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TLAYACAPAN, Mor., 28 de junio de 2014.- Pobladores del municipio de Tlayacapan aseguran que “el problema” con el sacerdote del ex convento de San Juan Bautista “ya se arregló”.
A pesar de la discrecionalidad con que la comunidad ha manejado el tema, aseguran que el obispo Ramón Castro Castro, desde la capital del estado, respondió el reclamo del pueblo decidiendo remover al presbítero Antonio Javier Arteaga Ávila en el próximo mes de agosto; sin embargo, esta versión no ha sido confirmada.
El arraigo religioso de los pobladores permea el caso y pese a las diversas inconformidades que salieron a la luz pública en una asamblea, respetan la figura del sacerdote como representante de la Iglesia católica, que evitó que en la primer reunión en la explanada principal “tomaran” la iglesia. Decidieron enviar un oficio al obispo en Cuernavaca, donde exigían remover al clérigo.
Trascendió que durante el oficio de la misa principal de la fiesta del santo patrono de la iglesia San Juan Bautista, el sacerdote “ofreció disculpas a las catequistas” por haber sido “grosero”.
De acuerdo a la versión de los mayordomos de la fiesta, el sacerdote también trató de evitar que las bandas de música se establecieran en el atrio del ex convento, situación que fue la “gota que derramó el vaso” y se ventilaron otras inconformidades más que esta agencia dio a conocer en su momento.
Al tratar de buscar una entrevista con el sacerdote, con el fin de confirmar su remoción, éste respondió que el único que puede contestar esta duda es el obispo y recomendó buscarlo en catedral, en la capital del estado; visiblemente nervioso, evitó hablar del tema.
En la red social Facebook se ventilaron algunos comentarios al respecto, que confirmaron las “inconformidades” hacia el padre.
“Asistí a dicha reunión y tienen mucha razón y suficientes son los testimonios de papás, catequistas y jóvenes agredidos emocionalmente, prepotencia, soberbia y las faltas de respeto hacia la ciudadanía católica. No hay más que se vaya porque no queremos una persona que imponga su voluntad y no deje que mayordomos realicen sus tradiciones que año con año son organizadas; además, su lucro que ejerce con los sacramentos y elementos religiosos que, como ejemplo, el agua bendita que con mucha fe ocupamos. Pero también es cierto que estas personas que están encabezando dichas convocatorias en su momento fueron prepotentes y arrogantes, casi dueños de la iglesia donde con mucha soberbia negaban el acceso a dicho inmueble, como un ciudadano comentó. Por favor no nos dejemos de estas personas, lo peor es que las más agresivas están con el párroco en turno. ¡Fuera, Fuera!”.
El municipio de Tlayacapan es una de los lugares de la región donde las costumbres religiosas son las más conservadas de la entidad, al grado de que en algunas fiestas patronales hay «listas de espera» para llegar a ser mayordomos por los próximos 60 años, donde las familias registran a sus hijos desde niños.