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CIUDAD DE MÉXICO, 17 de junio de 2025.- Hasta hoy en día, ocho años después de haber estado en una prisión de Azerbaiyán por siete meses, Alexander Lapshin denuncia que, desafortunadamente, las amenazas y la persecución de ese Gobierno continúan en su contra.
El reconocido periodista y bloguero de viajes concedió una entrevista a Quadratín México para explicar la situación por la que su vida atraviesa desde aquel diciembre de 2016, cuando fue arrestado por fuerzas armadas de Bielorrusia por haber visitado el territorio prohibido de Nagorno Karabaj.
En su visita a la Ciudad de México, Lapshin asegura conocer a algunos políticos en México de quienes omite mencionar nombres, a fin de no comprometer el apoyo que le han brindado.
Me están ayudando desde mi última visita cuando estaba fuera de México. Me reuní con algunos senadores mexicanos y me mantengo en contacto con uno de ellos por WhatsApp”, comenta en entrevista al revelar que incluso fue alertado de tener cuidado en Centroamérica porque Bielorrusia envió una solicitud para que lo arrestaran en caso de visitar Cuba, Venezuela o Nicaragua.
El bloguero de viajes asegura no sentirse seguro en México a causa del Gobierno de Azerbaiyán. Incluso, manifiesta su asombro y vergüenza por el monumento a Azerbaiyán con la estatua de Heydar Aliyev, instalada en el Paseo de la Reforma y posteriormente retirada debido a protestas y controversias.
“Son muchos problemas diferentes, pero México es un país independiente y democrático, así que ¿cómo es que ponen un monumento al dictador?”, critica al compararlo con un monumento a algún narcotraficante en México o al expresidente venezolano Hugo Chávez, pues señala que Aliyev fue alguien que cometió genocidio contra cristianos armenios.
Alexander Lapshin denunció haber visitado la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) y fingió ser un refugiado solo para ver qué pasaba.
“No pude entenderlo. Es como en África, no en la Ciudad de México. Tienes que ir a una zona industrial. Es un lugar no muy bueno, con mucha gente drogada y rodeado de diferentes fábricas. Es muy inseguro. Es una zona muy peligrosa de la Ciudad de México para quedarse, así que cuando llegué allí con mi esposa y mi hija pequeña, corrimos peligro. Era una mafia”, narra.
Al compartir su mala experiencia en las instalaciones de la Comar, del Gobierno de México, Lapshin comentó que intentó tomar fotografías, pero fue amenazado. Asombrado, lamenta que las personas migrantes que buscan asilo en el país tienen que pasar días en espera de la entrevista y para eso necesitan dormir en la calle, sin agua, sin baño, sin comida, simplemente nada.
“La gente vino a mí y me dijo: ‘¿Quieres ir ahora mismo a la entrevista?’. Dije: ‘sí, sí, por supuesto’”, motivo por el cual tuvo que pagar cien dólares sin que tuviera garantías de que ingresaría a la Comar.
Alexander Lapshin se define como un bloguero de viajes y periodista, “así que nunca me interesó la política”. Sin embargo, ha tenido dos atentados contra su vida y en una ocasión casi muere privado de su libertad.
Contra todo fallo de una Corte para obtener su libertad, Lapshin fue extraditado y llevado a una prisión de Bakú, donde permaneció encerrado por siete interminables meses.
Pasé siete meses en la cárcel. Fue solitario. Estaba en una celda pequeña con inodoro de tres metros cuadrados, sin ventanas; era solo un agujero en el concreto, solo el agujero. Sin agua. Me traían el agua en una botella y me permitían la ducha una vez cada 10 días. Hacía mucho, mucho calor, como en México. Solo una vez durante 10 días yo podía ir a la ducha”, comparte.
En su lamentable encierro, el periodista israelí narra que tampoco había televisión ni libros. “Simplemente nada. Pasé siete meses y finalmente me llevaron a los tribunales, y antes de los tribunales, tuve una reunión con el fiscal local y el investigador de la policía, y me dijeron: ‘Mira, tienes que hacerte el culpable por cruzar ilegalmente’”.
Después de tres meses de encierro, a Lapshin le permitieron reunirse con embajadores de Israel en Rusia, quienes le dijeron que su situación era mala. “Estamos tratando de ayudarte, pero dijeron, mira, esto es una venganza personal del presidente de Azerbaiyán”, le advirtieron.
Lapshin lamenta que muchos de los periodistas en Latinoamérica se encuentren en una situación muy complicada. “Creo que, ante todo, debemos apoyarnos mutuamente, porque todos estamos conectados con una parte difícil del mundo”, dice.
Por ejemplo, asegura conocer a miles de rusos que intentan cruzar a los Estados Unidos desde territorio mexicano. “Vienen a México, se quedan aquí y luego intentan irse legalmente a Estados Unidos. La mayoría de estas personas se oponen a Putin, así que si regresan a Rusia, los encarcelarán”, advierte.
Tienen dos opciones: refugiarse aquí en México o intentar irse a Estados Unidos. No es difícil, pero, una vez más, tienen que lidiar con la mafia en la frontera”, indica el periodista israelí Alexander Lapshin. “Ya tomé una decisión”, dice al asegurar que, por lo pronto, no busca asilo en México.