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MÉXICO, DF., 10 de julio de 2015.- Estudios sobre el intestino irritable coinciden que es el trastorno funcional digestivo más frecuente y se calcula que entre cuatro y 20 por ciento de la población mundial lo padece, así como 16 por ciento de los mexicanos.
De acuerdo a un estudio de un grupo de médicos en el que participó la Universidad Nacional autónoma de México (UNAM) en el orbe, el síndrome de intestino irritable (SII) es la primera causa de consulta al gastroenterólogo y está entre los 10 primeros motivos de visita al médico general.
Al analizar el papel que juegan estos tres factores, los expertos llegaron a la conclusión de que los estilos de apego ansioso y de evitación tienen una influencia negativa indirecta en la gravedad de ese padecimiento.
Se le clasifica entre los trastornos funcionales digestivos porque no tiene una base estructural u orgánica (por lo menos no se ha descubierto ninguna con los métodos diagnósticos disponibles en la actualidad).
Este padecimiento se manifiesta por la presencia de dolor o malestar en el vientre, cuya sensación más reconocida es la distensión del abdomen asociada a cambios en el hábito intestinal como estreñimiento, diarrea o una combinación de ambos.
En un principio se pensó que era un padecimiento psicosomático y que su aparición respondía a alteraciones psicológicas como la ansiedad, la depresión y el estrés; después, a dificultades de la motilidad intestinal (movimientos del intestino).
También, a problemas de la sensibilidad visceral (modo en que se transmite o percibe el dolor en el intestino) y, más tarde, a una alteración de la comunicación entre el cerebro y el intestino que también modificaría la motilidad intestinal y la sensibilidad visceral (estos órganos están comunicados de manera bidireccional, es decir, el cerebro recibe información del intestino y responde, pero también envía información original a éste).
Posteriormente, se planteó que su origen tenía que ver con un proceso inflamatorio que no ha podido ser diagnosticado con las técnicas de histología puestas en práctica durante las biopsias de rutina. Igualmente, se ha afirmado que es consecuencia de condiciones inadecuadas de la microbiota (conjunto de microorganismos) del tracto intestinal. Sin embargo, lo más seguro es que se trate de un padecimiento multifactorial (todos y cada uno de los elementos referidos intervienen).
Esta característica dificulta el tratamiento de la afección. Como cada paciente presenta un factor predominante, el procedimiento es individualizado: se prescribe de acuerdo con el síntoma que predomina en cada uno.
Estudio transcultural
Con el fin de determinar la relación que puede existir entre el estilo de apego en las relaciones personales, el catastrofismo y los pensamientos negativos sobre el dolor en los pacientes, se llevó a cabo un estudio transcultural coordinado por Charles y Mary-Joan Gerson, de la División de Gastroenterología del Mount Sinai School of Medicine, en Nueva York, Estados Unidos.
Es el tercer estudio transcultural sobre esa afección. Los otros dos también fueron coordinados por los doctores Gerson (él es gastroenterólogo y ella psicóloga). Este tipo de investigaciones es muy importante hoy en día porque hay factores culturales y étnicos que pueden repercutir en la manera en que se manifiesta el padecimiento en diversas partes del mundo, dijo Schmulson.
En él participaron hombres y mujeres de México (DF), Estados Unidos (Nueva York y Los Ángeles), Italia (Roma y Bari), Rumania, China, Irán e India, con síndrome de moderado a grave, edad promedio de 39 años y alto nivel socioeconómico y educativo.
“De cada lugar se incluyeron 50 pacientes y 20 personas que no sufrían este trastorno funcional digestivo (sujetos-control). Todos los pacientes requieren atención médica porque su afección impacta significativamente en su calidad de vida y actividades diarias”.
El estilo de apego, vinculado al SII
El estilo de apego tiene sus orígenes en la infancia, cuando el recién nacido aprende a relacionarse con su cuidador principal y, por lo tanto, a desarrollarse social y emocionalmente. Básicamente hay cuatro: seguro, ansioso, de evitación y una combinación de estos dos últimos: temeroso-de evitación.