Itinerario Político
En las escuelas de periodismo suele aconsejarse a los futuros reporteros que deben permanecer equidistantes de sus fuentes y no convertirse en los protagonistas de la noticia. Es decir, deben escribir sobre lo que ocurre, pero no involucrarse en la historia que van a narrar.
Esta vez, sin embargo, las circunstancias me obligan a hablar en primera persona en esta columna, porque el ex presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez, Francisco Rojas Toledo -un controvertido panista chiapaneco, exhibido recientemente en las redes sociales en un video muy al estilo del perredista René Bejarano-, se ha inconformado por lo que yo escribí hace dos semanas.
También la señora Bertha Rojas, hermana del político de referencia, se ha indignado por lo que dije, lo cual me motiva a dar puntual respuesta a sus reclamos, en lo que será la única y última ocasión en la que ventile este tipo de argumentaciones.
Subrayo que por respeto a su condición de género me reservo a transcribir textualmente la deplorable redacción y ortografía de los tres mensajes enviados por ella, pues imagino que su inclinación no son las letras y considero que actuó de forma exaltada, porque se creyó agredida desde el plano familiar, no porque su hermano se lo haya pedido. Al menos, eso infiero.
El asunto tiene que ver con un comentario que formulé sobre una videograbación dada a conocer por el portal en línea “Reporte Índigo”, que dirige Ramón Alberto Garza y que muestra a Rojas Toledo en un privado del restaurante “Angus” de la capital chiapaneca, recibiendo varios fajos de billetes, que deposita luego en una caja de zapatos, de un empresario poblano quien probablemente mantiene en su nómina a otros tantos políticos y funcionarios.
En los corrillos políticos se comenta que sus vínculos en las altas esferas del gobierno de Puebla, que encabeza Rafael Moreno Valle, le han permitido a Rojas Toledo realizar lucrativas acciones de cabildeo en varios municipios de extracción panista, de Chiapas y Puebla.
Según la Real Academia Española de la lengua, cabildear es “gestionar con actividad y maña para ganar voluntades en un cuerpo colegiado o corporación”. Esa es su segunda actividad; y a eso realmente parece dedicarse, no a procurar el bienestar general, mediante el ejercicio del poder.
“Habrá más ahora que sea presidente”, se escucha decir en el video al médico, quien coloquialmente es conocido como “Paco Bonos”, por la millonaria compensación económica que se autorizó a sí mismo, tras su salida de la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez, que administró entre 1999 y 2001.
En 2008 protagonizó otro escándalo al ser arrestado por los delitos de tentativa de homicidio y violencia intrafamiliar contra su ex esposa Myrna Camacho y José Antonio Olguín Ruíz, quien la acompañaba. Estos hechos fueron reseñados profusamente en Internet y son de fácil consulta.
Algunos han asegurado que para que el video fuese publicado en “Reporte Índigo”, el Instituto de Comunicación Social del gobierno de Chiapas había pagado 5 millones de pesos, hecho que me parece un absurdo, dado que su titular José Luis Sánchez García -si bien ha resultado muy astuto para implementar otro tipo de acciones que han gravitado sobre el presupuesto de la institución que encabeza-, apenas tiene nivel para redactar boletines y no le veo atributos para instrumentar un operativo de videograbación como en el que se exhibió a Rojas Toledo.
En la carta que me envió su hermana Bertha, escrita con mayúsculas y abundancia de signos de admiración -que en el código de los mensajes escritos suele entenderse como expresarse en forma colérica y a gritos-, la señora cuestionó mi trabajo:
“Está muy mal informado. Lo increíble es que se atreva a publicar falsedades que no tiene forma de comprobar”, añadió y mencionó que el video aludido fue “tramposamente grabado en septiembre de 2014 cuando el doctor Francisco no tenía ningún puesto político.
“-¿Qué significado tiene para usted los “moches”? me preguntó, y ella misma ensayó inicialmente una definición muy particular, aunque después intentó corregirla.
“En mi humilde opinión, es traficar con dinero del erario público para beneficio personal del funcionario, como ofrecer obras o compromisos con alguien que hasta la fecha de hoy (11-6-2015) ni siquiera está registrado como candidato a la presidencia municipal de la capital de Chiapas”, dijo.
La señora Bertha aseguró que “cualquier particular tiene derecho de hacer las negociaciones que desee con otro particular” ya que aclaró “no es dinero del pueblo como la mayoría de nuestros gobernantes lo hacen. El dinero que Paco Rojas utilizó fue para campañas médicas y lo va a demostrar; él no necesita mancharse por esa cantidad”, expuso y asimismo negó que su hermano haya vivido del erario, “pues desde 2007 él no tiene ningún puesto político”.
“Qué vergüenza tener periodistas como usted”, dijo en uno de sus mensajes y finalmente me advirtió que “pronto” sabría de su hermano, lo cual no sé si con los antecedentes violentos de Francisco Rojas Toledo yo debiera interpretar como un aviso para sentirme amedrentado, y por último aseguró que no quería polemizar conmigo y que en adelante borraría todos mis correos.
LA NEGATIVA DE ROJAS TOLEDO
Como periodista profesional -sin haber leído aún los textos que luego me enviaría vía E-mail su hermana Bertha-, intenté localizar a Rojas Toledo para exponer libremente su versión. Él se lamentaba que “Reporte Índigo” “por mala praxis periodística” y en “una campaña de comunicación de descrédito a mi persona” no lo hubiese contactado para conocer y reflejar su posición al respecto.
Por ello, en un reciente viaje que realicé a la capital chiapaneca, me comuniqué con él vía celular enviándole 2 o 3 mensajes de texto, para ponerme a su disposición y hacerle una entrevista en la cual aportara una versión fidedigna sobre el caso, con la garantía de respetar literalmente sus respuestas. Para ese momento, el ex funcionario de 59 años, ya había enviado un corto video donde intentaba justificar, principalmente ante los medios locales, el dinero recibido.
Culpó de la grabación al gobierno de Manuel Velasco Coello, empecinado -dijo-, por cortar sus posibilidades para contender nuevamente a la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez y con ello eliminar cualquier obstáculo para Fernando Castellanos Cal y Mayor, diputado local y dirigente del Partido Verde Ecologista, a quien mencionaban como el candidato oficial.
Rojas Toledo no se comunicó de inmediato conmigo, pero luego recibí un correo electrónico suyo para ratificar que efectivamente me hallaba en Tuxtla Gutiérrez. Después no hubo más comunicación, sino hasta días después, cuando vía E-mail expuso que no me había recibido porque, como médico que es, sólo tenía tiempo para atender a sus pacientes, ya que de esa actividad dependía para vivir.
Su mensaje textual -sin modificar redacción, ni ortografía-, fue:
“No le di la entrevista porque yo vivo de mis pacientes y como tuve muchas porque no di consulta varios, no tuve el tiempo para dicha entrevista.
«Una pregunta. Que es para usted un noche (moche)?
«Su opinión es agresiva y fuera de la realidad.
«Le aclaro, no fue dinero público, no soy funcionario público y hace 9 meses aún no sabía sí iba a ser candidato.
«Sí una amistad te traiciona eso es otra cosa.
«No soy lo que usted escribe, soy un hombre íntegro. Sí hice un delito, siendo crítico de este gobierno. Por qué no proceden legalmente contra mi?
«Nadie, ni usted me ha demando. Por ultimo lo importante que conmigo mismo y con Dios estoy bien.
«No es el poder, no es el dinero, ni siquiera el éxito lo que te da La Paz, es tu conciencia y esta tranquila conmigo mismo.
«Disculpe una vez más pero como no vivo de la política tengo que trabajar con mis pacientes.
«Buenas noches.
Dios lo bendiga”.
En esta columna escribí que, ante la opinión pública, el hecho resultaba indignante, pero lo era todavía más el descaro exhibido por ambos personajes, por cuanto a que Toledo Rojas aceptó el dinero por su presunta intervención para la adjudicación de obras públicas en beneficio del empresario, a quien aseguró que habría más “ahora que sea presidente municipal”.
Dije también que aunque Rojas Toledo se proclamaba como gran defensor de la moral y la honestidad, estos son valores que él excluye en su accionar político, porque en una carta pública dirigida al gobernador Manuel Velasco Coello el 30 de junio de 2013, había sido un cara dura para denunciar los “malos manejos” del ex gobernador Juan Sabines Guerrero, “autor del saqueo más infame que le han hecho a Chiapas”.
Hijo del líder moral del PAN en Chiapas, Valdemar Rojas López, hasta hoy no ha demostrado fehacientemente que el dinero recibido en el privado del restaurante “Angus” de Tuxtla Gutiérrez haya sido para algún propósito filantrópico, porque no se conoce que el ex alcalde encabece alguna Fundación, Asociación Civil u organización que ayude a personas necesitadas, y que en todo caso expida recibos por dichas aportaciones.
En este sentido, si se aplicara estrictamente la ley en México, tanto Francisco Rojas Toledo, como el empresario poblano, se expondrían a ser investigados por supuesta evasión fiscal o hasta lavado de dinero; sin embargo, en los actuales tiempos electorales locales -dado que ya dio comienzo el registro de candidatos en Chiapas, para renovar Congreso y alcaldías-, este acto podría interpretarse como un “atentado” a los derechos políticos del panista.
No obstante, bastaría simplemente con corroborar la fecha en que recibió los 120 mil pesos en efectivo -aunque se estima que la cifra real superó con creces el medio millón, a menos que los paquetes hayan sido conformados sólo con billetes de 20 o 50 pesos-, y cuál fue el destino final de este supuesto “donativo” para obras pías.
En cambio, nada dice sobre sus supuestos planes para reelegirse como alcalde y si ese dinero tendría relación con ese propósito.
Vale la pena recordar que cuando fue delegado de la Sedesol, Rojas Toledo fue destituido, pues la Contraloría interna le inició una auditoría por presuntos casos de nepotismo e ineficacia de la plantilla laboral, conformada en su mayor parte por familiares, amigas y allegados panistas.
Francisco Rojas Toledo suele auto designarse como “hombre íntegro y humilde”, pero la evidencia muestra que es un personaje que realmente no sabe controlar su carácter.
Su historial -que ha sido consignado públicamente por diversos medios de comunicación-, incluye el episodio que reseña la golpiza a su ex esposa, hoy legisladora local, y a su acompañante, por el cual fue a dar a la cárcel.
También está consignada la denuncia pública de María de los Ángeles Cruz, ex coordinadora de campaña de Juan Sabines, quien en su momento reiteró que cuando Rojas Toledo aspiraba a la gubernatura de Chiapas, le pidió 5 millones de pesos a quien luego fue mandatario estatal, “para pasarse a nuestro lado”.
En una entrevista con el diario La Jornada, en agosto de 2006, el propio Sabines reconoció haber sostenido encuentros con Francisco Rojas y reveló que el panista intentó “venderle” su candidatura.
Ante todo ello, este columnista no necesita realizar un elaborado análisis para vulnerar el supuesto prestigio del ex edil chiapaneco, porque él mismo ya se ha encargado de consolidar una imagen de hombre afecto a los escándalos, la violencia y que sólo hasta hace poco pudo ser captado cuando recibía dinero de un empresario, quien aparentemente terminó por sacar algún provecho del video testimonial de su “aporte”.
Ciertamente, este tipo de acciones deleznables no fue la primera ni será la última, y me permito recordarle a la familia Rojas Toledo, que ante la abrumadora evidencia resulta ridículo atribuir a un periodista la publicación de “falsedades”, sin que hasta hoy aporten ninguna prueba de descargo que les permita intentar justificar lo inmoral de sus actos.
Si el político y empresario panista -cuyo hospital privado se benefició por muchos años con generosos contratos con el Ayuntamiento municipal de Tuxtla Gutiérrez-, desea limpiar su nombre, tendrá que empezar por recabar y entregar los documentos y evidencias fiscales o bancarias, de que el dinero que subrepticiamente recibió en una caja de zapatos, en el “Angus” efectivamente fue destinado al apoyo de personas desamparadas o a las brigadas médicas de las que no hay testimonios públicos.
Tendrá que demostrar que los recursos provenientes de empresarios “generosos” obtuvo beneficios para los niños de la calle, los colonos pobres de alguna zona de la capital chiapaneca que quiere volver a gobernar; para los indígenas que viven en zonas de difícil acceso o los infantes afectados por alguna discapacidad.
Porque cuando se le ha exhibido mientras realiza burdas transacciones monetarias, que carecen de registros fiscales, y recibe no un cheque bancario, sino varias pacas de billetes en efectivo -producto evidente de una “comisión”, “moche” o “gratificación” por sus gestiones para conseguir obras-, pocas cosas puede argumentar en su defensa el hoy aspirante del PAN a la presidencia de Tuxtla Gutiérrez.
Para el anecdotario político queda la escena del letrero que el ex diputado federal en LIX legislatura hizo colocar en la puerta de su cubículo del Congreso chiapaneco, donde fungió también como diputado local, que decía: “en esta oficina no se entregan chayos (sobornos) a los reporteros”.
Seguramente que en el hipotético caso de lograr la presidencia de Tuxtla Gutiérrez -y con sus antecedentes ya al descubierto-, el letrero que haría colocar en la puerta de su despacho, diría: “en esta oficina no se entregan chayos; sólo se reciben moches”.
¿Cuántos Franciscos Rojas existen en México? Seguramente cientos. Tal vez desgraciadamente ya son miles, de todos los colores del espectro político, quienes como él pregonan públicamente falsa humildad, amor al prójimo, respeto a la familia y honestidad, cuando en el fondo excluyen estos valores fundamentales en sus diarias acciones.
Por lo menos, hay pillos cínicos que desde el primer momento se sabe con quiénes se trata. Y bajo esa óptica, ellos quizá no son realmente tan peligrosos, porque se les reconoce desde lejos y la gente ya está advertida.
Los realmente dañinos, son aquellos quienes bajo una imagen de supuesta honestidad y pulcritud moral, aprovechan cualquier oportunidad para obtener provecho personal, y luego -como es el caso del propio Francisco Rojas-, aseguren que tienen la conciencia tranquila.
En el colmo de la desvergüenza, los habitantes de Tuxtla Gutiérrez fueron advertidos por el mismo candidato panista, que recorrerá la ciudad con los “Pacomoches” -cajas de zapatos similares a las que el empresario poblano le atiborró con fajos de billetes-, para que ahí la gente deposite sus aportaciones, a fin de sufragar los gastos de su campaña.
“Desde aquí quiero decirles que ese dinero que depositen será administrado correctamente”, anunció jubiloso.
Por último -para dar por finiquitado mi comentario periodístico en torno a este caso-, quiero señalar que la frase “Dios lo bendiga”, con la que se despide Francisco Rojas Toledo, disgusta y ofende el sentido común, porque -a pesar de autoproclamarse como un exitoso empresario del ramo de la salud-, recurre a la benevolente expresión cristiana para ocultar su enfermiza ambición por el dinero y su cuestionable proceder como ser humano. Bien haría el doctor Rojas Toledo en consultar a un médico.
GRANOS DE CAFÉ
…”Cada nación tiene el gobierno que se merece”, señaló el filósofo italiano Joseph de Maistre (1753-1821)… Sus comentarios envíelos a: [email protected]