Muere niño atacado por pitbull en Chihuahua
CIUDAD DE MÉXICO, diciembre de 2024.- No sólo la violencia de género se trata de un riesgo para las mujeres, sino también para los hombres desplazados o migrantes quienes sufren vejaciones como ser desnudados para revisiones físicas y amenazas de violación equiparada, al ser interceptados por alguna persona relacionada a grupos delincuenciales.
De acuerdo al estudio cualitativo Afrontando riesgos de violencia de género en México: la perspectiva de personas forzadas a huir, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) identificó a varones, a partir de entrevistas semiestructuradas a informantes claves, que han sufrido estos riesgos en sus trayectos en México.
El documento advierte de “hombres jóvenes viajando solos, identificados como personas en movilidad, que transitan por territorios controlados por la delincuencia organizada y entran en contacto con alguna persona relacionada con las redes de los cárteles” son quienes tienen altas probabilidades de vivir alguna experiencia de violencia de género, si hay un secuestro extorsivo o negativas para trabajar para las redes delictivas.
Sin embargo, lo alarmante del escenario revela que puede llegar a ser más violento cuando son personas de la diversidad sexual revelada, factor que, per se, les expone a diversas formas de violaciones.
“Para los hombres fue más difícil reconocer las formas de violencia sexual”, señala el estudio de la ACNUR, que identificó a varones jóvenes entre 20 y 29 años que viajan solos y en algún momento fueron interceptados por grupos delictivos en la frontera sur.
Desde su entrada a territorio nacional, se advierte principalmente en el uso de taxis o combis, o cuyo perpetrador viajaba en el grupo de personas en movilidad. Sucede aún más cuando se negaban a pagar alguna extorsión adicional, aunque se registró sólo en dos casos, según el documento.
En otros sucesos, en hombres entre 20 y 39 años, que en algún momento fueron interceptados por grupos delictivos en rutas con control territorial de los cárteles o en situaciones donde utilizaban taxis, combis o una central camionera con antecedentes de colusión con grupos delincuenciales. Éstos sufren secuestros extorsivos, ya sea como víctimas o testigos, situaciones que los exponen a mutilaciones, homicidios y reclutamiento forzado.
Y en hombres gay con identidad de género revelada, en espacios homofóbicos o ciertos albergues, “los exponen a discriminación por género o riesgos de agresiones sexuales o trata”. En todos los casos se denunció la presencia de armas largas como el principal medio de amenaza.
Por circunstancias de homofobia y transfobia, y demás hacia personas identificadas con la comunidad LGBTI, en todos los casos las personas entrevistadas tienen la percepción de desconfianza en las respuestas institucionales y pierden su interés de denunciar, donde además se registra el fenómeno de la aporofobia, que es el rechazo hacia los pobres.
“La única vía que ven para realizar una denuncia es la de acompañamiento de una organización como ACNUR y otras organizaciones similares, como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Médicos del Mundo y Médicos sin Fronteras”, puntualiza el estudio.
Con estas organizaciones, las mujeres y los hombres aseguraron que se sintieron escuchados, en espacios seguros y con el apoyo en sus procesos de reconocimiento de la condición de persona refugiada.