
Un golpe de Estado silencioso
CONFRONTACIÓN
Qué es más importante para ser gobernador de un estado ser un político avezado con largos reconocimientos y altos estudios en universidades privadas y del extranjero o ser, simplemente, un operador político con educación básica.
En Tabasco se analizan ambas cosas. Adán Augusto López, hoy coordinador de los senadores de MORENA es un político de amplia carrera que pasó de ser subsecretario de Gobierno a la Cámara de Diputados, el Senado de la República antes de ser gobernador y que sus blasones le dan estudios en Francia y el actual gobernador de Tabasco Javier May Rodríguez, un personaje con mínima escolaridad, que se convirtió en un eficaz operador político y fue alcalde en dos ocasiones de uno de los 17 municipios del estado, pero creció para ser en un mismo sexenio, senador, subsecretario, secretario, director de Fonatur y hasta gobernador.
Adán con un francés fluido y May corto de palabras han sido los dos senadores antes de llegar al gobierno estatal uno no fue el gobernador anhelado, al otro no lo dejan trabajar.
La población tabasqueña asediada por la delincuencia y la violencia sopesa las vertientes de los dos políticos. Uno le mete el pie al otro, el segundo reclama airadamente y culpa al primero de ser el responsable de la insólita presencia del crimen organizado en la otrora tierra del Edén.
Ambos se jactan de su cercanía con el fundador del partido en que militan y tienen razón, aunque la relación cercana con la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo la tiene el actual gobernador.
May se la jugó con la candidatura de ella a la Presidencia de la República. Adán le disputó la nominación y puso trabas en su ruta, creyendo que tenía alguna posibilidad de convertirse en el candidato oficial de su partido y quedó en el cuarto sitio de cinco competidores.
El contraste entre uno y otro es abismal, aunque secretamente tienen un hilo conductor que no es precisamente López Obrador y que puede ser el origen de su conforntación. Adán era de maneras finas, aunque ya las cambió y hasta puede convertirse en un troglodita, según lo amerite la ocasión y los reclamos que le hagan. May es sumamente burdo en su trato y carece de formas.
El coordinador de los senadores fue de una forma en su gobierno y cambió radicalmente cuando creyó que había aprendido a volar y se convirtió en otro personaje cuando asumió el control de la Cámara Alta.
May se mantiene fuera del oropel que caracteriza a los cargos públicos y mantiene una sencillez que le permite, por lo pronto, ser arropado por el pueblo.
La disputa por el control de Tabasco se mantiene entre los grupos que encabezan ambos personajes, mientras que la delincuencia organizada avanza notablemente en el territorio.
Ambos culpan al otro de ser responsable de la violencia durante su administración, aunque la acusación de May es más directa y señala los nexos de los operadores de Adán con el crimen organizado.
La población opina que Adán no hizo nada como gobernante. Su máxima obra es un distribuidor vial y May se dice atado de manos, por el desastre dejado por su antecesor.
Los resultados del anterior gobierno están a la vista y se habla de obras fantasmas y de un despilfarro de miles de millones de pesos que ninguna autoridad atendería ante posibles denuncias.
Ahora ya se verá si Javier May es de verdad y puede combatir a la delincuencia organizada y frenar la violencia, ya que al estado le fue conferido el mando único policíaco.
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