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MÉXICO, DF, 3 de agosto de 2014.- Mientras el cártel de Sinaloa, el más poderoso en México, inunda con dinero y armas las principales ciudades de Colombia, la organización criminal más temible de Sudamérica a las pandillas callejeras y siembra el terror en las calles, destaca un amplio reportaje que publica este domingo el portal especializado en seguridad, In Sight Crime.
De acuerdo con el reportaje “el pacto de Medellín -entre las autoridades y el grupo de Los Urabeños- cumplió un año, y hay señales de que podría estar comenzando a fracturarse”, por la irrupción del que “es, quizá el jugador criminal más poderoso de Latinoamérica: El Cartel de Sinaloa de México”, señala el sitio.
El 13 de julio de 2013, comandantes de los Urabeños y de la Oficina de Envigado se reunieron en una casa de lujo en el idílico municipio de San Jerónimo a las afueras de Medellín. Juntos llegaron a un acuerdo para poner fin a la crisis criminal que se había apoderado de Medellín desde 2008, con la extradición del último gran capo de la ciudad, Diego Murillo, alias Don Berna, que dejó un vacío de poder que nunca fue llenado.
Las dos partes declararon el fin de las hostilidades y se comprometieron a respetar los límites territoriales de sus rivales y los intereses criminales dentro de la ciudad. Según fuentes tanto oficiales como del hampa, también acordaron cooperar en el tráfico internacional de cocaína, reconfigurando las redes de tráfico regionales para que se adaptaran a las nuevas realidades del panorama criminal colombiano.
Sin embargo, “después de un año de paz criminal, la violencia está volviendo lentamente a Medellín a medida que el hampa de la ciudad está cada vez más cerca de comenzar un nuevo capítulo”, señala el sitio especializado.
Sin embargo, tanto fuentes oficiales como analistas ahora dicen que aunque el pacto pueda haber contado con poderosos patrocinadores locales, también tuvo un patrocinador extranjero todavía más poderoso: el Cartel de Sinaloa.
“Los mexicanos tienen un lugar protagónico en este conflicto, en bajar las cifras [de violencia] y también en trabajar en el estratégico comercio de la ilegalidad; y lo más grave de todo, han metido muchas armas de alto calibre [a la ciudad]”, señaló una fuente del Ministerio Público (MP) de México, que habló con InSight Crime bajo la condición de anonimato.
Los sinaloenses son antiguos colaboradores de la Oficina de Envigado, y según un reciente comunicado de prensa de El Departamento de Tesoro de Estados Unidos, han «llegado a confiar en los operarios de la Oficina para que les presten apoyo en el tráfico de narcóticos a nivel mundial”.
Sin embargo, en los últimos años, la capacidad de cumplimiento de sus socios se ha visto afectada. La Oficina está tambaleando por la sangrienta guerra interna de sucesión que desató la extradición de Don Berna, y también porque desde finales de 2011 ha estado intentando defenderse de la invasión de los Urabeños.
Ambas partes pagaron un alto precio en sangre y dinero, pero según el funcionario del MP, necesitaron del Cartel de Sinaloa para poder salir de este punto muerto.
“La producción de la mercancía que llegaba al norte ha rebajado mucho, por eso los sinaloenses, muy interesados en incrementar la producción que principalmente llega a Estados Unidos, buscaron iniciar un acuerdo”, señaló.
“Sospechamos que realmente lo que da vida al pacto de fusil es que los sinaloenses hacen un acuerdo que consiste en que los Urabeños les venden al precio de costo la coca de la región, y la Oficina respeta y comparte las rutas”.
Hay pruebas de que los sinaloenses, quienes el funcionario considera que están financiando el pacto, no están conformes con sus contactos de alto nivel en el tráfico, y están buscando ampliar su alcance directamente en algunos de los barrios de la ciudad, en los que están controlados por las pandillas.
Dijo que ya se han identificado mexicanos en la ciudad, pasando por los tugurios en vehículos de lujo cargados con armas y dinero en efectivo para distribuir entre las pandillas.
CORPADES también ha seguido la creciente infiltración de los sinaloenses en el mundo criminal de Medellín. “Tenemos dos casos completamente confirmados de dos bandas donde miembros mexicanos del Sinaloa están ahí metidos”, dijo Quijano. “Esas bandas hoy son propias de los sinaloenses”, añadió.
(El reportaje completo en inglés en http://www.insightcrime.org/news-analysis/sinaloa-cartel-now-player-in-medellin.)