Contexto
¡Se los dije: el de AMLO es un “narco-gobierno!
Podrán decir misa los fanáticos de la mal llamada 4T, pero lo cierto es que, a estas alturas, a López Obrador ya nadie le quita el estigma de “narco-presidente”.
Peor aún, cuando está a la vista del mundo entero la impunidad que le han otorgado a las bandas criminales todos los gobiernos de Morena, tanto a nivel federal, como estatal y municipal.
Por eso, resulta de “risa loca” que “la señora presidenta” califique como “una calumnia irresponsable” el señalamiento de Donald Trump, sobre “la inaceptable alianza” de México con el crimen organizado.
Y es que, si fueran falsas las acusaciones de Trump, sobre la alianza de Morena con los cárteles de la droga, la señora Sheinbaum tendría todos los elementos para descalificar al mandatario norteamericano.
Por eso obliga la pregunta: ¿Que pasó, en los intríngulis del gobierno mexicano, que terminó por claudicar ante Trump?
Sí, resulta que en sólo tres días “la señora presidenta” siguió los pasos de AMLO y terminó por “doblarse” ante el gobierno de EE. UU.
Sí, primero, ante el señalamiento de la Casa Blanca, de que el gobierno de México mantiene “una inaceptable relación” con los cárteles criminales, la señora Sheinbaum dijo que se trataba de “calumnias irresponsables”.
Luego alardeó de ser una “presidenta” a la que “no le falta valentía” y, al final, retó al mundo al decir: “tengo un pueblo detrás de mí”.
Sin embargo, en los hechos –y luego de una conversación telefónica con Trump–, la presidenta mexicana acepto todas las condiciones que le impuso el mandatario norteamericano, a cambio de ganar tiempo –un mes–, antes de que EE. UU. imponga aranceles a las exportaciones mexicanas.
¿Y cuáles fueron esas condiciones?
Que México desplegará de inmediato 10 mil efectivos de la Guardia Nacional a la frontera con Estados Unidos para evitar el tráfico de drogas, mientras que Trump sólo dijo estar muy interesado “en llegar a un trato” con México. ¿Qué tipo de trato? Nadie lo sabe.
Lo que sí sabemos es que México será el policía de la frontera sur de Estados Unidos y seguirá siendo rehén de las ocurrencias de Trump. Y punto.
Y volvemos a las preguntas.
¿Logró Sheinbaum la promesa de que Trump retiraría las acusaciones que vinculan al gobierno mexicano con las bandas criminales? ¿Consiguió “la señora presidenta” la promesa de Trump para impedir la venta de armas norteamericanas a las mafias mexicanas?
La respuesta a las dos interrogantes planteadas es un rotundo “no y no”.
Y mientras tanto el mundo entero sabe que los de Morena son “narco-gobiernos”, señalamiento que aquí probamos desde el 29 de junio de 2018, en el Itinerario Político titulado: “¿Los “narcos” al poder?”, días antes de la elección que hizo presidente a López Obrador.
Así lo dije: “Pocos se han ocupado del tema. Muchos lo ignoran deliberadamente, mientras la mayoría de votantes son ajenos a la gravedad del problema.
“Nos referimos al escandaloso número de ciudadanos asesinados por motivos político-electorales –candidatos o militantes de distintos signos y rangos–, y al insólito número de aspirantes que por temor, amenazas o presiones directas dejaron la contienda.
“Según reportó el portal www.letraroja.com, entre septiembre de 2017 y julio de 2018 fueron asesinados 120 ciudadanos, todos vinculados con el proceso electoral. De ellos, 48 eran candidatos o precandidatos y los atentados se dieron en los Estados de Guerrero, Michoacán, Oaxaca, México, Guanajuato y Puebla.
“Una “perla” de la gravedad del tema la publicó Excélsior, diario que reportó que en el proceso electoral “se bajaron” de la contienda 5 mil 700 candidatos, principalmente en los Estados de Oaxaca, Michoacán y México. Sólo en Oaxaca el INE sustituyó mil 660 candidatos. Por eso, frente a las escalofriantes cifras anteriores obliga preguntar.
“¿Estamos ante una narcoelección? ¿Quién está detrás de los 120 asesinatos durante el proceso electoral? ¿Cuántos de los 48 candidatos que suplieron a los asesinados fueron impuestos por el crimen organizado o el narcotráfico? ¿Cuántos de los 5 mil 700 candidatos a distintos puestos de elección popular que “se bajaron” de la contienda, lo hicieron por amenazas, presiones o indicaciones del crimen organizado? ¿Cuántos de los suplentes de esos 5 mil 700 que “se bajaron”, estarán al servicio del crimen organizado?
“No sabemos si los suplentes de los candidatos asesinados o de los aspirantes que “se bajaron” de la contienda ganarán la elección. Por eso obliga volver a preguntar. ¿Cuántos diputados federales llegarán al Congreso gracias a sus vínculos con el narcotráfico? ¿Cuántos senadores estarán en un escaño porque deben favores al narcotráfico? ¿Cuántas de los miles de alcaldías que se renovarán el domingo próximo estarán encabezadas por un político impuesto por el crimen organizado? ¿Cuántos de los 20 Congresos estatales que serán renovados tendrán poderosas “narcobancadas”?
¿El presidente electo en 2018 será un “narco-presidente”.
“Lo cierto es que la participación del narcotráfico y el crimen organizado en política y, sobre todo en elecciones, no es nuevo. Lo nuevo es la intervención montonera del crimen organizado en procesos electorales de Estados como Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Puebla y Sinaloa.
SÍ, nadie sabe cuál será el tamaño de las “narcobancadas” en el Congreso, el número de los narcoalcaldes, de diputados federales y senadores que estarán al servicio del crimen y si el futuro presidente será un “narco-presidente”
Lo que sí sabemos es que, como nunca, los gobiernos mexicanos y los congresos estarán en manos de matarifes, narcos, sicarios, huachicoleros, tratantes de blancas y administradores de las fortunas producto del crimen.
“Y por eso obliga preguntar: ¿Qué partido político será el campeón en prestar su franquicia para los criminales? Todos saben la respuesta, se llama Morena. Al tiempo” (FIN DE LA CITA)
Siete años después, el presidente norteamericano, Donald Trump, descubre lo que era un secreto a voces: que los de López Obrador y de Claudia Sheinbaum son “narcogobiernos”.
Y por eso obliga preguntar. ¿Hasta dónde será capaz de llegar Trump con la información privilegiada que liga a los últimos dos mandatarios mexicanos con las bandas criminales?
Al tiempo.