Jubileo 2025: Llevar esperanza a donde se ha perdido
¿En dónde se esconderá el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Alberto Pérez Dayán, después de haber permitido con su voto que no se declarara inconstitucional la “elección popular” de miembros del poder judicial?
Con su fallo, se convirtió en el nuevo judas, que se suma a los Yunes, padre e hijo, quienes se aliaron de facto a Morena y sus aliados para que se hiciera realidad la propuesta del ex presidente Andrés Manuel López Obrador y avalada por la actual mandataria, Claudia Sheinbaum Pardo.
Pérez Dayán trato de mal explicar su voto, apenas minutos después de haberse plegado al grupo de las ministras Yazmín Esquivel, Lenia Batres y Loretta Ortiz, todas “orgullosamente morenistas”, según ellas mismas lo han declarado, en una posición desvergonzada, porqué ningún ministro debe manifestarse en favor de partido alguno, sino en defensa de la justicia, igualitaria para todos.
Malos tiempos vivimos en el país, cuando se rompió definitivamente el equilibrio entre los poderes para que el ejecutivo y el legislativo se engullan ahora al judicial.
Desde 2018 a la fecha, el país vive un retroceso de sesenta años en todos sentidos, en materia educativa, social, política y ahora en materia de justicia, para volver a aquellos momentos negros, en los cuales jueces y magistrados obedecían las consignas del PRI hegemónico.
Ahora retornamos al esquema de los jueces que obedecen al partido en el poder, a ese PRI cavernícola, que cambió de piel para enfundarse la camiseta de Morena. Sólo los ignorantes y los necios pueden pensar que con Morena la democracia y la impartición de justicia no están en riesgo.
Es precisamente a ellos a quienes debemos recordar que, de acuerdo con las directrices marcadas por Andrés Manuel López Obrador, 66 por ciento de candidatos a jueces y magistrados, serán propuestos por los poderes ejecutivo y legislativo, o sea, por Claudia Sheinbaum y por Morena.
Así, cuando usted, con buena intención, vote de manera “libre” por algunos de los aspirantes a esos puestos, en realidad lo estará haciendo por candidatos propuestos por Morena y afines a lo que señale ese partido.
Ganarle un juicio al gobierno por cualquier motivo, será punto menos que imposible, cuando la mayor parte de los jueces le deberán su trabajo precisamente al gobierno, que les permitió llegar a sus cargos.
Sólo los ignorantes y los necios creen la cantaleta de las viejas y nuevas mañaneras, porqué es la única fuente informativa que tienen, en el sentido de que ningún juez se corromperá, sólo porque ahora lo repite la presidenta.
La realidad será que quienes ocupen un cargo en el poder judicial le deberán el cargo a Morena y su actuar no estará apegado a los dictados de la ley, cuando estos no convengan al partido en el poder.
Después de sólo 24 años de alternancia en el poder y de una endeble democracia, México vuelve a los tiempos de las cavernas en la historia política. A la época en la que el partido hegemónico controlaba todo y al que no le gustaba eso lo hacía callar a garrotazos. Esos tiempos ya regresaron.
Pérez Dayán rompió el bloque de ocho ministros que necesitaba el también ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá para lograr aprobar el proyecto que presentó la semana pasada para declarar como inconstitucional la elección popular de jueces y magistrados. La votación quedó 7 ministros a favor de la propuesta por 4 en contra, con el voto de Pérez Dayán y de las tres magistradas descaradamente morenistas.
Habían pasado sólo unos minutos de su voto en la sesión de la Corte del miércoles, cuando Pérez Dayán salió por la puerta de atrás del recinto, para dar su punto de vista a los periodistas.
“No coincido con la propuesta (del ministro Alcántara Carrancá), sobre una nueva reflexión, convencido que esta acción de inconstitucionalidad debe considerarse improcedente (…). No estoy de ninguna manera ajeno a las consecuencias que habrá de producir la reforma constitucional cuestionada (…), sin embargo, sostengo que existen otras vías”, declaró.
O sea, Pérez Dayán es consciente de las consecuencias que tendrá la reforma constitucional al poder judicial aprobada por los legisladores de Morena, pero para él no tienen importancia.
Los gritos de “traidor” por parte de los trabajadores del poder judicial, jueces y magistrados suenan por todos lados. La oficina de Pérez Dayán fue tapizada con mantas con esa leyenda: “traidor”.
Los profesionales del poder judicial en México llegan a puestos elevados, después de muchos años de carrera, en la que inician desde escalones muy bajos para ocupar cargos importantes después de décadas de trabajo y de estar sujetos a exámenes muy rigurosos. Eso ya se acabó, ahora bastará con ser abogado, con poca experiencia, pero eso sí muy plegado a los dictados de Morena, para ser juez o magistrado.
Son pocos los países en los cuales se eligen a jueces o magistrados, porqué es un esquema que se presta a la manipulación de la justicia. Bolivia, es uno de esos países, en donde el dictador depuesto, Evo Morales, se cansó de manejar a los juzgadores para que permitieran ilegalmente su reelección. Espero que en México no ocurra esa barbaridad con Morena, se despertaría al tigre que ya nadie quiere ver enojado.
En los círculos políticos circuló el rumor de que el morenista Adán Augusto López fue el encargado de atornillarle las tuercas a Pérez Dayán para obtener su voto. Le tenían preparadas denuncias de diversos tipos, si no actuaba como querían y finalmente lo doblaron. Eso difícilmente se sabrá.
Lo que sí se sabe es que el magistrado quedó como traidor, no sólo para quienes pensamos que los jueces no deben obedecer intereses de partido alguno y para los integrantes del propio poder judicial, incluidos los 7 magistrados de la Corte que aguantaron las presiones gubernamentales.
Lo malo para Pérez Dayán, es que los traidores apestan y en ningún lado los quieren.