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Juego de ojos
Los periodos del duelo no existen. Es mentira que el dolor se vaya, que un día se extinga el hueco de las grandes pérdidas. La ausencia persiste, forma cicatrices, queda en el mapa del cuerpo, se graba en la memoria y regresa, a veces, muchas veces, en forma de añoranza pero también como oquedad que envuelve.
En una sociedad en la que rendimos tributo al hedonismo en todas sus envolturas y formas, el llanto nos espanta, la tristeza nos hiere y tratamos de ocultarla.
El consejo común es no llores. Y tienen razón, no llores cuando pierdes algo material, un título o empleo.
No llores cuando la sinrazón se instale en tu casa, ni cuando pierdas cualquier símbolo falso de poder. No llores por tu estatus ni por el ego molido. No por relaciones pasajeras o falsos amigos. No porque el amante dejó de besar tu piel. Por eso no. Vivirás experiencias nuevas. Pero escucha: debes llorar por tus muertos. Por ellos si porque son parte de ti y de tu vida.
Llora por los seres amados que se fueron. Llora porque se vale sentir tristeza y despedir. Es conveniente decir a tu cuerpo, mente, espíritu y mundo que dejar de compartir este plano con un ser significativo y hermoso, que es parte esencial de lo que eres, te duele. Que hubieras dado todo para que no se fuera, por irracional y utópico que esta declaración sea.
Si. La tristeza es parte de la vida. Negarla no la extinguirá. Crecerá por dentro y estallará o seguirá oculta y será una tristeza subterránea y obscura que apague tus días, aparentemente de manera incomprensible y absurda. Llora a tus deudos amados que dejaron este mundo, pero también a ti mismo, para respetar tus propios sentimientos.
Cuando se acepta la tristeza también la felicidad entra de lleno en tu casa y vida. Cuando vives el dolor sabes que también podrás hacer de la felicidad un regalo a quienes amas.
Hoy y cada día venero con mi vida a mis muertos. Tengo las manos llenas de caricias, pero también dedos que sienten la ausencia, garganta con cantos nuevos pero también “te amo” atorados. Y si, en este tiempo, a punto de aparecer la primavera, hoy recuerdo a mis padres y abuelos. Hoy está en mi percepción y presente mi bendita familia en el cielo. Hoy con palabras rindo tributo a mis muertos.