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MÉXICO, DF., 25 de julio de 2015.- La explanada del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se vistió de rojo.
Miles de priístas llegaron desde temprano. Venían de todos los estados, pero destacaban los de Veracruz y Estado de México.
Convocados al acto «Unidad para continuar la transformación de México», esperaban al presidente de México, a lo que antaño y todavía ahora se le llama «el priísta número uno», en este caso encarnado por Enrique Peña Nieto.
Según una vendedora de tortas, el movimiento para el multitudinario acto que en otros tiempos sería llamado «cierre de filas», inició desde las cinco de la mañana.
Minutos antes de las 11 horas, cuando estaba prevista la llegada de Peña Nieto, se veía a priístas inquietos ante la posibilidad de quedarse fuera, pero adentro, los que ya estaban sentados gritaban porras, sobre todo cuando se veían en las pantallas.
Cuando llegó el presidente las emociones se desbordaron. Él mismo se veía emocionado. De chamarra roja, como otros miles de priístas, Peña Nieto se acercó a militantes, ellos se le acercaban a él. Lucía contento, animado y no lo ocultó.
Reconoció que estaba con molestias en la garganta, por una visita a Veracruz y que le podía faltar algo de voz.
«Pero lo que no me faltaba era la entrega de corazón que el presidente quiere hacer a su partido», expresó a su partido que no sólo eran los militantes, sino también los coordinadores parlamentarios, los gobernadores, los ex dirigentes, los líderes de sector, los legisladores federales y locales y los presidentes municipales.
También eran los integrantes de su gabinete, entre quienes destacaban los secretarios de Gobernación y de Hacienda, Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray, respectivamente.
De tanto priísta destacado sobresalió el masivo aplauso que se llevó el coordinador de la bancada priísta en la Cámara de diputados, Manlio Fabio Beltrones, cuyo nombre suena para suceder al frente de la dirigencia del PRI, ocupada actualmente por César Camacho Quiroz.
Otro momento emotivo fue cuando el presidente se encaminó a abrazar al presidente de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Joaquín Gamboa Pascoe.
Al concluir Peña Nieto su discurso en el que pidió al PRI actualizarse y acercarse a la juventud, él se acercó a ex dirigentes de su partido, entre ellos quien llevó al partido al tercer lugar en la elección presidencial, Roberto Madrazo, o al creador de la «Roqueseñal», Humberto Roque Villanueva.
Fue un acto de unidad donde también les pidió a los priístas no pensar aún en el 2018, como hacen otros.
«No es tiempo de proyectos personales sino de nación. Estos son tiempos de trabajar y cumplirle a México», expresó el ex gobernador del estado de México.
Bañado en sudor durante su discurso, Peña al despedirse volvió a tomarse algunas fotos, porque ya lo había dicho él, su corazón es priísta.
«Este corazón de presidente y de compañero de partido guarda un corazón que siempre mostrará afecto a aquellos que me han respaldado».