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Inicia en Mixquic programa Territorios de paz e igualdad
MÉXICO DF, 26 de junio de 2015.- Con un despliegue de 3 mil policías, la décima tercera movilización Global por Ayotzinapa recorrió Paseo de la Reforma como la ruta que sus pies han aprendido a conocer: poco más de 850 personas en el primer reporte oficial se concentraron para pedir justicia, la aparición con vida y castigo a los culpables de la desaparición de 43 normalistas, el 26 de septiembre de 2014.
De cerca siguieron el peregrinar de las víctimas nueve observadores de la Comisión de Derechos Humanos, decenas de curiosos se unían durante algunos tramos al contingente rumbo al Palacio de Bellas Artes, de música de fondo se escuchaba «la canción del normalista» que en versos resumidos narra la historia de un joven que a falta de oportunidades y exceso de sueños llegó a estudiar a la Normal Rural Isidro Burgos.
Como ya es costumbre las etiquetas y carteles distribuidos por algún colectivo aferrado a que Ayotzi no se olvide estuvieron presentes: «Crimen de Estado», se lee en los resistentes cartones con fondo blanco… lejanos quedaron los pliegos de papel bond de las primeras movilizaciones.
El camino no tuvo mayores contratiempos. Lejanas quedaron también las grandes concentraciones que atiborraban Reforma, se aglutinaban en Juárez y apenas cabían en el Zócalo; a la distancia los nueve meses de los sucesos parecen diluirse en la sociedad mexicana y extranjera, las voces se acortan y la exigencia de los familiares parece eco de aquel octubre de 2014, insistente pero menos ruidoso.
Al llegar al Antimonumento, con el 43 rojo enorme, que parece custodiar la Torre del Caballito, una mujer joven, con el torso desnudo, donde como si su piel fuera un lienzo colocó estampas que exigían justicia: Ayotzinapa, feminicidios, Atenco… se leían sobre sus costillas, brazos y senos.
Apenas cruzaba el contingente rumbo a Juárez cuando la lluvia inició, recia, sobre la movilización. Los manifestantes, quienes se sabían cerca del objetivo continuaron hasta Bellas Artes, donde la ausencia de templete, equipo de sonido y un espacio para su mitin alargó su espera ahora ya soportando una tormenta y un viento helado.
El contingente se diluye. Ahora sólo 300 personas se mantienen a la espera y los colectivos culturales que se instalarán no aparecen.
Los que saben de las jornadas culturales de Ayotzi comentan que apenas son algunos grupos los que participan, no hay suficiente actividad para cubrir las 43 horas que prometen, pero se mantendrán al pie de lucha hasta el domingo a las dos de la tarde, tal como lo prometieron.
El mensaje de los padres exige atención. Piden oídos del gobierno para sus pesares. Entre lágrimas, voces quebradas se escuchan a las puertas del Palacio de Bellas Artes como reducto de las miles de familias que siguen buscando a sus hijos y nadie los escucha.
La lectura de los textos de semblanza de los normalistas será el centro de las 43 horas de acciones culturales y así los 2 mil 580 minutos en cada hora darán paso al colectivo Servicios y Asesoría para la Paz (Serapaz) quienes narrarán la forma en que llegaron a Ayotzi cada uno de los normalistas y cómo vivían, sus sueños y pesadillas.
Agua y viento azotan sobre las débiles carpas en las que se resguardan los padres de los normalistas y quienes en un acto solidario se mantendrán estoicamente durante casi dos días.
Adentro, en las instalaciones del magnífico recinto, símbolo de la ciudad de México, Miguel Ángel y Leonardo presencian las calamidades de la era moderna, la pobreza y la desigualdad del nuevo continente, que como en la Europa antigua arremeten contra los que menos tienen.