Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
@guerrerochipres
La relación comercial ha sido históricamente un eje de presión de Estados Unidos hacia México para el endurecimiento de políticas migratorias e intentosintervencionistas en seguridad.
Desde Bill Clinton hasta Donald Trump en su primer mandato o ahora con las amenazas lanzadas a menos de dos meses de asumir la presidencia ha habido una marcada vinculación entre comercio, migración y narcotráfico.
La relación entre ambos países ha estado marcada por una compleja interdependencia económica, política y social. Del TLCAN de 1994 al TMEC de 2020, el lazo comercial ha sido empleado como una estrategia para forzar la colaboración en otros temas, lo cual lleva a reflexionar sobre los límites del comercio como mecanismo de coerción y las repercusiones para la estabilidad de la relación bilateral.
En respuesta a las recientes declaraciones de Trump sobre migración, tráfico de fentanilo y advertencias arancelarias, la Presidenta Claudia Sheinbaum ha enfatizado la necesidad de cooperación bilateral como también ha marcado límites y recordado grandes omisiones estadounidenses.
Del lado sur de la frontera han sido significativos los esfuerzos de atención a personas migrantes con una reducción incluso cercana al 75 por ciento en el último año, y en combate al narcotráfico los resultados mexicanos revelan capturas de capos, de más de 15 mil personas por vínculos con el tráfico de drogas, incautación de toneladas de diversos tipos de enervantes y de más de 10 mil armas.
El contraste con lo ocurrido en aquel país, el principal consumidor de drogas ilícitas en el mundo según la UNODC y con más de 11 mil muertes anuales por sobredosis, es notable. Sheinbaum remarcó la laxitud con la cual el futuro presidente mide los resultados: 70 por ciento de las armas ilegales incautadas en México provienen de Estados Unidos. “Las armas no las producimos nosotros, las drogas sintéticas no las consumimos nosotros los muertos (…) lamentablemente los ponemos nosotros», le dijo en una carta.
Las presiones unilaterales de Estados Unidos no abordan las raíces estructurales del problema del narcotráfico, en particular del fentanilo, ni la misma demanda interna o el tráfico de armas.
En un mundo con dinámicas comerciales muy diferentes a las prevalentes en 1994 cuando se firmó el TLCAN, con el nearshoring y el friendshoring como estrategias de mercado basadas en la cercanía geográfica o en las coincidencias culturales y sociales, el impacto de la aplicación de aranceles afectaría tanto a México como a Estados Unidos y Canadá, con severos efectos en inflación y disminución del ingresode productos.
En el escenario comercial, Trump exhibe sus armas, aunque no ha considerado las otras armas, las que cruzan la frontera de manera ilegal.
Salvador Guerrero Chiprés es director del C5 en la Ciudad de México