Escenario político
Los mexicanos de 30 años o más, principalmente quienes habitaban en la capital del país, tienen una historia que contar sobre el trágico amanecer del 19 de septiembre de 1985.
Hay quienes narran historias a trasmano o de fuente directa sobre lo que le ocurrió a familiares, amigos o conocidos. Algunos habrán muerto o quedado atrapados bajo montañas de escombros y tuvieron quizá la suerte de ser rescatados. Otros supieron, por amigos o personas cercanas, de la magnitud y gravedad del fenómeno que fue un acontecimiento brutal, abrumador, avasallante y que nos recordó lo vulnerables que somos ante un cataclismo de esa magnitud.
A las 7.19 de la mañana de aquel fatídico jueves, muchos recordarán que el terremoto los sorprendió alistándose para acudir al trabajo o la escuela, la oficina, la fábrica o el taller o ya se hallaban en el lugar donde debían iniciar su jornada. Muchos fallecieron por el colapso de los inmuebles donde se encontraban, otros más, resultaron heridos.
El terremoto, que duró unos 2 minutos, liberó una energía equivalente a centenares de bombas atómicas, lo que explica por qué se vinieron abajo unos 880 edificios. Sólo en infraestructura, las pérdidas materiales fueron calculadas oficialmente en 4 mil millones de dólares de la época.
En la capital, en medio de la desesperación, hubo espacio para el heroísmo y también para los milagros, como el de los 16 bebés rescatados de las salas de maternidad derrumbadas en los hospitales Juárez, Centro Médico Nacional y Hospital General, algunos de ellos hasta una semana después del sismo.
Quienes se mantuvieron a salvo supieron la magnitud de la tragedia, con sólo asomarse por la ventana o escuchar las noticias por la radio, ya que la señal de televisión se había esfumado e Internet aún no existía. Sin duda, el temblor de 8.1 grados en la escala de Richter de ese 19 de septiembre de 1985 y su réplica de 7.9 grados del día siguiente, dejó una honda huella en nuestra conciencia colectiva.
El terremoto de 1985 puso a prueba la capacidad del gobierno mexicano de hacer frente al peor desastre natural del siglo XX en el país, y de hecho dejó inmovilizada a la autoridad gubernamental. Marcó un antes y un después y, sin duda, cambió el rostro de la nación. Seguramente que somos un México distinto al de antes del sismo.
El entonces presidente Miguel de la Madrid tardó 39 horas en atreverse a hacer un recorrido por la denominada “Zona Cero”, donde hubo más devastación. En un primer momento, el gobierno se rehusó a aceptar la ayuda internacional, pero cuando arreciaron las críticas, tuvo que ceder.
El tenor Plácido Domingo -y no el presidente ni sus colaboradores-, acudió en mangas de camisa al edificio de Nuevo León, en Tlatelolco, para ayudar a sacar a personas heridas y cuerpos, sepultados en montículos de vigas de acero y techos de concreto.
El gobierno calculó entre 6 mil y 7 mil muertos, pero organismos internacionales estimaron que al menos hubo 10 mil e incluso hubo estimaciones independientes que llevaron esta cifra hasta los 40 mil, a los que se sumaron otros 40 mil heridos, así como 4 mil rescatados bajo las ruinas de edificios y 50 mil personas sin hogar.
Enrique Krauze, autor de “La presidencia imperial” recordó cómo grupos de vecinos y jóvenes estudiantes crearon una vasta y bien organizada red de ayuda que se movilizó lo mismo para sacar personas de entre los escombros, que para reunir y llevar alimentos a personas que perdieron sus viviendas.
Dijo Krauze que “la sociedad civil encontró su vocación”, aunque debemos aclarar que esa heroica denominada sociedad civil del 85 -en la que participaron mexicanos de todas clases sociales-, fue decomisada y utilizada políticamente -desde esa trágica fecha hasta nuestros días-, por los grupos de aprovechados que conformaron la actual izquierda manipuladora, deshonesta y corrupta, que al paso de tiempo desafortunadamente perdió su oportunidad de transformar y hacer crecer al país, pero en el recuento frío de los daños, ha ocasionado casi tanto daño como el terremoto mismo.
El pasado sábado, aniversario del temblor, esta efeméride se recordó primero con un acto en el que el presidente Enrique Peña Nieto izó la bandera en el Zócalo a media asta y guardó un minuto de silencio. Después, tuvo lugar el simulacro.
El ulular lúgubre y monótono de la alerta sísmica a través de los altavoces instalados por el gobierno de la capital, fue otro momento que recordó la trágica efeméride y una manera muy particular de rendir homenaje a los caídos. Luis Felipe Puente, coordinador nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, dijo: “con este ejercicio requerimos crear esta nueva conciencia en la población mexicana”.
El simulacro se realizó aparentemente con éxito también en universidades, oficinas, viviendas y espacios públicos, además de zonas costeras donde hubo evacuaciones por alerta de tsunamis.
El jefe de gobierno de la capital, Miguel Ángel Mancera -durante el acto que encabezó en el Parque de la Solidaridad, donde se levantaba el famoso y emblemático hotel Regis, desplomado durante el sismo-, llamó a rescatar “todas las memorias heroicas surgidas de la tragedia y a llorar todavía a las víctimas, pero recordar con orgullo una ciudad lacerada, lastimada que resurgió de esta calamidad”.
Mancera colocó una ofrenda floral e hizo una guardia de honor en este sitio, después de oírse un minuto de sirenas de ambulancias y patrullas policíacas.
Los medios informativos actualizaron historias de heroísmo de quienes arriesgaron su vida para salvar las vidas de personas atrapadas bajo enormes amasijos de acero y concreto y revivieron experiencias aterradoras de personas que perdieron a sus familiares y amigos o pasaron horas y días bajo toneladas de escombros.
Uno de los momentos más especiales de esta conmemoración fue el concierto que ofreció Plácido Domingo, dirigiendo a la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, en la Plaza de las Tres Culturas.
¿México está mejor preparado para hacer frente a los desastres naturales como el devastador terremoto de hace 30 años?
El presidente Peña afirmó que sí y recordó que actualmente el país cuenta con un Consejo Nacional de Protección Civil, órgano encargado de vigilar que se cumpla la estrategia nacional en la materia, y se actualiza constantemente el Atlas Nacional de Riesgos “a fin de tener mayor precisión sobre las principales vulnerabilidades”.
Peña sin embargo urgió a trabajar más en la prevención, pues “aunque no siempre se puede predecir cuándo, dónde y cómo se va a presentar una catástrofe, lo que sí se puede hacer es alertar a los ciudadanos”.
En México 5 fallas tectónicas que interactúan constantemente, vuelve vulnerable al país ante movimientos telúricos. Conviene recordar eso y estar siempre listos ante estas eventualidades porque si bien no se pueden evitar sí se pueden prevenir.
Esperar que el gobierno lo haga todo no es recomendable. Ahora se debe admitir que las nuevas normas de construcción y la alarma sísmica pueden ser útiles, aunque no serán la panacea que evite una catástrofe como la del 85, ya que la corrupción siempre permea las mejores intenciones. Parece una condena.
GRANOS DE CAFÉ
El alcalde de Tuxtla Gutiérrez, Samuel Toledo, rindió el sábado anterior su tercer informe de gobierno, que da cuenta de cómo -después de remontar la desastrosa situación en que lo dejó el anterior gobierno municipal, que encabezó Yassir Vázquez Hernández-, pudo sacar adelante al ayuntamiento de la capital chiapaneca y proyectarlo hacia el futuro, haciendo de esta urbe una de las más modernas del país, a pesar de todos los problemas.
El mandatario municipal consideró que la unidad ha sido “el principal motor para alcanzar los objetivos establecidos al inicio de su gobierno.Algunas de las obras que ha impulsado -según el recuento dado a conocer por Toledo-, se dieron en el ámbito de la seguridad, infraestructura urbana, ecología, agua potable, alcantarillado, finanzas públicas y desarrollo social.
Desde el inicio de su gestión, el primer reto a atender fue la deuda de casi 900 millones de pesos de la administración de Yassir Vázquez Hernández. Destacó Samuel Toledo que de un total de 885 millones de pesos de deuda pública no contraída por su administración, esta cantidad fue reducida a 432 millones de pesos, cuyo pago se reestructuró a un periodo de 20 años.
Dicha reestructuración permitirá ahorrar al Ayuntamiento cerca de 20 millones al año, tan sólo de intereses. A lo largo de tres años también se gestionaron recursos estatales y federales para rehabilitar cerca de 200 parques de diversas colonias de la capital, acciones que forman parte de la Cruzada Estatal por el Deporte; entre ellos destacan la remodelación del Parque del Oriente (62 millones) y el Parque Recreativo Caña Hueca y Joyyo Mayu (79 millones)
En materia de saneamiento logró consolidar el proyecto de las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales -conocido también como PTAR-, lo cual coloca a Tuxtla Gutiérrez a la vanguardia, en esta materia, en el sureste mexicano.
El pasado 24 de marzo, el presidente Enrique Peña Nieto, inauguró la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Tuchtlán, en el marco de su novena visita de trabajo a Chiapas. Toledo Córdova Toledo ponderó que las PTAR se concretaron gracias a la unión de recursos provenientes de los tres órdenes de gobierno, con una inversión superior a los 568 millones de pesos.
Las dos Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales sanearán en total mil 120 litros por segundo y tratará, en promedio, el 80 por ciento de aguas negras que se generan en Tuxtla Gutiérrez.
Samuel Toledo Córdova, galardonado con el Premio Nacional al Buen Gobierno Municipal 2014, en el rubro de Cohesión Social, otorgado por la Federación Nacional de Municipios de México (FENAMM), la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) y el Banco Nacional de Obras y Servicios (BANOBRAS), reconoció el gran respaldo del presidente Peña Nieto y del gobernador Manuel Velasco Coello.
Al dar lectura al documento en sesión solemne de Cabildo municipal en el moderno auditorio de la UNICACH, aseguró que es necesario continuar en la inversión y modernización, pero sobre todo el equipamiento y adiestramiento de la policía. “Hoy en día contamos con mil 95 policías del cuerpo, 600 policías solidarios, 200 policías escolares, 153 patrullas y 121 moto patrullas”.
Reconoció que “falta mucho por hacer”. Sobre la mesa quedan proyectos como la carta urbana, el plan de movilidad urbana sustentable, “son muchos temas que estamos dejando ya, porque parte de lo que pasa en las administraciones -no solamente en las municipales-, es que hay temas que se reinventan en cada cambio de administración. Nosotros tomamos lo que nos servía y lo impulsamos”.
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