Análisis a Fondo/ Francisco Gómez Maza

A la mitad del camino

• Los logros del presidente

• ¿Y los grandes pendientes?

Con todo el poder conferido por el presidente de la República como dirigente máximo de PRI, Manlio Fabio Beltrones Rivera, ahora el hombre gozne, bisagra, entre el Ejecutivo y las otrora fuerzas vivas del tricolor, ha dicho que el tercer informe de gobierno permitirá evaluar los logros.

Y los logros los ubica el sonorense en las reformas estructurales que él logró que el Congreso de la Unión – con el apoyo total de la oposición de “izquierda” y de derecha,  – aprobara y que según él están ya dando resultados. Pone como ejemplo el sector telecomunicaciones, en el cual – dice él – ha habido abaratamiento del servicio telefónico.

Sin embargo, la reforma energética aún no prende en el ánimo de los inversionistas extranjeros. Esperaban más. Esperaban ser dueños de Pemex y poder mandar desde la dirección. Ser propietarios del país. Si pudieran. No se conformaron con la mitad del territorio mexicano, donde están los más ricos mantos de petróleo. Quieren todo.

Y no se puede asegurar que las reformas educativa y laboral, y menos la hacendaria, impositiva, y la financiera hayan  tenido algún impacto positivo:

La realidad es que la educación en México, si se midiera por el estado deplorable en que se encuentran muchísimas escuelas, es de las más infames del planeta.

La situación de vida de los millones de trabajadores, y hablo de los que tienen empleo, no de los desempleados, clama venganza al cielo. El salario no alcanza para vivir decentemente.

El sistema financiero no levanta a la economía nacional. Los créditos, que iban a ser muchos y baratos, están más caros que nunca. Y es que los dueños del dinero, los prestamistas, los usureros de la banca no van a perder nunca porque entonces el negocio se acabaría.

Los impuestos que cobra el SAT, en lugar de servir para activar el aparato productivo y sacar del estancamiento a la economía, acogotan a los empresarios medianos, pequeños y mayormente a los llamados micro (pequeñísimos).

Y de ribete, la situación social es horrible:

Ayotzinapa, los 43 estudiantes desaparecidos; Tlatlaya,  y los muertos que dicen que no fueron fusilados, entre otros pendientes no sólo vergonzosos sino más que nada indignantes, y los desaparecidos que van en aumento día con día, a pesar del discurso del secretario Osorio. Sólo aparecen hechos polvo en algún cementerio clandestino.

Ah, y El Chapo, uy, El Chapo, convertido en una obsesión para los sabuesos del aparato de seguridad tanto de México como del gobierno de Obama. Ahora Sales Heredia, comisionado nacional de seguridad, asegura que lo va a reaprehender. Veremos, dijo el ciego. Y las broncas de la corrupción, y de los conflictos de interés, y de las compras millonarias de bienes personales al abrigo del poder que da un cargo público, y el contubernio de muchas policías y políticos con la delincuencia y el narcopoder.

Gravísimos pendientes, de los cuales el presidente de la república tendrá que dar explicaciones en el documento que entregará este martes a la Cámara de Diputados el señor Osorio Chong. Lo más probable es que lo diga nada al respecto en el mensaje que les leerá el miércoles, en palacio nacional, a sus amigos reunidos supongo que en el patio central, en donde se organizan los eventos más connotados del señor Peña.

Tres años va a cumplir el primero de diciembre venidero la administración Peña. De veras. El informe tendría que ser honesto, sincero, realista, no triunfalista porque el que el congreso haya aprobado las reformas no quiere decir que hayan funcionado, En eso, el sonorense aparenta demagogia. No parece sincero, veraz.

Los cambios de funcionarios, los enroques anunciados por el presidente a unas cuantas horas de su informe no significan nada realmente. Sólo movimientos de personas de un puesto a otro. Pero ni Meade va a acabar con la pobreza desde la Sedesol ni Nuño será el mago que construya escuelas, edificios, dignos, modernos, cómodos, no sólo en las ciudades, sino en las poblaciones pobres, marginadas, donde medio sobreviven los pobres de los pobres, esos que sólo cuentan para el mercado del truque electorero.

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