Teléfono rojo
Javier Velázquez Flores
La presencia del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, en Sinaloa, y la estrategia que encabeza, no han servido de mucho para frenar la violencia en esa entidad y la cifra de asesinatos ya rebasa los 500 en tres meses.
La violencia ha tratado de ser minimizada en vano por el gobernador del Estado, Rubén Rocha Moya, quien de manera absurda sostiene que los señalamientos de que existe un grave clima de violencia, obedecen a “razones políticas”.
Es como si Rocha Moya tuviera la mente de un esquizofrénico, porque ve una realidad que no existe más que en su pensamiento.
Las cosas ya llegaron a tal grado, que, dentro de su mismo partido, Morena, ya hay voces que piden la renuncia del gobernador, ante su deplorable desempeño para frenar la violencia en Sinaloa.
Uno de los políticos morenistas que critica el deplorable trabajo del mandatario, es Manuel Espino, quien en su cuenta de X aseguró que, aunque Rocha Moya es compañero y merece su respeto, la verdad es que ya lo rebasó la realidad.
Espino, convertido en morenista por conveniencia, ya que por muchos años militó en el PAN, hasta el grado de ser su presidente nacional, lanzó la lapidaria frase, en referencia al desempeño del mandatario sinaloense: “si no pueden renuncien”.
Esa misma sentencia que hiciera famosa en el pasado el desaparecido empresario Alejandro Martí, quien de esa manera profería un grito desesperado a las autoridades capitalinas que eran incapaces para encontrar a los culpables del asesinato de su hijo Fernando. “Si no pueden renuncien», que ahora Espino aplicó a Rocha Moya.
«Sinaloa está inmersa en un caos de violencia sin control. Negarlo sería absurdo», escribió en su cuenta de X Manuel Espino.
Ante la deplorable situación prevaleciente en Sinaloa, Espino acusó directamente a Rubén Rocha Moya de hacer «oídos sordos» ante las súplicas de los habitantes por el alto índice de asesinatos, despojo de vehículos, levantones, así como ataques a viviendas y negocios.
Y es que le sobra razón a Espino y a todos los analistas del acontecer nacional, al subrayar que es lamentable el clima de extrema violencia existente en Culiacán y otras ciudades sinaloenses.
La disputa entre «Mayos» y «Chapos» tras la detención del narcotraficante Ismael «El Mayo» Zambada en Estados Unidos, que lleva tres meses, ha dejado más de 500 asesinatos en Sinaloa.
El histórico crecimiento de la violencia en esa entidad es tal, que tan sólo de septiembre a noviembre se superó la cifra de asesinatos de todo 2023, año en el que se registraron 492 homicidios dolosos.
A pesar de que autoridades federales han reforzado la seguridad del estado gobernado por el morenista Rubén Rocha Moya, con el despliegue de más de 11,000 elementos de seguridad, la violencia no cesa.
De acuerdo con datos de la Fiscalía de Sinaloa, en septiembre se registraron 144 asesinatos, en octubre 188 y noviembre cerró con 175, un total de 507.
Esos son datos duros, concretos y, no obstante, el gobernador de Sinaloa ha repetido con insistencia que los reportes sobre homicidios en el estado responden a una «perspectiva política», pues en años anteriores, argumentó, las cifras de homicidios eran mayores.
Para Rocha Moya, los principales críticos son los políticos de derecha y los grupos “grandotototes” que los apoyan, especialmente empresarios muy adinerados que, desde su punto de vista, no lo quieren a él como gobernador.
El mandatario insiste en que prevalece cierto alarmismo y exageración por la situación de violencia que se vive en el estado, lo cual, aseguró, es motivado por intereses políticos.
El señalamiento de Rocha pudiera tener cierta credibilidad si se toma en cuenta que, en 2010, uno de los peores años en materia de inseguridad en Sinaloa, se registraron 2 mil 250 homicidios dolosos.
Sin embargo, si se mide en un periodo más corto, en realidad los homicidios registrados en 2024 en realidad experimentan un repunte, ya que únicamente en tres meses sumaron más de 500 y entre enero y noviembre de este año llegaron ya a más de 800, cifra superior si se contrasta con los 566 registrados en todo 2023.
Rocha Moya sabe que 2024 será peor año que 2023 en materia de violencia en su entidad y ya no sabe como lanzar señales de aparente calma a los habitantes.
El pasado 29 de noviembre, en el marco de su tercer informe de gobierno, se dirigió a la ciudadanía para pedirle no temer y acudir a espectáculos deportivos y a las escuelas.
«Invito a las y a los sinaloenses, hay que ir a ver a nuestros beisbolistas a los estadios, que la gente no se inhiba porque dicen que hay inseguridad. El Ejército, la Marina, la Guardia Nacional, nuestras policías cuidan para que vayamos a los espectáculos, gocemos… váyanse con la idea que tenemos un operativo que los cuida», dijo.
«Manden a los niños a las escuelas, no tengan temor, no va a pasar nada, tenemos un operativo que está circundando permanentemente a las escuelas», agregó el gobernador.
Tuvo que llegar Omar García Harfuch a Sinaloa, para recordar que ese estado es el segundo del país con el mayor número de homicidios, pues en los dos meses de administración de la presidenta Claudia Sheinbaum concentra el 7.3% de homicidios.
García Harfuch aseveró que la crisis de violencia en Sinaloa se está atendiendo y, confía que se resolverá mediante un trabajo constante por parte de las fuerzas de seguridad.
Sin embargo, los días avanzan y siguen los enfrentamientos entre “Chapitos” y “Mayos”, que dejan una estela de muertos en las calles, ante una ciudadanía que se mantiene aterrada ante la posibilidad de ser alcanzada por una bala, en una realidad que supere las mentiras de Rocha Moya y las buenas intenciones de García Harfuch.