Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
Gustavo Gutiérrez nace en Lima en 1928. De los 12 a los 18 años tuvo que moverse en silla de ruedas por sus problemas de osteomielitis. A los 24 años, decide hacerse sacerdote. Estudia filosofía en Lovaina y teología en Lyon. En 1960, en la Universidad Gregoriana, obtiene la Licenciatura en Teología. Para 1959 ya es sacerdote.
En Francia tiene como profesores a Lubac, Congar, Chenu y Ducoq. Allí se acerca a la obra de Rahner, Küng y Metz. Pero también a la de los teólogos protestantes Barth, Moltmann y Bonhoeffer.
De regreso a Perú, le espera una parroquia en un barrio popular. En 1974 funda el Instituto Bartolomé de las Casas en Lima. En 1968, como consultor teológico de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano, participa en la Asamblea de Medellín.
Durante el II Encuentro de Sacerdotes y Laicos que se realiza en Chimbote, Perú, en julio de 1968, en su conferencia Hacia una teología de la liberación, expone lo que será su aportación al pensamiento católico. Para 1971 publica su obra Teología de la liberación. Perspectivas.
Gutiérrez plantea que la Teología de la Liberación es la respuesta cristiana a la injusticia que vive la población de América Latina. Y señala la necesidad de la liberación de los pobres. La proclamación del Evangelio debe llevar a una praxis que elimine todo tipo de explotación. Nos dice: “Dios se hace presente en la historia cuando el hombre lucha por su liberación”.
El fundamento que alimenta la praxis cristiana se encuentra en la encarnación de Cristo. Él se hace hombre, muere y resucita para liberarnos. Esto implica la liberación política, económica, cultural y espiritual de los oprimidos. El Reino inicia en la tierra.
En la Teología de la Liberación el método es fundamental y comprende tres pasos: El análisis de la realidad social, con el apoyo de las ciencias sociales; la reflexión del Evangelio para ver qué aporta y las acciones que se derivan para transformar la situación de injusticia.
Gutiérrez, ahora dominico, ha dado clases en las universidades de Harvard, Notre Dame y Berkeley, en Estados Unidos; Cambridge, Inglaterra; Montreal, Canadá; Comillas, España; Layon, Francia; Sao Paulo, Brasil, entre otras. Ha recibido 31 doctorados honoris causa, entre ellos por las universidades de Nimega, Holanda; Tubinga y Friburgo en Alamania y Yale, Estados Unidos. Y premios como el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
En la obra de Gutiérrez descubrimos que la lucha contra la pobreza radica en la liberación del hombre y el respeto a su dignidad. Nadie, por miedo, engaño o necesidad, debe estar sujeto a la voluntad de otro y menos a la de un gobernante o partido. El peruano señala:”La pobreza no es una llamada a la generosidad, sino a actuar contra la injusticia”.