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PT y Verde necesitan la alianza
Tanto el PT como el Verde saben lo redituable que ha sido en su historia ir en alianza
a las competencias electorales. En la actualidad tienen la representación que nunca
imaginaron en las cámaras legislativas.
Por eso, para nada estarían considerando ir solos en los comicios de 2027, en la que
estarán en juego 17 gubernaturas y la Cámara de Diputados; mucho menos en la
elección presidencial de 2030.
Saben que competir por su cuenta, podría llevarlos al fracaso y poner hasta en riesgo
el registro.
Necesitan de Morena, el partido mayoritario.
Morena también necesita de ellos, porque de otra manera tendría más complicado
mantener la mayoría calificada en el poder legislativo, indispensable para las reformas
constitucionales.
Los tres reconocen la importancia de ir aliados. Después de los logros alcanzados, a
estas alturas no harán nada que amenace lo avanzado en la política nacional. Si en el
camino surgen diferencias, buscarán la forma de remontarlas antes que colocarse en
una situación que favorezca a opositores.
En el caso del Partido del Trabajo, si bien en el origen de su nacimiento estuvo
involucrado Raúl Salinas, hermano del expresidente Carlos Salinas, su dirigente
Alberto Anaya, con su activismo y habilidad ha conseguido dejar en el pasado esa
imagen.
Anaya ha encabezado al PT desde su fundación en 1990. Su liderazgo está
consolidado. Entre los petistas no se ha visto que alguien haya movido hilos para
reemplazarlo. Ha sido senador y varias veces diputado. Recientemente perdió a uno
de sus mejores cuadros, Gerardo Fernández Noroña quien decidió cambiar de
camiseta y ponerse la guinda.
Salvo el reproche que por ese motivo le hicieron petistas a Noroña, su salida no
provocó ningún quebranto en dicho partido. Anaya sigue firme en la dirección. Su
larga experiencia política le ha permitido aprovechar las alianzas, a pesar de que su
partido sea pequeño.
Sus votos en el terreno legislativo se han vuelto muy apreciados por la fuerza
mayoritaria. Aunque uno sea grande y otro chico, se complementan a la hora de
aprobar reformas y ganar elecciones en los estados.
Anaya también sabe que la alianza con Morena le garantiza la preservación del
registro, presencia legislativa y el financiamiento público. A los dos les conviene seguir
aliados.
Por lo que hace al Partido Verde Ecologista de México (PVEM), si bien en el papel la
dirigente nacional es Karen Castrejón, no es ningún secreto que la última palabra la
tiene Jorge Emilio González Martínez.
Cuando su enfermedad se complicó, corrieron versiones de que el ahora senador
Manuel Velazco pretendía relevarlo del mando del partido verde. Nunca sucedió
porque los tratamientos médicos lo ayudaron a retomar las riendas de su
organización. No se hace nada sin su autorización, aun cuando no ocupe ningún
cargo público ni sea integrante del comité ejecutivo. Todos saben que “El Niño Verde”
es el jefe.
Sin dar la cara como lo hacía cuando era legislador o el formal dirigente, controla su
organización. Además, de esa manera evita que adversarios le revivan viejos
escándalos, que le han dejado experiencia para sortear adversidades y servido para
fortalecer su mando.
Por supuesto que Jorge Emilio tiene claro lo que significa mantener la alianza con el
partido guinda. La va a cuidar.
En cuanto a Morena, desde arriba hasta abajo, reconocen que en estos tiempos lo
mejor es conservar la alianza.
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