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CIUDAD DE MÉXICO, 5 de mayo de 2025.- El almacenamiento de energía se perfila como un factor clave en la transición energética del país, pues en respuesta a la creciente demanda industrial y a la integración de energías renovables, estados como Querétaro y Tamaulipas impulsan proyectos estratégicos para reforzar la estabilidad de sus redes y fomentar el crecimiento económico sostenible.
Se añadió en un comunicado que en Querétaro, autoridades estatales reconocen la importancia de actualizar la capacidad eléctrica para acompañar su dinamismo industrial. Ante este escenario, el almacenamiento con baterías surge como una solución inmediata para amortiguar picos de demanda y optimizar el aprovechamiento de energías limpias generadas en la región.
Y en Tamaulipas avanza decididamente en la consolidación de su liderazgo energético. De acuerdo con datos de la Secretaría de Energía (Sener) en el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional 2024-2038 (Prodesen 2024), el estado mantiene la mayor capacidad instalada en generación eléctrica renovable a nivel nacional y trabaja en fortalecer su infraestructura a través de nuevas inversiones en generación solar, eólica y sistemas de almacenamiento de energía.
El secretario de Desarrollo Energético de Tamaulipas, José Ramón Silva, destacó recientemente que estas acciones permitirán que la entidad se consolide como el principal generador de energía del país, impulsando también el desarrollo de la industria petroquímica en el sur del estadoa, además, mpresas especializadas participan activamente en este proceso.
José Manuel Díaz, presidente de On.Energy para América Latina, afirmó que el almacenamiento “no solo estabiliza la red y gestiona la variabilidad de fuentes renovables, sino que también permite fortalecer la independencia energética a nivel local y mejorar la competitividad industrial”.
La compañía trabaja con gobiernos y sector privado para ofrecer soluciones inteligentes de gestión energética.
Con proyectos en evaluación y ejecución, Querétaro y Tamaulipas ilustran cómo la adopción de tecnologías de almacenamiento puede acelerar la transición energética y sentar las bases para una infraestructura eléctrica más moderna, resiliente y alineada con las necesidades del nuevo entorno industrial.