El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
CIUDAD DE MÉXICO, 27 de octubre de 2024.- El abogado penalista Juan Velásquez murió este domingo en la Ciudad de México dejando tras de sí toda una leyenda como defensor en los tribunales de México, en los foros académicos y en el ámbito militar donde fue ampliamente reconocido por su capacidad profesional, su seriedad y convicciones.
Su inconfundible dicción para hablar en términos jurídicos de los temas más agudos o controversiales que se ventilaban en los juzgados lo distinguieron a lo largo de más de 50 años de carrera como abogado, en la que siempre dijo no haber perdido uno sólo de los casos que defendió.
Profundo conocedor de la legislación penal de México, Juan Velázquez se reía cuando le llamaban el “abogado del diablo”, derivado de los personajes a los que defendió, entre quienes se encontraron los expresidentes Luis Echeverría Álvarez y Carlos Salinas de Gortari, además de Arturo Durazo Moreno, El Negro Durazo, el jefe policiaco convertido en el símbolo de la corrupción del sexenio lopezportillista.
Reconocido en el mundo de la abogacía por su accesibilidad y trato para atender a quien se le acercara para cuestionarlo o para solicitar una opinión, el penalista Juan Velázquez se ufanaba de no haber perdido en toda su carrera un solo caso de aquellos clientes a los que defendió o asesoró, como fue el caso de la familia de Luis Donaldo Colosio o José Francisco Ruiz Massieu.
Alguna vez este reportero preguntó directamente por sus ganancias en los casos emblemáticos que atendió, a lo que amablemente el penalista respondió sin inmutarse que cada caso fue diferente, pero jamás revelaría esa información, pero “te puedo decir que en algunos ni siquiera cobré un solo peso”.
Mi teléfono, decía, siempre está abierto. Siempre respondo. En efecto, hubo madrugadas en las que periodistas llamaban a su celular y tuvo la amabilidad de contestar tratándose de casos urgentes. Nunca se le escuchó proferir una mala palabra o recriminar a quien tuviera enfrente aunque se le tratar de confrontar, como sucedió en los momentos en que defendió al expresidente Echeverría por el caso de la Matanza de Tlatelolco o El Halconazo.
Un hombre sereno e impasible ante momentos cruciales, se le recuerda cómo lamentó haber recomendado como subprocurador de la PGR al fiscal Pablo Chapa Bezanilla, quien a la postre lo engaño para lograr la captura de Raúl Salinas de Gortari, a quien se acusó del homicidio de José Francisco Ruiz Massieu. Me dediqué, dijo en varias ocasiones, años a la defensa y finalmente se logró se le declarara inocente de ese crimen.
Con antecedentes familiares en el ámbito militar, Juan Velásquez siempre mostró su reconocimiento a las fuerzas armadas del país, e incluso uno de los últimos reconocimientos que recibió en vida se realizó en el Colegio de Defensa Nacional, en el antiguo Colegio Militar de Popotla, en la ciudad de México, donde se le otorgó el pasado 17 de octubre la condecoración “Distinción Militar”.
Dentro de su trayectoria profesional, Juan Velásquez fue profesor de cientos de abogados en instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México, La Universidad Panamericana, ITAM, en el Colegio Militar, entre otras instituciones.