Itinerario político
El arte se vive
El arte se vive. Está en nuestras casas e imaginación. En las calles de las ciudades y bajo el cobijo del cielo en un llano yermo o sembrado en nuestros campos. En los diálogos con nosotros y nuestros santos de yeso pintado. Está en la almohada, la mecedora y también en la alacena. Colgado de las lámparas, en las declaraciones de amor, las oraciones a viva voz o en el silencio más denso. Y también en las mortajas. Está en el cielo y la tierra, en el aire de mayo y en el fuego sobre el que se cuece la avena.
El arte está incrustado en las piedras, sobre las tapias, en la sala y en hasta en inhóspita consciencia. El arte sí, salió de las rígidas sacralizaciones y de los templos anduvo hasta las baldosas que pisamos todos los días. Dejó de estar en la pila bautismal y se atrevió a caminar conmigo debajo de mi chal.
Porque el arte no se preserva ya en museos e iglesias. Se posa por doquier, porque sabe que su misión es acompañar la vida…y la muerte que es vida nueva, no quedar inmóvil y ajeno, lejos de los ojos de los niños, inertes en mausoleos e iglesias que nadie visita.
Los creadores, los artistas, también requieren título a parte. No son ya los sacerdotes de los tiempos modernos, tan cercanos y lejanos al pueblo. Ellos son expresiones vivas de anhelos, expectativas y quimeras de la gente del terruño que pisan.
El poder creativo no está enredado en imposibilidad o elección divina. Es voz, canto, palabra que se escucha en calles, glorietas y avenidas. Es la multisensorialidad que brota de la muchedumbre, es la divergencia que habita en los seres, que mueve las cosas.
Arte: ¿Quién tanto te amo o temió que te enterró vivo, sin gloria ni honra? Pero aquí estás, con la policromía de tu gente, con una cultura que es urdimbre a costumbres nuevas, con una esencia que no se apaga, con tu espíritu que campea en diferentes escenarios y se jacta de su suerte y si, también del correr de las horas, porque eres inmediatez y presente.
Y hoy aquí, propongo un brindis al artista que se preció de ser niño y redescubrió rutas olvidadas y se prometió seguir por otras veredas hasta encontrar finalmente su esencia.
Que el arte vivo, el que entiende y conmueve a la gente, no se apague. Que prosigan sus himnos, que se cuele en las paredes de gente de la región, que permanezca siempre. Porque el arte es expresión de vida…
Esta era, la de la convergencia y globalización, es también la del arte libre. De una manera casi imperceptible se aleja de los lugares de culto y clasismo para volverse expresión viva, candil de las calles, luz en penumbras o en la obscuridad absoluta.
Inicia el acercamiento a la gente con museos itinerantes y esas expresiones “raras” de las instalaciones. Una forma de decirle a todos “ven, soy tuyo. Me entiendes”. Después se desplazó a ferias y convenciones. Más tarde en subastas. Hoy campea en las redes sociales.
El arte siempre estuvo aquí, pero lo creíste inaccesible. Hoy tienes la oportunidad de tenerlo cerca, dentro de tu vida, porque tú mismo eres un creador de nuevas realidades. Nadie que crea en un dios puede no ser artista. Nadie que abrace a un niño puede estar lejos del espíritu que genera belleza por la belleza misma, porque el arte más que testificar una realidad, es una expresión de belleza del mundo y para él. Que el arte cubra tu vida, llene oquedades, transforme tu percepción de la realidad.