
Sheinbaum hablará el lunes sobre el presunto hackeo a su celular
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de marzo de 2025.- Al cuestionar la cada vez más normalización de la violencia en México, la Iglesia católica criticó la manera en la que la sociedad siempre se indigna por un caso, pero pocas veces hace suyo el dolor.
“Tantas veces nos hemos indignado a causa de la violencia que dejamos de indignarnos. En medio de este ruido ensordecedor de cifras, dolor y hechos violentos, dejamos de escuchar a quienes sufren”, aseguró en su editorial de este domingo.
En medio del macabro hallazgo la semana pasada en el rancho Izaguirre, en Jalisco, la Iglesia advirtió que, “aunque no lo queramos ver así, la realidad es que cada uno de sus desaparecidos son nuestros desaparecidos”.
Un niño o un adolescente portando un arma nos debe de indignar.
Un grupo de criminales golpeando con tablas a transportistas nos debe de indignar.
Una persona muerta a causa de la violencia en el país nos debe de indignar.
El hallazgo de una fosa común, en el lugar o la región que sea, nos debe de indignar.
La desaparición forzada de una sola persona nos debe de indignar.
Señaló que observar a miles de madres, padres, hermanos, hermanas, abuelas, abuelos, buscando a sus familiares secuestrados por la delincuencia nos debe de indignar.
“Tantas veces las víctimas de la delincuencia nos han gritado “queremos justicia”, que los hemos dejado de escuchar.
Tantas veces hemos conocido la noticia de alguien cercano que murió a manos del crimen, que hemos dejado de ser sensibles.
Hemos escuchado de un muerto aquí y allá, los dos de Cerocahui, 72 en San Fernando, 43 en Ayotzinapa, 29 en Culiacán, y un gran número de desaparecidos en México”.
Llamó a recuperar la escucha por los desaparecidos, en primer lugar hacia las víctimas de la violencia, la escucha hacia los familiares de las víctimas, la escucha hacia todos los que pueden aportar alguna contribución que lleve a erradicar este mal que está arrebatando parte de la humanidad.
“Las madres buscadoras convertidas ya en familias buscadoras nos han enseñado cómo los valores familiares sí dan resultados, cómo el amor, la fuerza y la valentía son capaces de sostenerlos incluso en los momentos más difíciles, cómo el dolor es más soportable si se acompaña en familia, en hermandad con otros que te dicen “aquí estoy para ti, pues no solo busco a mi desaparecido, buscamos al de todos”.
Porque, aunque no lo queramos ver así, la realidad es que cada uno de sus desaparecidos son nuestros desaparecidos”, insistió.
Ante esta situación desbordante, llamó a seguir el ejemplo de estas madres buscadoras, de estas familias buscadoras, pues, afirmó, es justo la ausencia de esos valores familiares que dejamos de promover, la razón por la que se rompió nuestro tejido social.