
De frente y de perfil
No llegaron todas, presidenta
Definitivamente no llegaron todas.
La frase con la cual la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo trató de anclar su gobierno al movimiento feminista, para ganar su respaldo, quedó hecha añicos en unos cuantos minutos.
Cuando asumió el poder, la primera presidenta (con “A”) quiso congraciarse con millones de mujeres, maltratadas, golpeadas, acosadas, presionadas, menospreciadas, que durante años han gritado “¡¡¡Ya Basta!!!” para que cese el machismo que siempre ha sometido a millones de mexicanas.
“¡¡¡Llegamos todas!!!”, afirmó en su discurso de toma de posesión el 1 de octubre de 2024, Sheinbaum Pardo, como si esa sola proclama fuera suficiente para borrar, con un conjuro, siglos de maltratos a las mujeres, por parte de misóginos que, en el colmo de la barbarie, han colocado a México, como uno de los principales países del mundo en donde se cometen feminicidios.
Bastaron sólo minutos para que la sumisión convenenciera de diputadas de Morena, su partido, deshiciera la imagen falsa de defensa de las mujeres que se ha querido ganar Sheinbaum, a base de discursos.
La imagen de legisladoras morenistas protegiendo al cínico Cuauhtémoc Blanco en la Cámara de Diputados y su grito para defenderlo, por encima de los mismos diputados de la auto llamada Cuatro T, quedará grabada por décadas en la vida política del país.
La consigna de “¡¡¡No estás sólo!!!”, que lanzaron las diputadas de Morena, para demostrar que no permitirían el desafuero de Blanco, fue una puñalada a todas las mujeres víctimas de violencia, por parte de hombres abusivos y echaron por la borda las pretensiones de Sheinbaum, de que su llegada a la presidencia representaba también el triunfo de las mujeres en búsqueda de justicia.
La imagen de un hombre, conocido públicamente por su carácter agresivo, acusado de violación en grado de tentativa, por su media hermana, rodeado por mujeres que por consigna política lo defendieron, demostró ante la prensa nacional y extranjera que los intereses de un movimiento político están por encima del derecho de cualquier mujer.
Y la consigna de que, con la ascensión de Sheinbaum al poder, las mujeres estarían mejor en México, fue desmentida por la misma presidenta, al no tomar en cuenta para nada la denuncia de la víctima y pretender que se trata de una situación política, porqué la denuncia fue presentada por el ex fiscal de Justicia de Morelos, Uriel Carmona.
Bajo esa vara con que mide la señora presidenta, ningún proceso penal que continúe en la entidad, iniciado en la administración de Carmona, merece ser tomado en cuenta. La presidenta se erigió en juez de un caso que apenas inicia.
Con todo el respaldo de su fuero como diputado, ya que en la Cámara Baja no se iniciará proceso para que se le retire, Cuauhtémoc Blanco se presentó ayer ante la fiscalía morelense para rendir declaración en torno a la acusación de intento de violación.
Sin posibilidades de que se pueda proceder en su contra, Blanco llegó con una amplia sonrisa, sabedor de que es intocado en cualquier proceso legal.
Como tampoco le sucedió nada cuando en un video mostrado por el periodista Nacho Lozano, José Fierro Escobar, presunto homicida del presidente de la Feria de Cuernavaca, Juan Manuel García Bejarano, acusó al ex futbolista de ser uno de los autores intelectuales del asesinato, cometido en abril de 2017.
A pesar de que en el video se observa a Fierro Escobar directamente acusando a Blanco de haber encargado el homicidio de García Bejarano, junto con otro hombre, alto, de cabello entre cano y acento español, jamás se actuó en contra del ex futbolista.
Pero la re victimización de mujeres no sólo se da en el caso de Blanco, sino que también se produce en otro, que registra una gran exposición mediática, como es el expediente del Rancho Izaguirre, en Jalisco.
En este caso no han sido tomado en cuenta los señalamientos de los familiares de desaparecidos, algunos de los cuales incluso afirman que cuando ellos pudieron entrar al lugar, descubrieron ropas que portaban sus parientes cuando desaparecieron.
El delincuente, conocido como “El Lastra”, que era el encargado de mantener vigilados a hombres jóvenes que eran llevados con engaños al predio, declaró que las víctimas eran reclutadas por el Cartel Jalisco Nueva Generación, pero aquellas que se oponían eran torturadas y luego asesinadas
Esta situación fue avalada por el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, quien, de manera incomprensible afirmó que no se puede considerar como campo de exterminio al rancho, porque eso ocurre cuando hay un exterminio sistemático de cientos y miles de personas, y ahí sólo se cometieron torturas y asesinatos. Se le deberá subrayar al funcionario que no existe peor exterminio que el homicidio.
Hay que recordar al secretario que en el lugar se encontraron más de 200 pares de zapatos, pantalones, camisetas, restos de huesos humanos y otros indicios que muestran como ahí sí hubo un exterminio sistemático de personas, a pesar de los eufemismos usados por él, para tratar de reducir el impacto mediático.
García Harfuch demuestra que en México no llegaron todas las mujeres a una mejor condición de vida, como son las madres, hermanas y esposas, cuyos familiares fueron torturados y asesinados en el Rancho Izaguirre.
Así las cosas, no llegaron todas las mujeres presidenta. No llegaron las madres de desaparecidos, que su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, llamó “politiqueras”, para deslegitimarlas y siguen exigiendo ser atenidas por los gobiernos Federal y estatales.
No llegaron todas. No llegaron las familiares de víctimas de delitos de alto impacto, que no han sido indemnizadas de manera adecuada.
No llegaron todas. No llegaron las jóvenes adictas que son criminalizadas, en lugar de recibir una adecuada atención médica y psicológica, porque se carece de una estrategia nacional, más basada en programas de rehabilitación que en acciones punitivas contra los consumidores.
No llegaron todas. No llegaron las mujeres de cualquier edad que tienen miedo de caminar por las calles de las ciudades y pueblos del país.
Definitivamente no llegaron todas, presidenta.