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MÉXICO, DF, 29 de noviembre de 2014.- La mayor parte del agua que llega a las casas de la ciudad de México es de buena calidad y apta para el consumo humano, afirmó Ramiro Rodríguez Castillo, investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM. No obstante, hay áreas como las márgenes de la zona lacustre en las que el recurso presenta compuestos de azufre, aunque en realidad no se usa en sitios habitacionales, sino en la agricultura, dijo.
La Máxima Casa de Estudios, informó a través de un comunicado que en delegaciones como Iztapalapa, Milpa Alta y Gustavo A. Madero se debe tomar en cuenta la geología de la región, porque las capas del acuífero contienen materia orgánica. “En estudios recientes encontramos que ahí los valores de los elementos son cercanos a los que marca la norma”.
Si algo ha cuidado el Gobierno del Distrito Federal (GDF) es la calidad hídrica, pues hay cloración y se invierte en análisis, pero una es el agua que llega a los grifos de las casas y otra la del interior, es decir, la de cisternas y tinacos, advirtió el especialista.
Ésta se deteriora en el ámbito doméstico al pasar por esos depósitos porque normalmente están descuidados y expuestos a la contaminación ambiental, además de que en estos receptáculos suelen caer insectos, animales y basura, destacó.
Hay mucha desinformación y la gente piensa que por ser la urbe más poblada la basura generada va al subsuelo y contamina el recurso. Lo que no se sabe es que el líquido se mueve lentamente y, por ejemplo, el extraído de un pozo de la colonia Roma puede ser el filtrado de una lluvia de hace décadas. Esto quiere decir que la de ayer no llega hoy al acuífero y mañana es retirada para su consumo; no es algo inmediato, aclaró.
Esta situación ha ocasionado un incremento en las ventas de agua embotellada (como país estamos cerca de ser su primer consumidor per cápita a nivel mundial), no tanto por su escasez o mala calidad, sino porque ha sido una estrategia fomentada por las compañías que ofertan este producto. Además, se vive un contexto de pánico porque nos dicen que se va a acabar, como si los consumidores fuéramos los responsables totales del recurso.
La población debe saber que la calidad no depende sólo de las zonas, sino de la profundidad de los pozos, porque si éstos tienen más de 100 metros el recurso puede ser favorable, en razón de que el filtrado representa un sistema de autodepuración, aseveró.
Es deseable que se entienda que hay un problema en el abasto, pero los consumidores urbanos no somos los únicos responsables, pues el 80 por ciento del líquido se ocupa en la agricultura, concluyó.