En tiempos difíciles recordemos que antes de ser migrante se es persona
Migraciones para el otro lado del Bravo
Las mayorías de migrantes siguen siendo carne de cañón, ciudadanos de las más bajas categorías, gente que no merece ninguna consideración; y son millones los que se han lanzado a la aventura de convertirse en ciudadanos de Estados Unidos, principalmente (algunos se van a Canadá, en donde son recibidos por brazos abiertos), para vivir mejor o simplemente para romper con la mala costumbre de no comer, de morirse de hambre, de vestirse mal ante las inclemencias del tiempo, y de ver morir a sus niños víctimas de enfermedades curables.
Son los hijos de la pobreza, la miseria y el hambre, o los ambiciosos del sueño americano, los que guardan una o dos mudas de ropa en una mochila y se lanzan al vacío. A ver si no los pepena la “migra” mexicana y logran llegar al borde del desierto de Arizona, en donde los espera el infierno de la arena hirviente, la amenaza de los animales del desierto o las escopetas de la patrulla fronteriza.
Pero tienen que irse. Tienen que fugarse de una realidad lacerante, cabrona, dura en sus pueblos de origen, en donde la tierra ya no da para más, y donde o se lucha por sobrevivir de los flacos frutos de la tierra o de los criminales del narcotráfico, o de los cuerpos policiacos corruptos y asesinos.
Este fenómeno es permanentemente estudiado y analizado por organizaciones académicas no gubernamentales como la Wola (Oficina de Latinoamérica en Washington) o el Centro de Investigación Pew, quienes le dan seguimiento al asunto de las migraciones (y yo diría que forzadas) en el hemisferio occidental.
En materia de derechos humanos, un informe Wola revela que el Programa Frontera Sur (del gobierno mexicano, implementado por la secretaría de Gobernación) en realidad tomó importancia no por el apoyo humanitario a los migrantes, sino porque incrementó significativamente las detenciones y deportaciones.
El informe del Wola llamado «Un camino incierto: Justicia para delitos y violaciones a los derechos humanos contra personas migrantes y refugiadas en México», menciona que el Programa Frontera Sur aumentó las violaciones a los derechos humanos de los migrantes.
Y es que a partir de la implementación del operativo para reducir el paso migratorio, ha habido un incremento significativo de las detenciones y deportaciones. «En este escenario, los esfuerzos del gobierno mexicano por fortalecer sus capacidades para proteger a las personas emigrantes han quedado muy debajo de sus necesidades». El informe del Wola fue realizado en colaboración con nueve organizaciones de México.
Al presentar el estudio, los integrantes de las diferentes organizaciones, mencionaron que el crimen organizado sigue controlando el paso de los migrantes.
Alberto Xicoténcatl, integrante de Casa Migrante Saltillo, mencionó que en los estados de Coahuila y Tamaulipas existe un repunte significativo de los secuestros en contra de migrantes nacionales y extranjeros.
María Conrad, quien pertenece a la Iniciativa Kino para la Frontera y la Red Sonora, mencionó que se han detectado casos en los que se pagaron hasta 10 mil dólares para que dejaran en libertad a los migrantes.
Las acciones del gobierno federal para reducir la migración no han tenido efectos, pues se ha detectado un cambio de rutas, principalmente por los estados de Chiapas y Oaxaca.
Wola señala que el programa Frontera Sur no ha logrado contener violaciones a derechos humanos; secuestro y explotación, entre las principales problemáticas. El crimen organizado sigue controlando el paso de los migrantes por México
Entre tanto, el Centro Pew ha destacado un fenómeno a la inversa. Que de 2009 a 2014 más de un millón de mexicanos abandonaron Estados Unidos, cifra que superó con creces al número de mexicanos que se internaron en territorio estadounidense. A propósito, sólo 865 mil ingresaron en territorio estadounidense, de acuerdo con Pew. Interesante peo “ésta es la primera vez que tenemos evidencia y cifras reales de gente que está volviendo (a México)», dijo una investigadora del Pew.
Según el informe, una creciente porción de mexicanos dice que la vida al norte de la frontera no es ni mejor ni peor que en México. Unos 16 millones de mexicanos han migrado a Estados Unidos en los últimos 50 años, más que de cualquier otro país. Menos de un millón de mexicanos vivía en Estados Unidos en 1970, pero la cantidad de inmigrantes alcanzó un máximo de 13 millones en 2007, total que bajó a 12 millones el año pasado.
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