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CIUDAD DE MÉXICO, 4 de agosto de 2025.- En México mueren de 80 a 90 seres humanos al año por picadura de abeja, cifra que supera las registradas por las punciones de alacrán o mordeduras de serpiente, destacó el investigador del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, Edgar Enrique Neri Castro.
A esa problemática contribuyen dos situaciones: que las personas alérgicas sufran una reacción severa, como un shock anafiláctico; y que se presenten picaduras masivas -de 70, 100 o más abejas- donde la cantidad de veneno complica su atención.
El doctor en Ciencias forma parte del grupo de trabajo del investigador Alejandro Alagón, también del IBt, quien desarrolla el proyecto Venenos y antivenenos 30-30-45 que, entre otras acciones, promueve la difusión de conocimientos en la materia generados en esta entidad universitaria dirigido a médicos, paramédicos, personal de protección civil y bomberos del país.
El universitario abundó que de las serpientes venenosas que hay en México, solo 20 por ciento pueden ocasionar daño. Encontrarlas es complicado porque tienen hábitos nocturnos o crepusculares.
“Los accidentes suelen ocurrir cuando las personas trabajan en el campo y, al levantar una piedra, la serpiente que estaba escondida percibe una amenaza y reacciona en defensa propia”, refirió.
Hay registros de que anualmente ocurren cerca de cuatro mil envenenamientos y 34 muertes, en promedio, por mordedura de estos animales.
Sin embargo, las cifras podrían estar subestimadas porque hay quienes no acuden a los centros hospitalarios, pues les quedan lejos; se carece de acceso a internet y no son registrados; en algunos casos recurren a tratamientos o remedios con plantas y/o extractos que no son efectivos y solo retrasan la atención médica adecuada, lo que puede agravar los cuadros clínicos.
Aseguró que nuestro país es excelente productor de antivenenos a nivel mundial y el científico Alejandro Alagón ha diseñado y mejorado gran parte de ellos.
Hasta hace aproximadamente una década, comentó, el conocimiento sobre los venenos era limitado, pero se ha avanzado significativamente en su caracterización. Esto ha permitido comprender mejor los cuadros clínicos que se presentan en los hospitales y evaluar la eficacia de los antivenenos para neutralizar los efectos de las sustancias tóxicas.