Corrupción neoliberal
No obstante, la imagen de un artista en el ámbito empresarial genera dos respuestas inmediatas: abierto rechazo o entusiasmo. La aceptación la establecen pintores, escultores, músicos, escritores, arquitectos o fotógrafos, pero quienes tienen profesiones más convencionales lo consideran improcedente.
Se requiere dar a conocer el poder y las cualidades de un artista, así como sus habilidades de trabajar a la vanguardia de las tendencias, generar una relación interdependiente con el negocio y destacar su gran capacidad de improvisación creativa para que comiencen a apreciarlo en el mundo corporativo.
Esto no es utópico: en el marco de cualquier profesión o sector, una de las características primarias del liderazgo es el deseo de trabajar en el límite entre lo conocido y lo emergente. De esta visión se desprende una interacción posible entre el mundo empresarial y el arte.
La creatividad es clave para propiciar oportunidades de crecimiento y lograr las mejores prácticas de negocios. Innovar, que es una acción crucial en cualquier organización, es la característica más sobresaliente de la actividad artística.
Ahora, ¿cómo involucrar el arte en la empresa? Un punto de vista simplista es limitarse a que los artistas decoren la entrada de la oficina u opinen sobre el envoltorio de los productos.
La verdadera contribución, sin embargo, es darse cuenta que se trabaja con personas de trasfondos distintos y metodologías diferentes. Los artistas encontrarán soluciones y posibilidades que otros no pueden ver en los mismos problemas. Esto va más allá de la conformación de equipos multidisciplinarios, pues implica alejarse de las metodologías convencionales para abrazar puntos de vista insólitos.
El mayor éxito es cuando el artista consigue introducir metodologías nuevas en la empresa o formas diferentes de hacer las cosas. En otros casos, es presentarle al empresario un mundo que desconoce y que le hace comprender que el potencial de sus productos va mucho más allá de lo que imaginaba.
Extender la visión tradicional y romper barreras ortodoxas es lo que se requiere para enriquecer el ambiente empresarial.
Ahora, la incorporación del arte en la empresa no debe restringirse sólo a que exista un artista en el departamento de Investigación y Desarrollo, por ejemplo, o que se establezca una alianza estratégica con una firma cultural o a que se invite a un artista a que deambule en las áreas de mercadotecnia o servicio al cliente para ver “que se le ocurre”. Puede ser enriquecedora alguna de las experiencias citadas, pero se requiere una cultura de innovación continua. De lo contrario, cualquier iniciativa de cambio no prosperará.
Es conveniente, entonces, incorporar el arte como parte del ambiente cotidiano de negocios y no mediante una injerencia directa al principio. La inmersión paulatina del arte en la empresa puede desencadenar muchos proyectos creativos y una tendencia natural a la creatividad y experimentación. Por ejemplo, es posible emplear el arte en los programas de capacitación corporativa, en los procesos cotidianos de generación de ideas y soluciones y en áreas tan diferentes entre sí como en la comunicación, ventas y logística de la empresa.
El enfoque cultural incide en la rentabilidad de una firma. Perspectivas diferentes generan ideas no sólo para la innovación y extensiones de línea, sino para la resolución de problemas diversos a lo largo de la cadena de producción-distribución, por ejemplo.
En este momento, no existe aún un rubro del estado de resultados donde se mida la integridad de los empleados, planes de sucesión que aseguren la conducción del negocio a mediano y largo plazo, satisfacción y lealtad del cliente, innovación, prestigio de las marcas y la atracción y retención del talento.
Ante esto, el arte es algo tangible y sus implicaciones en el desempeño corporativo son reales y significativas.
No en vano, investigaciones recientes concluyen que las empresas que demuestran altos resultados en áreas como adaptabilidad, consistencia, compromiso del personal, claridad en la visión e involucramiento de los líderes, generan mejores resultados en términos de rentabilidad, crecimiento y valor para los accionistas. La ética y el arte son materias que dan cuenta de esto.
Escritora y periodista