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La importancia de dar la cara
Guste o no, es indiscutible que la conferencia mañanera que tiene el gobierno para
comunicar, desde que Andrés Manuel López Obrador llegó al poder, es una forma de
dar la cara, prácticamente todos los días.
No dejó ningún tema sin responder, ni se ocultó o se ausentó para evadir o eludir
algún cuestionamiento, aunque sus respuestas no siempre dejaran satisfechos a
todos.
Antes de terminar su mandato ofreció que se retiraría de la actividad política, que se
dedicaría a descansar y escribir. Ha cumplido, contra los pronósticos de sus
detractores. Algunos hasta la fecha no han dejado de repetir que sigue siendo quien
ejerce el poder en México.
Ha sido una regla no escrita que los ex presidentes pasen al retiro. Durante la
hegemonía priísta se cumplió al pie de la letra, salvo en el periodo llamado
“Maximato”, de 1928 a 1934 cuando Plutarco Elías Calles conservó el control del
poder a través de Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, lo
que el pueblo describió con la frase: “aquí vive el presidente, pero el que manda vive
enfrente”.
Hubo otro momento en el que se intentó hacer algo parecido, cuando Luis Echeverría
Álvarez creyó que podía seguir moviendo los hilos del poder desde su casa en San
Jerónimo. José López Portillo no dudó en nombrarlo embajador de nuestro país en las
islas Fiji o Fidji, cerca de Australia. Se acabó la calentura. Entendió que su poder se
había extinguido.
Aunque más de uno esté sorprendido, López Obrador ha seguido al pie de la letra la
vieja regla no escrita, en contraste con sus recientes antecesores (Zedillo, Fox,
Calderón y Peña Nieto) que, si bien no influyen en el ejercicio del gobierno en turno,
asumen el papel de opositores para reprobar lo que en su opinión no se hace
correctamente.
Es tal el comportamiento de AMLO que no falta el analista o comunicador mañanero
que pregona que el expresidente “está escondido”, no con el propósito de informar
sino de tratar de incomodar el retiro voluntario del tabasqueño.
Andrés Manuel dio la cara cuando la tenía que dar y ahora lo hace la presidenta
Claudia Sheinbaum Pardo.
Como candidata presidencial y luego como presidenta electa se llegó a dudar que
siguiera con la “conferencia mañanera”. Apostaban a que dejaría de hacerlo para
utilizar otra forma de comunicar. Y si decidía conservarla, la haría más tarde, no tan
temprano ni todos los días.
La conferencia mañanera ha sido exitosa tanto para el gobierno como para la misma
sociedad, porque lo que ve la gente es una presidenta que da la cara, que para nada
se oculta ni elude temas.
Todos los días da la cara porque de lunes a viernes hay “mañanera” y los fines de
semana giras de trabajo.
Es ejemplo para su equipo, para su gabinete, para todos los servidores públicos, para
su partido y sus legisladores.
La Constitución en su articulo sexto señala que al Estado corresponde garantizar el
derecho a la información. Entonces, en ningún caso se justificaría incumplir ese
mandato.
“Estado” involucra a los tres poderes, al ejecutivo, al legislativo y al judicial.
Si la presidenta da la cara, porqué otros y otras, funcionarios y funcionarias, que
también tienen un sueldo que sale de las arcas públicas, tendrían que hacer algo
distinto evitando periodistas y preguntas sobre temas que pudieran parecerles
incómodos o espinosos.
Cualquier servidor público que no de la cara deja la impresión de que tiene algo
vergonzoso que ocultar.
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