
Itinerario político
¡Magazos, Messmacher y Aportela!
• La caída del petróleo nos hace lo que el viento a Juárez
• La economía mexicana está fuerte, totalmente blindada
La troje se incendia, el agua y el fuego están llegándonos a los aparejos; los volcanes sociales están eruptando, el malestar ciudadano se generaliza; se cae el petróleo, se devalúa el peso, todo está prendido con alfileres. Pero no pasa nada. Y si pasase, pues nos iríamos a Mérida. ¿O no, ‘boschita’?
No hay por qué asustarse. La economía de México, como ninguna otra en el mundo, está blindada ante cualquier diabólica subversión de las leyes del mercado. Esas benditas de la oferta y la demanda, que en este espacio hemos reclasificado como las leyes de la necesidad y del abuso.
Los precios del petróleo se desbocaron hacia el abismo. Y siguen cayendo en una pendiente que pareciera sin fondo.
Pero no tiene la menor importancia. No pasa nada. México está blindado. Blindado, gracias a excedentes de recursos de “otras fuentes”, de “ingresos” “extraordinarios” de la captación impositiva, de fondos de estabilización, del fondo del petróleo y de ese seguro llamado cobertura, que no cubre mucho, pero bueno, qué importancia tiene. Los que vengan atrás que arréen.
¡Qué chingones* somos los mexicanos! Mejor dicho, qué diestros son los ayudantes de don Luis, los próceres Fernando Aportela Rodríguez y Miguel Messmacher. Les digo: son magazos. Beto el Boticario se queda en la mensa. Es un aprendiz. Bueno. No sé si el gran magazo aún esté en este mundo traidor. Pero que magazos salieron los tolucos.
Ya ni la economía de Estados Unidos, ni la de China, ni la de Alemania. No. Los mexicanos somos un caso para la araña. Y ni el Chapulín colorado nos hace falta. Bueno, la volatilidad, la caída de los petroprecios, la devaluación de la moneda, como si estuviéramos en el Valle oaxaqueño, nos hacen lo que el viento a Juárez.
Y todavía vamos a darnos el lujo de convertirnos en importadores de petróleo y gas, de ese aceite que los gringos chupan de mantos mexicanos con un popote inclinado enterrado en tierra o sumergido hasta el fondo del mar. ¡A poco no sabía usted lo del popote con el que los vivos gringos nos roban nuestro petróleo, con la anuencia de nuestras autoridades!
El dólar estadounidense, al mismo tiempo, está comiéndose al peso, no obstante que el Banco de México saca de sus bóvedas 200 millones de dólares diarios para “estabilizar” el mercado, pero que por lo visto los está echando en un barril sin fondo. Y esta devaluación sin freno ya ha desatado una espiral inflacionaria en los productos y servicios, que mayormente afectará a los mexicanos más desprotegidos.
Recuerde que la inflación -el aumento elevado y sostenido de los precios de la economía- es el impuesto de los pobres. Suben los precios, se mantienen arriba y el salario no sirve para comprar lo carísimo, que generalmente son básicos para subsistir. Pues lo que medio comen los pobres aquí y en China.
Bueno. Horas y horas en la Cámara de Diputados, este jueves, tratando de explicar lo inexplicable. Ambos dos funcionarios de Hacienda, Messmacher y Aportela, repitiendo sofismas, declamando información increíble por no decir falsa, pero con apariencia de verdadera. Y la mayoría de los diputados, a modo.
Ante la debacle petrolera y la devaluación de la moneda, la economía mexicana está blindada, según los economicistas de Hacienda.
Pero qué lejos estoy del suelo donde he nacido…
La señora de la choza, la de la vecindad, la del tugurio, el albañil, el plomero sin trabajo, el burócrata de medio pelo, el campesino, la doméstica, la sexoservidora que tiene que estar casi desnudita en una acera de Tlalpan, llueve, truene, haga calor, frío etc, tienen otra opinión. Qué dirán los médicos, los ingenieros, los químicos, los astrónomos, los historiadores que no tienen empleo y que se las ven negras.
*Chingón (y sus quinimil acepciones) es palabra castiza. Un mexicanismo, honrado desde hace muchos años por los barones de la Real Academia Española. Aparece en su sitio en el cuerpo del gran Mamotreto.
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