
Polos de Bienestar: el nuevo rostro del desarrollo regional en México
Consumado el secuestro por Morena de las tres ramas del poder público, toca el turno a la libertad de expresión y la libertad de prensa, bajo asedio del oficialismo y su élite política con sus ejemplos no sólo contra los comunicadores y periodistas, sino contra la sociedad toda.
La jefe del Estado no ha manifestado como en su día lo hizo el ex presidente, Zedillo que es mucho mejor todo exceso de libertad de expresión y de prensa.
Cabe recordar que las dos libertades tienen como censor a los ciudadanos y no a la élite del poder.
A la élite política toca proteger la libertad de expresión y la libertad de prensa de los ciudadanos y no perseguirlos con la ley censura que, ahora ejercen también los tribunales electorales contra periodistas y comunicadores.
Es un contexto que da la razón a los críticos del oficialismo, por su perfil y comportamiento autoritarios, dado que cada vez de modo más frecuente son los ciudadanos los paganos de la élite del poder.
La sociedad toda está amenazada y sujeta a posibles sanciones por ejercer la libertad de expresión, por ejemplo en sus plataformas digitales dando su punto de vista ciudadano.
Peor aún: la élite de MORENA ha perdido credibilidad al apropiarse del poder judicial, como instancia resolutora y contrapeso efectivo del conflicto, un elemento connatural del mundo de la política.
Es un conflicto que reclama la intervención de la jefe del Estado, garante de las instituciones de nuestro país, en medio de un contexto agravado por la coyuntura crítica global en general y por la muy tensa relación de México con la administración del presidente, Donald Trump que, recién cumple cinco meses en la élite del poder, (no se olvide).
Del Tintero.
La libertad de expresión y la libertad de prensa es para el ejercicio de los ciudadanos(sus más auténticos usuarios). Son dos libertades fundamentales en todo sistema político abierto, para defenderlas no por los bienes que generan, sino por los males que, gracias a su desempeño contribuyen a impedir, dirá en su clásico, Alexis de Tocqueville.
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Daniel Adame Osorio.