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MÉXICO, DF, 27 de junio de 2014.- Hace cuatro décadas casi todos los gobiernos en América Latina (AL) eran autoritarios y sólo Colombia, Costa Rica y Venezuela elegían con regularidad a las autoridades públicas mediante procesos electorales libres, abiertos y competitivos. Hoy, pese a sus carencias y déficits, la democracia es la forma mayoritaria de gobierno en la zona.
De acuerdo a un comunicado de prensa, no obstante, la situación es paradójica, pues es la única región integrada por gobiernos con estas características en casi todos los países, pero amplios sectores de su población tienen un nivel de vida por debajo de la línea de pobreza.
“En América Latina la distribución del ingreso es la más desigual, las tasas de homicidios las más elevadas y sus niveles de corrupción están entre los más altos del mundo. En ninguna otra parte se da esta combinación, lo que repercute en la calidad política y de vida”, abundó Daniel Zovatto, director regional para AL del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional).
“Asistimos, en el plano global y regional, a un cambio de época más que a una época de cambios”, señaló en la conferencia magistral El estado de la democracia en América Latina, que abrió el Seminario Internacional Derechos Políticos, Instituciones Electorales, Sistema de Gobierno y Democracia, organizado por el IIJ en colaboración con los institutos Iberoamericano de Derecho Constitucional (IIDC) y Nacional Electoral (INE), el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos Electorales (Fepade) y el IDEA Internacional.
“Como advierte Alain Touraine en El fin de las sociedades, la transición del capitalismo industrial al financiero y especulativo ha vuelto inservibles —al vaciarlas de contenido— a casi todas las categorías políticas sociales del pasado: Estado, nación, democracia, clase, familia, las cuales nos ayudaban a construir la sociedad, pensar en sus prácticas y gobernar”.
Al respecto, añadió que la World Values Survey (Encuesta Mundial de Valores) revela un crecimiento del consenso en la importancia de las libertades individuales y la igualdad de género, así como en la intolerancia al autoritarismo, que explica la insatisfacción generada por los sistemas políticos y las instituciones gubernamentales.
“Una de las características centrales del proceso democratizador en AL son los desajustes entre política y sociedad”, explicó.
Sobre este punto indicó que, en las últimas décadas, estas discrepancias (y las crisis de gobernabilidad que las acompañan) condujeron a los países de la zona a una agenda de reformas constitucionales, políticas y electorales dirigidas a equilibrar, ajustar y sintonizar sus sistemas con realidades sociales dinámicas y las exigencias de la ciudadanía, que demanda más y mejores niveles de representación, participación, eficacia de gestión, transparencia y rendición de cuentas.
“En resumen, la región puede mostrar, por primera vez en su historia, 35 años de gobiernos democráticos, con algunas salvedades. Sin embargo, persisten las desigualdades, los indicadores elevados de pobreza, así como debilidad institucional y altos niveles de corrupción y violencia —en buen número de países—, lo que ha producido un aumento de la insatisfacción hacia las autoridades”.
En otras palabras, AL ha construido una democracia de mínimos que ha durado tres décadas y media por primera vez en su historia. Ahora, añadió, el reto es construir una de calidad, incluyente, gobernable y sostenible.
En la inauguración, César Astudillo, del IIDC, afirmó que en las últimas tres décadas se han intensificado los procesos de transición y consolidación democrática en la región a partir del reconocimiento y la protección de los derechos de participación política-electoral de los ciudadanos; el impulso de sistemas de partido cada vez más plurales, representativos y competitivos; el fortalecimiento de una institucionalidad en el rubro, asentada en las máximas de independencia, imparcialidad y especialización, y la paridad de condiciones para la competencia entre candidatos.
“Esto ha dado como resultado el perfeccionamiento incesante de la arquitectura institucional que acompaña a estos procesos”.
Por su parte, Diego Valadés, investigador del IIJ, destacó que así como hace 40 años los problemas que aquejaban al hemisferio se referían a la presencia dominante de regímenes militares, hoy el énfasis está en los derechos políticos, las instituciones electorales, los sistemas de gobierno y la democracia.
“Esta agenda denota que los sistemas abiertos están siempre en movimiento. Los únicos que se detienen son los autoritarios, para los que la clave está en no modificar nada, los otros tienen como eje el cambio”.
En tanto, Luis Raúl González Pérez, abogado General de la UNAM, indicó que la nación siempre ha contado con su Universidad en los momentos decisivos de su devenir.
“En el actual no podría ser la excepción. Su convocatoria y participación en este encuentro académico así lo evidencia. Desde diversas modalidades de sus funciones sustantivas, la Universidad contribuye al fortalecimiento y revisión de los princip