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Libros de ayer y hoy
Noviembre es un mes de recuerdos. De ocaso y otoño. Tiempo de días breves y noches largas, calles llenas de sombras, cajones que resguardan objetos amados y muchas veces absurdos: una flor, algunas palabras, llaves que no abren nada, muñecas desmadejadas, un mapa del tesoro, reloj sin manecillas…
Noviembre es recapitulación y el mes perfecto para resurgir de las sombras y ser lo que siempre quisimos ser. Es el tiempo de entregarle realizaciones a nuestro niño interior.
¿Qué sueños cumplimos, cuáles abandonamos y otros quedaron colgados indefinidamente? Ahora que el crepúsculo llega más rápido, que la obscuridad aparece a las siete de la noche y existe la posibilidad de resguardarnos del mundo y sus luces, aparece un espacio de introspección. Puede que sea de disfrute, pero también puede aparecer avasallador e intimidante. Se abre el diálogo con uno, el soliloquio tantas veces aplazado…
¿Qué te dirás de tu paso por la vida, que misión recordaste al pasar los años, que aprendiste, qué legados das ahora? Llena de ruidos y sombras cada minuto, acuéstate hasta exhausto, pero esas preguntas te perseguirán cada minuto.
Es noviembre, el mes que inicia con la conmemoración de los muertos, el mes que te lanza de lleno a los recuerdos. No es fortuito, muerte es vida, y al enlazarte mentalmente con tus raíces se abre la oportunidad de reencontrarte, de mostrarte que tus pasos en esta existencia no están truncados ni te encuentras perdido. Dentro de ti está una brújula certera para andar por la vida: tu felicidad.
No es hedonismo. En la medida que haces lo que te hace feliz honras tu esencia e individualidad. La felicidad no es cascabel ni alborozo. Es un sentido íntimo de integridad y armonía. No procede de nada externo, ni de personas o situaciones. Emerge de la propia percepción del mundo, está arraigado en las convicciones más profundas, en las oraciones más convincentes.
Noviembre es una llamada, impostergable y preciosa: reencontrarte, permitir que cada instante de tu vida se llene de sentido, que cada acción que realices, incluso la respiración, se llene de significados y comprendas dos verdades: eres único en el universo y lo que vienes a dar a esta vida sólo tú puedes hacerlo.
Bienvenido al noviembre de tu vida, al principio de la existencia consciente.