Presenta Ramírez de la O presupuesto de egresos; van 6.5 billones a metas
MÉXICO, DF, 23 de enero del 2015.- Efrén Govea Manzo es originario de Tangamandapio, Michoacán, ingresó al Sistema de Becas para Estudiantes Indígenas (SBEI) de la UNAM en la primera generación (2005) y, debido a su esfuerzo y a este apoyo, concluyó sus estudios de licenciatura en Economía. Ahora, también como becario, obtuvo el título de maestro en Urbanismo, informó un comunicado.
‘El Cambio de uso de Suelo en la Meseta Purépecha de Michoacán y su Impacto Económico en las Regiones Urbanas Adyacentes’ es el título de la tesis presentada para obtener el grado y en ella sostiene que el amplio mercado del aguacate michoacano ha propiciado que desaparezcan algunos de los macizos forestales más importantes del oeste mexicano, explicó en el examen correspondiente el también colaborador del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC) de la Universidad Nacional.
Las condiciones climáticas y geográficas, pero principalmente la alta utilidad generada por el cultivo de aguacate Hass, ha sido el principal detonador del cambio de uso de suelo forestal a plantaciones de este fruto en detrimento de la cobertura forestal en el área referida.
De acuerdo con la Comisión Nacional Forestal, el cambio para crear huertas tiene un ritmo de 2.5 por ciento anual en la llamada ‘franja aguacatera’, refirió.
Debemos recordar, dijo Govea Manzo, que México es líder mundial en el mercado del aguacate, porque participa con la tercera parte de la superficie sembrada total, es el principal exportador con el 40 por ciento y el de mayor consumo per cápita.
Por ello, la necesidad de abastecer a un mercado local, nacional e internacional cada vez más amplio, ha generado un cambio de imagen en las poblaciones urbanas y rurales situadas en la meseta purépecha, sostuvo.
Sin embargo, en los últimos años se han empezado a escuchar opiniones sobre la manera —calificada de irracional— en que se deforestan los bosques naturales al amparo de la impunidad, advirtió.
Además, existe una presión fuerte en las comunidades que han mantenido la propiedad social de la tierra. “Un ejemplo es San Francisco Pichátaro, asentamiento indígena cercano al Lago de Pátzcuaro con habitantes decididos a resistir el ‘boom’ aguacatero”.
La realidad es que un comunero normal no puede tener una huerta porque es costosa, entonces pueden entrar capitales de procedencia dudosa que dividen a la gente. Es evidente que en la región casi toda la población económicamente activa es de peones, personas reducidas a esta condición tras vender sus tierras de cultivo, expuso Efrén Govea.
En muchos casos las instituciones agrarias han logrado imponer sus políticas con trasfondo privatizador y, como en otros negocios, presionan a los comuneros para que vendan.
Ante este panorama, es preciso recordar la función ecológica que juega la meseta no sólo a nivel local, sino regional, pues las zonas bajas aledañas a esta área son ricas no sólo en bienes y servicios ambientales para el hombre, sino por el agua.
Si bien hay derrama económica en la plantación de aguacate, a través de la generación de empleo y la entrada de capital fresco al país, esta actividad tiene consecuencias ambientales y sociales, las cuales no pueden ser socavadas sólo por el interés financiero, subrayó.
El trabajo propone que las agrupaciones de productores se organicen; que las instituciones de educación en sus distintos niveles fomenten conciencia ambiental; que las autoridades cumplan su función de regular la producción, la oferta y el ordenamiento del uso del suelo, y que se anteponga el interés de la sociedad por encima del particular, concluyó.