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CIUDAD DE MÉXICO, 10 de marzo de 2016.- Sin la pérdida del poder adquisitivo en 70 por ciento desde 1976, el salario mínimo en el país actualmente tendría un nivel superior a los 200 pesos, admitió el presidente de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami), Basilio González Núñez.
Sin embargo, indicó que los mexicanos a nivel popular lo califican como el “tiempo de los tontos”, porque eso no puede ocurrir, ya pasó, y pretender incrementar los niveles del salario en México por decreto, sin considerar las condiciones actuales de la economía, es limitante.
En sus palabras de apertura en el Encuentro de Especialistas sobre Salario Mínimo, ante el secretario del Trabajo y Previsión Social (STPS), Alfonso Navarrete Prida, el titular de la Conasami atribuyó a dos factores los que han impedido que el salario en el país avance por una senda de crecimiento para el cumplimiento del mandato constitucional.
La primera fue el andamiaje que se creó desde el punto de vista legal en México por más de 35 años, que hizo que el salario mínimo se utilizara como referencia, unidad o base para muchas disposiciones legales.
El elemento sustantivo que sigue estando presente y no es legal, es que el salario mínimo se utiliza como referencia para fijar muchos de los salarios de trabajadores que no ganan lo mínimo.
González Núñez explicó que esto se conoce como el “efecto faro” por usos y costumbres. Por ello cuando la Conasami fija el salario tiene que pensar en las consecuencias que tiene en muchos de los trabajadores y las empresas que tienen que pagar.
Aseguró que están buscando la forma de cómo diluir este efecto para que el salario mínimo pueda llegar a ser un instrumento de política pública.
“La teoría y la práctica nos dicen que el elemento sustantivo que debe fundamentar el incremento salarial es el aumento de productividad”, dijo al referir que los países que tienen los mayores salarios en el mundo son también aquellos que tienen los mayores índices en este criterio.
En cambio en México se sustituye fundamentalmente este criterio en la economía mexicana y no se aplica como el elemento determinante de los incrementos salariales, sino se usa el “efecto faro” y el incremento del salario mínimo.
Reiteró que la pérdida que ha tenido el poder adquisitivo del salario mínimo desde 1976 a la fecha es de más del 70 por ciento.
El presidente de la Conasami apuntó que la desvinculación del salario mínimo tras la reforma constitucional sobre desindexación salarial, aprobada en el Congreso y publicada ya en el Diario Oficial de la Federación, no serán soluciones mágicas.
“La magia en materia salarial no existe, más que en la cabeza de quienes la piensan; desgraciadamente nos enfrentamos al uso del salario mínimo no para lo que constitucionalmente fue creado, sino para más allá de ello”, recalcó.
La STPS organizó este encuentro con la participación de 26 especialistas en la materia para abordar este jueves 10 y viernes 11 temas como: el efecto faro, productividad, inflación, empleo, pobreza, sustentabilidad de las empresas, efectos sobre la desindexación del salario mínimo en Uruguay y sobre las condiciones de competencia en el sector agroalimentario.