. Harris y Donald Trump, afirman que de llegar al poder “acabarán con los carteles mexicanos”. Pero no dicen que pondrán medidas precautorias para disminuir y poner fin al consumo de drogas por parte de jóvenes y adultos de su país.
Aquí el meollo del asunto.
Trabajo especial de la presidenta y del ratificado Secretario de Relaciones Exteriores, desde ¡ya!
México debe programar su propia acción para enfrentar el gravísimo problema y seguramente tendrán que promover el diálogo con quien el 20 de enero próximo asuma la presidencia del vecino País del Norte.
Sobre su espalda, Omar García Harfuch, nacido hace 42 años en Cuernavaca, Morelos, está el “paquete” más importante de su joven tarea de funcionario público.
Es licenciado en Derecho, licenciado y maestro en Seguridad Pública, egresado de las Universidades Continental, Del Valle de México y de Harvard. También realizó estudios de investigación, inteligencia y criminalística en el FBI y en la DEA.
Polémico como su padre. Omar ha desmentido personalmente, verbal y por escrito, que tuvo relación con el superpolitizado “Caso Ayotzinapa”, porque ya no estaba comisionado en Guerrero sino en Michoacán.
La colega Anabel Hernández, ampliamente conocida por sus investigaciones periodísticas en el medio del narcotráfico, involucró a García Harfuch con el Cartel de Sinaloa, fundado por “don” Joaquín Guzmán Loera y heredado a sus hijos “Los Chapitos”. Inclusive se dice que la DEA tiene grabaciones sobre el asunto.