Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
La danza de las cifras sobre desaparecidos en México, un drama que golpea a miles de familias
Mundial de futbol: la selección tiene un buen portero, ahora necesitamos buenos anotadores
Al gobierno mexicano literalmente no le cuadra la cifra de los desaparecidos. En febrero de 2013, la subsecretaria de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Lía Limón García, estimó que había 27 mil personas desaparecidas.
En mayo pasado, el secretario de esta dependencia, Miguel Ángel Osorio Chong, afirmó que en realidad sólo eran 8 mil. Este lunes, Osorio corrigió de nuevo la cifra y señaló que en realidad el número real de personas desaparecidas y no localizadas era de 16 mil.
Sin duda alguna este complejo fenómeno no es una cuestión de cifras frías, sino se trata de un verdadero drama humano que afecta y mantiene quizá en un luto virtual a miles de familias.
Osorio Chong dijo que la más reciente cifra proviene de los datos suministrados por los gobiernos estatales al Sistema Nacional de Información y justificó las diferentes cifras, al señalar que se han estado depurando y cuando se han agregado nuevos datos se han dado a conocer estos altibajos.
La revista The Economist cuestionó recientemente los cambios en las estadísticas sobre personas desaparecidas como consecuencia de la estrategia contra las drogas lanzada por el gobierno en 2006 con apoyo del Ejército y la Marina. Osorio señaló que ahora se cuenta “con una sola lista” para que no haya discrepancias con los gobiernos de los estados.
“No se trata solo que la autoridad diga que si regresó a su casa determinada persona o si se localizó viva o muerta: tiene qué documentarlo la autoridad”, afirmó.
Tiene razón Osorio Chong. Si se tratara sólo de calcular una cifra como se calcula a ojo de buen cubero, pues entonces las cosas serían más fáciles.
Empero, se trata de un tema delicado y es necesario llevar un recuento escrupuloso y detallado porque una colectividad muy numerosa de mexicanos están a la espera de noticias sobre el tema, de conocer los esfuerzos que realiza el gobierno para hallar a sus parientes.
Lamentablemente, el tema de los desaparecidos es una de las vertientes de la llamada guerra contra las drogas que se calcula ha arrojado además más de 100 mil muertos y entre 225 mil y 250 mil desplazados.
En su edición del 14 de junio pasado, el semanario británico The Economist publicó un artículo de su edición de América, en el que cuestiona el número de desaparecidos en México y la forma en la que el gobierno federal ha establecido la cifra.
“¿De dónde salen?, ¿qué método se utilizó para calcularlas?, ¿se cree que los desaparecidos que han sido secuestrados por la delincuencia organizada, por la policía o por una combinación de los dos?”, dice la nota.
Y luego narra lo que podría ser la peor masacre cometida por una organización del crimen organizado durante la llamada “guerra contra las drogas” lanzada por el ex presidente Felipe Calderón.
EL TERRIBLE SECRETO DE LA POBLACIÓN DE ALLENDE
Señala que durante casi tres años los residentes de la ciudad de Allende, cerca de la frontera mexicana con Texas, “albergaron un secreto terrible”.
Resulta que en 2011, la ciudad de 27 mil personas sufrió un violento ataque por parte de Los Zetas, la banda por todos conocida por sus brutales procedimientos para eliminar a sus enemigos. Impulsados por una sed de venganza en contra de dos hombres de la localidad acusados de traición, turbas de zetas llegaron a la ciudad -reseña la publicación-, y los narcotraficantes mataron y quemaron a las familias y amigos de dichos hombres.
Casi tres años después las autoridades federales y estatales comenzaron las investigaciones y hallaron en la zona entre 300 y 500 cadáveres, lo cual indica que fueron exterminadas entre 30 y 40 familias.
El hecho es que la prestigiada revista inglesa pone el dedo en la llaga: es un misterio la cifra de desaparecidos en México y también evidencia que el gobierno no ha sido capaz de poner orden o de aclarar esta confusión.
Por ejemplo, The Economist cuestiona si la cifra de desaparecidos dada por el titular de Segob incluye a los muertos de Allende.
“Poco se ha divulgado sobre a quiénes contempla la cifra del gobierno, de dónde son, qué método se utilizó, o si se cree que los desaparecidos han sido secuestrados por la delincuencia organizada, la policía o ambos”, agrega.
El sitio “on line” Animal Político reveló hace unos días obre que el banco genético para identificar a desaparecidos sólo ha tenido 2 por ciento de éxito, a pesar de que hace 12 años comenzó la integración de un banco nacional de datos genéticos, que a la fecha integra 25 mil 884 muestras de ADN, pero hasta ahora sólo han concretado 542 identificaciones.
Pero el caos no comenzó ahora, con el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Se inició con los sexenios panistas, lo que dificulta tener una cifra exacta de desaparecidos en México, como señala Alejandro Martí, presidente de la organización México SOS.
“La cifra comparativa de desaparecidos fue a la alza escandalosamente a partir de 2006; antes de eso la atención que se ponía a la estadística era muy mala. En la época de Calderón cuando comenzó la famosa guerra, las instituciones estaba desechas, el cambio democrático fue fallido, lo cual nos generó un caos informativo y archivos completos desaparecieron”, dijo Martí.
Ahora se espera que la cifra de 16 mil desaparecidos al menos refleje un intento por corregir este desorden, que representa un insulto para las víctimas y sus familias, las cuales al menos merecen que se les respete su derecho a saber qué ha pasado con sus parientes secuestrados o desaparecidos.
Falta además considerar -según Martí-, “la tragedia que tenemos con los migrantes de Centroamérica. A partir de allí, para bien o para mal, realizar lo que sea necesario para tener información clara”, dijo.
A ello se agrega que cuando una persona aparece, no se da a conocer públicamente en forma expedita ese retorno.
Y eso que la cifra actual de desaparecidos se trata en efecto de una cantidad brutal de personas cuyo paradero se desconoce y cuyas familias se encuentran desarticuladas y golpeadas en términos psicológicos. La incertidumbre es peor que la muerte, sin lugar a dudas, y el infierno que viven estas personas no se le puede desear a nadie.
Por esa circunstancia, las autoridades tienen que abordar con total seriedad y echando mano de las herramientas que les brinda la ciencia para poder arrojar luz sobre este tema de las desapariciones, y sobre todo, es indispensable que ya no se siga jugando con las cifras porque eso constituye una ofensa para los desaparecidos y sus familias.
GRANOS DE CAFÉ
En toda batalla surgen hombres que por su desempeño se convierten en héroes. Puede, quizá, que esa distinción sea tan efímera como un partido de futbol, aunque sea parte de un torneo mundial.
Sin embargo, el desempeño del guardameta mexicano Guillermo Ochoa, ya le aseguró un sitio en la memoria colectiva de los mexicanos que siguen el desarrollo del campeonato mundial de futbol, por la templanza y coraje mostrados frente a uno de los rivales más importantes e indiscutible favorito para obtener su Cuarta Copa: Brasil.
Y si bien para los expertos el partido México-Brasil careció del impulso vital que es el gol, el desempeño del equipo mexicano habla de que los últimos años ha habido progresos.
Aunque se ha tirado a la basura mucho dinero en la consecución de un objetivo que es sueño casi ancestral de los mexicanos -llegar a la final del Mundial de Futbol-, a veces este tipo de actuaciones recuerdan que no todo está perdido.
Claro está que es muy pronto para salvas gloriosas. Que un portero se convierta en salvador en un partido del Mundial significa que la ofensiva del equipo no funcionó, que el conjunto se olvidó de hacer goles o no supo ser capaz de penetrar la inexpugnable muralla defensiva del rival, sobre todo de uno como Brasil. Quiere decir que hay muchas cosas por corregir.
Si se analiza el despliegue financiero que soporta a la selección mexicana, todavía se puede observar que por cada peso invertido, se queda mucho a deber a la afición.
Los dos buenos resultados hasta ahora obtenidos en la fase de grupos de Brasil 2014 alimentan la esperanza de una afición más que generosa y de un pueblo que requiere y exige retribución por su sacrificio económico, ya que todos, a querer o no, somos contribuyentes de una economía en la que 70 millones viven todavía encasillados en la pobreza.
El Mundial de Brasil generará ganancias millonarias, pero no para los organizadores, que destinaron 11 mil millones de dólares en inversiones principalmente por infraestructura, sino para las grandes empresas patrocinadoras.
La Femexfut tiene contratos con 10 patrocinadores fuertes y 14 empresas mediáticas que tienen los derechos de transmisión tanto en México como en Estados Unidos, de los partidos mundialistas del Tri. Estos patrocinadores pagan entre 20 y 40 millones de dólares cada una, por un contrato de 4 años, con lo que garantizan su participación y acompañamiento del Tri en el ciclo mundialista.
Así, la selección mexicana se ha colocado entre las 10 selecciones de 32 clasificadas que mayor volumen de negocio generan durante el mundial. Por ello no sorprende que a los anotadores se les premie con fabulosos incentivos de hasta un millón de pesos.
Los aficionados obtenemos ganancias pero de tipo inmaterial, por la satisfacción, la catarsis, la euforia y el torrente de endorfinas que nos dan sensación de placer cada vez que el equipo anota un gol o gana un partido.
México empató ante Brasil y le arrebató por primera vez un punto a esa mítica selección en un Mundial, pero estamos urgidos de triunfos y no de igualadas. Necesitamos no sólo un buen portero, sino también buenos atacantes, defensores y mediocampistas, para no tener que celebrar el hecho de ser iguales o empatar, sino de superar a los grandes. Esa es la asignatura pendiente para nuestro balompié…
… Fausto Alzati (“Falsati”, le decían), demostró que lo suyo no es el gobierno y debería escribir mil planas de “no debo tomar decisiones cuando estoy ebrio”.
La historia de su cese fulminante en tiempos de Ernesto Zedillo como secretario de Educación en enero de 1995 por carecer de título profesional, se repitió ahora.
Fue cesado este lunes de la Dirección de TV Educativa, cuando en Guanajuato se retiró de un evento literario donde se leían poemas que a su juicio resultaron ofensivos para el presidente Enrique Peña Nieto.
Él defendió con mucha enjundia a su jefe -quizá motivado por los humos del alcohol-, pero a él ¿quién lo va a defender? Quizá a estas alturas ni el Chapulín Colorado… Sus comentarios envíelos vía internet a la dirección [email protected]