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MÉXICO, DF., 22 de julio de 2014.- Amnistía Internacional exigió este martes al Estado mexicano la inmediata liberación del migrante hondureño Ángel Amílcar Colón, a quien declaró “preso de conciencia” y se encuentra preso “injustamente” en territorio mexicano, desde 2009, en una cárcel de Nayarit.
Perseo Quiroz, director de Amnistía Internacional región México, hizo un llamado a los 3.2 millones de activistas en el mundo para igualmente exigir al Estado mexicano la liberación de este hondureño de origen garífuna «criminalizando y torturado en México por su condición de migrante y origen étnico».
«El día de hoy Amnistía Internacional declara a Ángel como preso de conciencia y exige al Estado Mexicano su inmediata e incondicional liberación. Asimismo hemos emitido una acción urgente en la que hace un llamado a todos sus activistas alrededor del mundo a favor de Ángel».
Denise González Núñez, encargada del área internacional del Centro de Derechos Humanos Agustín Pro, explicó que la detención de Ángel Amílcar Colón se dio en Tijuana, en marzo de 2009, luego de que éste arribara a territorio mexicano como migrante, e intentara viajar hacia Estados Unidos.
Allá un traficante de personas le mintió al prometerle que tras el pago de 3 mil dólares lo cruzaría hacia Estados Unidos.
Sin embargo al registrarse un operativo de policías federales en la zona, Ángel Amílcar intentó huir lo que generó que los elementos policiacos lo detuvieran y lo confundieran con un integrante de la delincuencia organizada.
«A partir de ese momento Ángel es víctima de tratos crueles e inhumanos, y posteriormente de tortura. Le quitaron la camisa, le quitaron la cartera, en la que traía 5 mil dólares y la foto de su esposa e hijos, lo obligaron a subir una loma de rodillas, más de 500 metros, todo el trayecto fue golpeado con puñetazos”, relató.
Además permaneció 15 horas detenido en distintas instalaciones de la Policía Federal, «lo metieron a un baño en donde Ángel percibió que había sangre y orines en el piso, y ahí los policías le colocaron varias veces una bolsa en la cabeza y no se la quitaban hasta que Ángel se desmayaba».
Finalmente su esposa, Yulia Alexandra Baltazar, conmovida hasta las lágrimas expresó: «le pido a la autoridad mexicana que le dé a Ángel el derecho de ser libre».