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CIUDAD DE MÉXICO, 3 de agosto de 2025.- Ante más de un millón de jóvenes, en su homilía de la Santa Misa en la explanada de Tor Vergata, el Papa León XIV advirtió que "la plenitud de nuestra existencia no depende de lo que acumulamos ni de lo que poseemos, sino de lo que acogemos y compartimos con alegría.
De acuerdo con una publicación de Vatican News, León XIV, ante una explanada vibrante de jóvenes recordó que la fragilidad no es un tabú que se debe evitar, "sino parte de nosotros que no hemos sido hechos para una vida donde todo es firme y seguro, sino para una existencia que se regenera constantemente en el don, en el amor".
En su homilía, el Papa aseguró que el verdadero sabor de la vida no depende de lo que acumulamos ni de lo que poseemos, sino de lo que se acoge y se comparte con alegría, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones.
Una multitud de personas, más de un millón, unos 7 mil sacerdotes, más de 450 obispos, provenientes de todo el mundo, pertenecientes a diversas culturas, participaron, este domingo, en la celebración eucarística presidida por el Santo Padre, en Tor Vergata, con la que se cierra una semana de encuentros, cantos, reconciliación y oración.
“¡Buon giorno a tutti! ¡Buona Domenica! ¡Good morning! ¡Buenos días! ¡Bonjour, Guten Morgen!” Este fue el saludo del Papa León sobre el palco y desde allí invocó la bendición de Dios sobre todos y expresó su deseo de que “la gran celebración en la que Cristo nos ha dejado su presencia en la Eucaristía” sea “una ocasión verdaderamente memorable para cada uno de nosotros”.
Cuando estamos juntos como Iglesia de Cristo, seguimos, caminamos juntos, vivimos a Jesucristo”, expresó el Papa
Días “memorables” en los que, como dijo el Papa, los jóvenes han intercambiado conocimientos, han compartido expectativas, recibido el perdón de Dios y le han pedido su ayuda para una vida buena. Días en los que las inquietudes que llevan a muchos jóvenes a preguntarse “¿qué es realmente la felicidad? ¿Cuál es el verdadero sabor de la vida? ¿qué es lo que nos libera de los pantanos del sinsentido, del aburrimiento y de la mediocridad?”, han tenido una respuesta: “la plenitud de nuestra existencia no depende de lo que acumulamos ni de lo que poseemos” sino de lo que “sabemos acoger y compartir con alegría”.
“Comprar, acumular, consumir no es suficiente. Necesitamos alzar los ojos, mirar a lo alto, a las «cosas celestiales», para darnos cuenta de que todo tiene sentido, entre las realidades del mundo, sólo en la medida en que sirve para unirnos a Dios y a los hermanos en la caridad, haciendo crecer en nosotros ‘sentimientos de profunda compasión, de benevolencia, de humildad, de dulzura, de paciencia”, de perdón y de paz, como los de Cristo”