Al terrorista no se le abraza/Bryan LeBarón
El adiós a Ken Salazar y el recuerdo de Gavin
La permanente y descarada intervención de Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México, podría terminar en poco tiempo aunque no sabemos si el cambio será peor. Pero el diplomático del sombrero que falazmente, como un acechante, dejó pasar unas semanas para echarse encima de Andrés Manuel López Obrador, de nada le servirá la enorme y nueva casa de la que tanto presumió, en vasto terreno que obtuvo en la CDMX. Nos hizo recordar al actor venido a diplomático John Gavin, que, fue embajador en los años 1981-1986 por su no solo descarada sino ofensiva manera de meterse en las cosas de México con la diferencia de que Ken es demócrata y Gavin fue republicano. Lo que habla y ratifica lo evidente, que ambos partidos son iguales en su gente.
TRAS LA PRESENCIA POPULISTA DE KEN Y SU SOMBRERO, SE ESCONDÍA ALGO
El caso de Salazar tiene un tono populista que desde luego él le quiso dar para ganarse la simpatía de los mexicanos. Llegaba sin permiso alguno a Palacio Nacional hasta que le pusieron freno en este gobierno y se llegó a presentar en zonas conflictivas, algunas de Michoacán, para conocer el impacto del crimen organizado entre la gente. Pero la presencia sombreruda, de aparente simpatía popular, ocultaba la verdadera intención en México: restregar el espíritu dominante del país del norte y meterse hasta los intersticios, en las cosas internas que solo son de nosotros. Su ofensa retardada al criticar, según él, la ineficacia de Abrazos no balazos de la política de AMLO sobre el crimen organizado y que mostraba un trato humanitario incluso al delincuente, fue exhibida grotescamente por alguien como el señor Salazar que se fingía amigo. Lo único que ahora esperamos, es que haga prontas maletas.
EL CASO DE JOHN GAVIN CUYA MAMÁ ERA SONORENSE PERO NO MEXICANA
El actor John Gavin, cuyo verdadero nombre fue Juan Vicente Apablasa Jr., fue reconocido en segundo matrimonio de su madre la sonorense Delia Diana Pablos como John Anthony Golenor. Pero él escogió el John Gavin con el que se le conoció como actor, y se presentó en México en 1981 como embajador republicano y duró contra viento y marea hasta 1986. Su postura fue bastante beligerante sobre todo con la prensa y recuerdo que la Unión de Periodistas Democráticos (UPD), exigió su salida en una protesta ante la embajada de Estados Unidos. Llegó a ser tanta la diatriba del actor venido a diplomático que expresaba su repudio en la propia nacionalidad de su madre. En una respuesta a medios dijo que su madre no era mexicana sino sonorense, como si Sonora no fuera parte de nuestro país. Yo conocí a John Gavin en ese estado en mi niñez, porque vivíamos en el rancho de su tio Rafael Pablos en el Valle del Yaqui y él visitaba el lugar cuando tendría unos 18 o 20 años. El diario Unomásuno me publicó una semblanza de él en los años ochenta y a su vez publicó un buen ensayo de Alberto Carbot en un especial de ese diario, que posteriormente, con agregados, fue publicado en Quadratín Oaxaca el 21 de febrero de 2018. En ambos escritos se describe lo que realmente era ese embajador que de diplomático tenía poco. Con él y Ken Salazar y otros que han pasado por la embajada de ese país en México, se expresa el espíritu intervencionista que en el caso nuestro, lo exhiben como si realmente fuéramos su patio trasero.