Escenario político
Y México, señor Peña, no se movió
Empezó a acabarse el año de 2015 y prácticamente terminaron las oportunidades de que la economía real se levantara. Las empresas están pobres. Los empresarios, ricos. Las empresas están ricas. Los millones de trabajadores cada vez más pobres. Y quienes no tenemos empleo mejor vamos a coger un kilo de veneno para ratas y santo remedio.
Ah. Y eso que algunos analistas particulares consultados por el Banco de México mejoraron sus estimaciones para el crecimiento económico del país, de 2.44 por ciento a 2.9 por ciento, es puro cuento mandarín, mandarín de Dolores, o de Mexicali, o de Acapetahua, o de Huixtla.
Eso dónde será porque en mi bolsillo jamás se reflejara, pues no tengo trabajo ni pagado, ni nada, ni siquiera para comer hoy, y eso que soy periodista y dicen que los periodistas reciben gordos embutes, y el gobierno me debe un chingo de dinero que no me paga, y hay como yo millones de personas que no tienen ni dónde caerse muertos menos un céntimo para comer hoy martes 1 de diciembre de 2015.
Y son millones los jodidos, pero a Peña Nieto, a Videgaray, al obeso de Carstens, a Slim, a los ricardos de este país y a muchos profesionales inconscientes les vale madre. Que se mueran los jodidos. Ya hay muchos. Somos millones. Que nos muramos. Ojalá nos muriéramos. Muerto el perro se acabó la rabia.
Pregúntele tan solo a la gente que viaja en el metro de ciudad de México. O en el Trolebús. O en esos pinches camioncitos en donde no cabe más que una persona en cada banca y son un atentado contra la columna vertebral y parece que cargaran bultos y no personas. O en el Metrobús. O en el tren ligero. Todos le van a responder con una mentada de madre. Al país, a la gente, nos está llevando el demonio. Menos a la clase política de Peña Nieto para el más modesto director de área, que gana miles a la quincena. Y ya no digamos a los poderosísimos multimillonarios que quién sabe cuántos burros mataron para volverse millonarios.
Qué divertida manera de hacerse la el tío lolo; de hacerse pijiji, dicen en mi terruño: subir la estimación del Producto Interno Bruto. Será el producto de Slim, el de Helu, el de López Dóriga, el de Chedraui, el de los habitantes de los rascacielos de Santa Fe, o las residencias de Las Lomas de Chapultepec. Pero el producto de los trabajadores no sólo no se ajusta al alza porque ya ni siquiera puede ajustarse a la baja pues ya tocó fondo gracias a las reformas estructurales que ideó Peña Nieto y aprobaron los multimillonarios maiceados diputados y senadores.
Pero no todos los reportes económicos provienen de idiotas para idiotas. Hay otros realistas. Fíjese. La permanente caída de los precios del petróleo indudablemente que ha afectado. Los recursos por la venta del petróleo cayeron casi 50 por ciento en octubre, lo que hizo que se recortaran los ingresos del sector público en un 10 por ciento en comparación con 2014. Pero los recursos que se recortaron no fueron los del gasto corriente ni los que se embolsan los políticos, sino los destinaos o etiquetados a los sectores sociales, que benefician a las clases pobres.
En el décimo mes del año el apretón al cinturón en el gasto del Gobierno federal se tradujo en una caída de 7.6 por ciento, en donde el programable a cargo de las dependencias se redujo 10.7 por ciento y el gasto corriente en 6.3 por ciento. Sin embargo, de enero a octubre no se notó el ajuste al gasto neto total, ya que el acumulado por tres billones 842 mil 167 millones de pesos aumentó 2.8 por ciento, el programable subió 1 por ciento y el corriente 2.4 por ciento.
Pero qué contradicción. La recaudación de impuestos sigue sosteniendo su tendencia al alza. En el mes que se reporta, los ingresos tributarios rebasaron la meta prevista con 177 mil 934 millones de pesos, cuando se esperaban 159 mil 966 millones de pesos. Quiere decir que a güevo los pequeños empresarios tienen que pagar impuestos. Si no lo hacen se los lleva el carajo. Igual que a mí.
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