Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
Contrario a lo imaginado, los nuevos ricos son muy discretos. No exhiben riqueza ni presumen activos. Desdeñan desfilar como triunfadores y difundir sus datos personales y empresariales. Rehúyen a los reflectores y desconfían de los empleados que no quieren vacaciones y se inmiscuyen en todos los procesos empresariales. Sí. ellos son los empresarios del nuevo milenio. A diferencia de sus pares de otras generaciones, no poseen una lista de grandes activos que se deprecian con el tiempo, como maquinaria o transportes. Ellos basan sus compañías en ideas.
Mauricio Halife, doctor en Derecho por la UNAM, asegura que ahora la riqueza empresarial la representan intangibles como marcas, patentes, diseño y secretos empresariales como fórmulas, procesos, bases de datos, conocimiento del mercado y otros datos sensibles.
La protección de los secretos empresariales se realiza mediante protocolos jurídicos, medidas contractuales y depósitos periódicos de información sensible. Sólo así es posible salvaguardar la información clave en entornos altamente competitivos, dice el catedrático del Instituto de la Propiedad Intelectual y Derecho de la Competencia (IPIDEC).
Halife dice que más que desconocimiento de la propiedad intelectual se tiende a reaccionar más que prevenir, lo que genera incrementos de hasta 1,000 por ciento en los costos.
Paradójicamente, asevera el autor de más de 20 libros de propiedad intelectual, el costo de protección de una marca es de 600 pesos en promedio al año, es decir, el costo es muy bajo si consideramos los beneficios que ofrece.
Ahora, un empresario puede registrar una marca directamente, pero para registrar una patente requiere un abogado especializado, por lo que conviene recurrir a las asociaciones profesionales e incluso buscar en Internet para conocer currículum y obra escrita del abogado que pretende representarlo. También es conveniente recurrir a clasificaciones profesionales como Management Intelectual Property que mediante encuestas a los mismos abogados determina quiénes son los mejores.
Perder todo
¿Cuál es la pesadilla empresarial? Perder su marca. Si no está registrada o pierde el registro, Halife asevera que se pueden generar tres situaciones:
1. El empresario se vuelve acreedor de una función administrativa. Las multas son millonarias y se niega el permiso de continuar las ventas.
2. Se genera una demanda por daños y perjuicios y el daño mínimo suele ser del 40% de todas las ventas.
3. Se denuncia por delito de falsificación de marca. Esto implica 10 años de cárcel.
Paradójicamente las consultas en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial son abiertas y la consulta en línea demora 28 segundos, dice Halife.
Ya que hablamos de pesadillas empresariales, imposible dejar pasar el tema de piratería.
“Aquí reconocemos dos vertientes. La burda en la que se engaña a los consumidores y la sofisticada en la que ¿se explota ilegalmente una marca, generalmente extranjera. Este tipo de marca, según el catedrático de IPIDEC, tiene litigios que pueden postergarse hasta ocho años”.
Cada año, la piratería aumenta 300% en relación al año anterior y las causas son multifactoriales, dice Halife. “En este delito encontramos negligencia, protección, falta de voluntad política en los tres sistemas de gobierno…no existen capacitación fiscal a los empresarios, educación en propiedad industrial y derecho a los consumidores, capacitación en patentes…tampoco se sigue la ruta del dinero porque no hay interés en hacerlo”.
Aún más, Halife anota la inexistencia de bases de datos en piratería y la continuidad de una práctica caduca: “se castiga al eslabón final de la cadena, no a los grandes delincuentes. Y en piratería se presupone que existe hasta dentro de las mismas empresas para generar mercados alternos y ventas que no pagan al fisco”, define el Doctor en Derecho.
Ante esto, Mauricio Halife dice que los empresarios pueden armar un botiquín de primeros auxilios que contengan:
1. Registrar la marca ante el IMPI
2. Realizar inventario de la información sensible, los elementos de creatividad susceptibles de explotación y/o plagio como los nombres de dominio y páginas e Internet
3. Mapamundi, porque la protección de marca es territorial y el empresario debe saber en qué mercados opera para tomar las mejores decisiones.
Finalmente, Halife dice que los abogados del futuro deben dominar muy bien la propiedad industrial y derechos de autor. “Es una materia crucial en la era del conocimiento”.