Acusa migrante a subsecretaria de Migración de no denunciar maltrato

MÉXICO, DF., 24 de junio de 2014.- El nicaragüense Elvis Ariel Garay, de 23 años –uno de los migrantes que integran la Caravana del Diálogo, encabezada por el padre Alejandro Solalinde–denunció que la actual subsecretaria de Población, Migración y Asuntos Religiosos, Paloma Guillén Vicente, le pidió no denunciar una serie de vejaciones sufridas en su contra por integrantes del Instituto Nacional de Migración, el año pasado.

Refirió que fue a fines de 2013 cuando sostuvo un encuentro con la funcionaria de la Secretaría de Gobernación.  Cuando le confió la serie de agresiones que había sufrido de parte de agentes de Migración. Ella me dijo que «me estaba enfrentando a un monstruo. Que pensará muy bien las cosas, y si yo lo sacaba esto a la luz pública, y los denunciaba me estaba enfrentando a un monstruo y que eran muchos contra mí solo».

Y prosiguió: “Me prometió  documentos, me prometió integridad, a cambio de mi silencio… Y nada”.

Tras concluir un encuentro privado entre el padre Solalinde y María Eugenia Baltodano, la cónsul nicaragüense, Elvis Ariel Garay, relató que fue a fines de julio del 2013 cuando fue detenido en el Distrito Federal por agentes del Instituto Nacional de Migración y puesto en custodia por 45 días, en las instalaciones de la Estación Migratoria de Iztapalapa. Él había arribado a México de manera ilegal, vía Chiapas, un mes antes.

Denunció que durante su estancia, aparte del horror que vivió, observó otras golpizas contra migrantes. «Dejaron casi inválido a un guatemalteco, que su único delito era ser de raza negra, y no hablar bien el español. Lo metieron a un cuarto y le comenzaron a pegar hasta que lo sacaron dos oficiales, inconsciente».

Presentes en la charla con Luis Ariel están el padre Alejandro Solalinde y el cónsul de María Eugenia Baltodano, quien “me ofreció su ayuda desde que acudí por primera vez a la sede diplomática a denunciar la serie de atropellos por autoridades del Instituto Migración. La cónsul me ha puesto en contacto con ayuda psiquiátrica y psicológica. Las veces que yo he venido acá me dan de comer, me hacen sentir como en casa».