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Alfa omega del recuerdo
México es campeón, pero en corrupción, a nivel mundial. Como parte de los países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), es el que ocupa el primer lugar en este renglón.
Información dada a conocer por Transparencia Internacional y Transparencia Mexicana revelan que la percepción sobre corrupción en sectores bien informados de la población indica que la corrupción se mantiene como el cáncer que sigue minando las estructuras sociales del país.
El reciente informe del organismo ratifica lo que es sabido por los mexicanos: la corrupción no ha podido ser erradicada por ninguno de los gobiernos federales del país, ya sea que se traten del PRI, PAN o Morena e, incluso, los casos más escandalosos se han cometido por funcionarios de esos partidos.
Con la llamada Cuarta Transformación continúan los escandalosos casos de corrupción, en una corriente política que tiene gran aceptación entre la población que recibe programas sociales, pero que ha solapado el saqueo de recursos públicos.
La nueva edición del Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de Transparencia Internacional y Transparencia Mexicana de 2024 es un instrumento que registra la opinión de especialistas, analistas de riesgo financiero, personas de la academia y negocios, sobre la corrupción en cada uno de 180 países evaluados.
En 2024, México obtuvo una calificación de 26 puntos de 100 posibles. La escala del Índice de Percepción de la Corrupción va de cero, la peor evaluación para un país, a 100, la mejor calificación posible. Con 26 puntos, México se ubica en la posición 140 de 180 países evaluados.
A nivel global, los puntajes más altos del IPC corresponden a Dinamarca (90/100), Finlandia (88/100) y Singapur (84/100). Ningún país alcanzó los 100 puntos. Los países peor calificados son Venezuela (10/100), Somalia (9/100) y Sudán del Sur (8/100).
Entre las economías que conforman la OCDE, México se ubica en el último lugar del grupo: es el lugar 38 de 38 economías evaluadas. En el G20, que incluye a 19 países más la Unión Europea, México se encuentra en la penúltima posición, solo por encima de Rusia (22/100 puntos).
En Latinoamérica, México está mejor evaluado que Guatemala (25/100), Paraguay (24/100), Honduras (22/100), Haití (16/100), Nicaragua (14/100) y Venezuela (10/100) y se ubica por debajo de Brasil (34/100) y Chile (63/100), sus principales competidores económicos en la región.
Los resultados para México del Índice de Percepción de la Corrupción 2024 contemplan información de 13 fuentes independientes para los años 2023 y 2024. Al integrar distintas mediciones y dos años en una sola estimación, se evita que un solo evento o escándalo de corrupción altere la calificación de un país. Lo que mide el Índice de Percepción de la Corrupción es la tendencia y no casos específicos.
Los resultados del Índice de Percepción de la Corrupción 2024 confirman el mandato de la sociedad mexicana: el gobierno debe enfrentar con mayor eficacia la corrupción en México. De acuerdo con el INEGI, en 2023, 83% de las personas consideraron que la corrupción en nuestro país se mantiene como un problema “frecuente o muy frecuente”. El INEGI informó también que 6 de cada 10 mexicanas y mexicanos fueron víctimas de corrupción o extorsión policial en 2023.
Transparencia Internacional y Transparencia Mexicana dan claves para entender la percepción de corrupción en México, que son las siguientes:
1. Incertidumbre sobre el alcance y la implementación de las reformas en materia de transparencia, anticorrupción y al Poder Judicial.
2. Impunidad en casos como la Estafa Maestra y casos de corrupción de gran calado como los agrupados bajo el nombre de “Segalmex”.
3. Bajos niveles de sanción en materia de responsabilidades administrativas identificadas por los órganos de fiscalización superior.
4. Creciente número de casos de corrupción a nivel estatal que involucran al crimen organizado.
5. Empresas identificadas como “fantasma” o controladas por el crimen organizado siguen siendo contratadas por los gobiernos.
Como era de esperarse, la presidenta Claudia Sheinbaum, defendió a Andrés Manuel López Obrador, respecto al señalamiento de corrupción que tiene su gobierno en el índice de Transparencia Internacional y Transparencia Mexicana.
Para ella, la opinión del “pueblo” sabio es la que vale, ese gran número de mexicanos que considera que AMLO fue un buen presidente, porqué les regaló dinero.
Ella aprendió bien la línea de su jefe, sobre tener “otros datos”, que la salven de cualquier crítica hacia el movimiento mal llamado de la Cuarta Transformación.
Para Sheinbaum se terminó la corrupción para dar paso a un supuesto cambio de honestidad y servicio al pueblo. Claro que ella pasó por alto, por ejemplo, el escandaloso caso de corrupción en Seguridad Alimentaria Mexicana, Segalmex.
En dicha dependencia pública, cuando menos 26 funcionarios están vinculados a proceso penal, pero no han sido encontrados como responsables por un juez, por un mega fraude que puede ascender a 20 mil millones de pesos en perjuicio del erario y cuyas sentencias están aún pendientes.
Para ella no existen, tampoco las denuncias periodísticas realizadas en contra de los hijos del ex presidente López Obrador, por tráfico de influencias en contratos para la construcción del Tren Maya, ni las denuncias en contra del exgobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, ni los contratos que el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, otorgó a la empresa china Mainland Headwear, de los que se beneficia su hijo, Alfonso Durazo Chávez y los socios de este, Fernando Rojo de la Vega, secretario de Bienestar del gobierno de su papá y el directivo de la compañía asiática, Alexander Ngan.
Así las cosas, la corrupción persiste, sólo se cambió el color de la camiseta, de tricolor, a azul y ahora a guinda y se mantiene inalterable. Por más que quiera negarse, la realidad lo confirma.