Quadratín, referente de periodismo crítico, plural y veraz en Chihuahua
MÉXICO DF, 1 de octubre de 2014.- El país no cambió con el Movimiento de 1968, todo lo contrario, aumentó la represión, recordó Pablo Gómez, líder del movimiento estudiantil en entrevista con Quadratín México.
“Fue hasta después del gobierno de Luis Echeverría, ya con José López Portillo que bajó la represión y entonces se reconocieron derechos de nuevos partidos, derechos de manifestación, se abrió la radio y la televisión a los nuevos organismos políticos, se compartieron en tiempos del estado posturas de nuevos partidos”, comentó el político de izquierda.
Pablo Gómez Álvarez fue presidente de la Sociedad de Alumnos de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el año que comenzaron las movilizaciones que llevaron a los estudiantes a manifestarse el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, por lo que pasó a formar parte de los presos políticos, permaneciendo en prisión hasta abril del 1971, integrándose nuevamente a la lucha estudiantil, que derivó en El Halconazo.
El pliego petitorio de aquel movimiento de la juventud mexicana demandaba entre otros puntos, libertad de todos los presos políticos, la derogación del artículo 145 del Código Penal Federal, que prohibía la propaganda política “que afecte el reposo público o la soberanía del Estado Mexicano”. Es decir, pugnaba por la libertad de expresión; se exigía la desaparición del cuerpo de granaderos; la destitución de los jefes policiacos Luis Cueto, Raúl Mendiolea y A. Frías; indemnización a los familiares de todos los muertos y heridos del conflicto y el deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos sangrientos.
En este sentido, aseveró Gómez, los cambios no han terminado y apenas van a la mitad, ya que el país se encuentra a medio camino de cumplir las demandas del 68 y lejos de avanzar, de vez en cuando se enfrenta a hechos regresivos.
“Los asesinatos que vive el país, represión de movimientos sociales, disparar contra manifestantes, represión a medios electrónicos y la incertidumbre en torno a la vinculación de las consultas populares, porque no sabemos si se van a respetar las decisiones del pueblo, las esos son algunos de los desafíos que se mantienen en el país 46 años después de nuestro movimiento”, puntualizó el perredista.
Gómez Álvarez, miembro del ya extinto Partido Comunista Mexicano, diputado por primera vez en 1979 de mano de la Coalición de Izquierda, además fue presidente del Partido Socialista Unificado de México y nuevamente diputado federal del primer grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática en el que fungió como vicecoordinador y de 1991 a 1997 formó parte de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Durante la 57 y 59 Legislatura en la Cámara de Diputados, volvió a ser diputado del PRD por el Distrito Federal, siendo su oposición al Fobaproa y al rescate bancario su principal logro en el Congreso y finalmente en la 61 Legislatura del Senado de la República ocupó una de las curules del sol azteca.
Con estos antecedentes, el ex legislador llamó a los jóvenes que marcharán este jueves, a que el recuerdo de la matanza del dos de octubre los lleve a plantear objetivos actuales, no limitarse a la remembranza, sino a los objetivos democráticos de ahora, como los retos de una reforma política que resuelva objetivos democráticos de fondo, no como la iniciativa recién aprobada, la cual calificó como ´una tontería´.
“Lo que quedó fue una reforma política limitada, sin objetivos de fondo y ahorita estamos metidos en los nombramientos de los organismos locales y vemos que representantes del PRI están encabezando estos consejos”, resaltó Gómez Álvarez.
MANIFESTACIONES DEL IPN NADA QUE VER CON LAS DEL 68
De acuerdo con el dirigente estudiantil del 2 de octubre de 1968, las movilizaciones protagonizadas por estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, no tienen punto de comparación con los vividos hace más de cuatro décadas, ya que las demandas son distintas, se viven en contextos opuestos y en un México completamente diferente.
“Nada que ver. En el 68 el movimiento fue por las libertades democráticas de México, no buscábamos la democracia de la Universidad, nosotros queríamos la democracia en el país”.
Según Gómez Álvarez, entonces Méxicio era mucho peor que ahora, y es decir bastante, sentenció al recordar su detención en el edificio Chihuahua, sitio donde aquella tarde del 2 de octubre de 1968 se instaló la tribuna del mitin.
“Fui detenido en el quinto piso cuando comenzó la detención arbitraria del Ejército, tuve miedo y corrí, estaba yo en el tercer piso cuando me alcanzaron, en ese momento tuve miedo, pensé, cúbrete y salva la vida si se puede”, rememoró y resaltó:
“El IPN tiene dos grandes problemas políticos, el primero es que no hay participación de la comunidad en las decisiones más trascendentales y sigue siendo una institución de Educación Superior que depende del gobierno y es dirigida por el mismo, por lo que carece de autonomía, circunstancia que tiene que resolverse pronto”.
Y remató: “El Congreso de la Unión debería expedir una Ley de Autonomía del IPN y este a su vez en el ejercicio de su autonomía debería construir un estatuto orgánico a través del cual las decisiones principales fueran tomadas por estudiantes y profesores, eso es lo que está faltando”.