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CIUDAD DE MÉXICO, 22 de abril de 2016.- Para almacenar el dióxido de carbono (CO2) que se genera en exceso en el planeta, mantenerlo en reservorios geológicos y evitar que llegue a la atmósfera a contaminar y acrecentar el cambio climático, integrantes del Centro de Geociencias (CGeo) de la UNAM participan en una iniciativa federal, la cual evaluará las consecuencias de acumularlo en acuíferos salinos de diferentes zonas petroleras del país.
Mariano Cerca, Dora Carreón Freyre y Gilles Levresse son los investigadores de la entidad universitaria y expertos en geología que han iniciado una línea de trabajo sobre este tema, que consiste en estudiar las condiciones del almacenamiento de CO2.
Este proyecto, explicó la UNAM, es encabezado por las secretarías de Energía (Sener) y del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), así como por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Surgió a raíz del compromiso de reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, adquirido por el gobierno de nuestro país en la Conferencia de las Partes (COP21), y también en el marco del Día de la Tierra, a celebrarse este viernes.
Tecnología mundial
En esta tarea —en la que colaboran instituciones como Pemex, CFE, el Instituto de Investigaciones Eléctricas y el CentroMario Molina– se utiliza una tecnología llamada CCUS (Carbon Capture, Use and Storage), que ya se prueba en otros países para evitar, mediante su captura, que el contaminante llegue a la atmósfera terrestre y provoque el dañino y ya presente cambio climático global.
El plan es inyectar el CO2 emitido por industrias en reservorios geológicos con una profundidad de cinco a ocho kilómetros y una temperatura de más de 32º Celsius. Bajo estas condiciones es posible atrapar físicamente al carbono y lograr que comience a formar minerales a largo plazo, en vez de viajar al entorno y generar polución.
“El calentamiento global ya pasó de la teoría a la realidad, la temperatura planetaria ha aumentado y debemos desarrollar actividades capaces de proteger al orbe”, dijo Mariano Cerca, geólogo y doctor en Ciencias de la Tierra, y uno de los universitarios involucrados en la investigación.
“Nuestra participación consiste en evaluar el efecto de introducir CO2 en depósitos antiguos de petróleo del país, donde ya se ha explotado ese recurso, y monitorear la inyección, pues debemos evitar riesgos como actividad sísmica o posible contaminación de acuíferos”, explicó el universitario.
Esa acción se valora en tres lugares: reservorios o depósitos agotados de petróleo, cuerpos de agua salinos con las características buscadas y zonas fracturadas muy profundas.