Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
El Gobierno mexicano anunció la semana pasada que lanzará una nueva estrategia ante Estados Unidos, por la escalada de los ataques lanzados por el aspirante presidencial republicano Donald Trump y los desafíos de las elecciones en el país vecino en noviembre próximo.
La idea de esta estrategia, que busca ser amplia y ambiciosa, según parece, es fortalecer el equipo que está trabajando en EU ante las condiciones que está enfrentando el país y darle mayor solidez al trabajo que ya se está haciendo allá, sobre todo por el escenario que estamos viviendo, aseguró el presidente Enrique Peña Nieto.
La campaña se da a conocer en momentos en que por un lado arrecian los ataques del vitriólico empresario inmobiliario, y por otro aumentan las críticas contra el Gobierno mexicano por su actitud para enfrentar la embestida verbal de Trump.
El dueño de un imperio que según su propio cálculo asciende a unos 10 mil millones de dólares, propone entre otras cosas negar la ciudadanía estadounidense a los hijos de indocumentados y triplicar el número de agentes de inmigración y aduanas en la frontera con México.
El aspirante republicano, cuyo discurso racista ha calado en la comunidad migrante, retó la semana pasada una vez más a México cuando dio a conocer su plan de confiscar las remesas destinadas a pagar un muro fronterizo entre ambos países para frenar la migración.
Según el locuaz magnate, a quien los propios dirigentes del Grand Old Party (GOP) ya no encuentran cómo frenar, el costo del proyecto sería de entre cinco mil y 10 mil millones de dólares.
Los expertos consideran que la propuesta es ridícula, porque por un lado la emigración de México a Estados Unidos se encuentra en su nivel más bajo de la historia reciente. Además, el hecho mismo de que sus cálculos oscilen tanto (entre cinco mil y 10 mil millones de dólares hay un abismo de diferencia) demuestra que ni él mismo ha hecho una estimación seria de lo que costaría un muro de esta naturaleza.
De acuerdo a estimaciones, cada año, los 11 millones de mexicanos indocumentados que viven en Estados Unidos envían unos 24 mil millones de dólares a sus familias, cifra que el año pasado superó por primera vez en la historia a las exportaciones petroleras del país e inclusive a la inversión extranjera directa.
Al igual que el cretino expresidente Vicente Fox –quien señaló que el problema de Chiapas lo resolvía en sólo 15 minutos–, Trump señaló que si impidiera el envío de remesas a nuestro país, el gobierno mexicano en sólo 3 días se vería obligado a pagar la suma que pretende exigir el empresario para erigir el muro, en caso de conquistar la presidencia. Aunque obvia mencionar que la suma de 24 mil millones de dólares es anual, por lo que su pretensión de cobrarla en un solo pago es absurda.
Aunque todo el tiempo Trump pregunta a sus interlocutores –grupos radicales de blancos, generalmente personas de edad avanzada aunque también hay algunos jóvenes, de clase media y trabajadora afectadas por el desempleo– quién pagará por el muro, es la primera vez que señala cómo pretende que México sufrague su construcción.
Como era de esperarse, las redes sociales se agitaron por la cólera que desató este nuevo desplante de Trump, quien no cesa de proferir insultos contra nuestros connacionales, a quienes acusa de “asesinos y violadores”.
En una entrevista al periódico The Washington Post en febrero pasado, la canciller mexicana Claudia Ruiz Massieu definió por otra parte “imposible” a la posibilidad de “pensar en una frontera amurallada de 2 mil millas y frenar el comercio entre los dos países”, calificando la propuesta de “impráctica, ineficiente, errónea y poco inteligente”.
La nueva ofensiva mexicana en su relación con Washington incluyó el relevo de Miguel Basáñez Ebergenyi, un académico y experto en encuestas, pero sin ninguna experiencia diplomática, como embajador de México en Estados Unidos, apenas siete meses después de haber sido designado.
El nuevo embajador será Manuel Sada Solana, hasta ahora cónsul general en Los Ángeles y quien ha ocupado la misma posición también en Nueva York, Chicago, Toronto y San Antonio.
Las razones por el relevo de Basáñez generaron numerosas especulaciones, pero el presidente Peña dijo públicamente que el diplomático no había sido removido, sino que solo iba a ser cambiado a otro cargo, aunque todavía no se sabe a dónde se le asignará.
Sada Solana -un oaxaqueño quien es ingeniero industrial por la Universidad Iberoamericana, con estudios de postgrado en la Universidad de Newcastle, Gran Bretaña y en el Instituto de Administración Pública de La Haya, fue propuesto al Senado para su ratificación y ya se solicitó ya el beneplácito de Washington.
Las versiones sobre la remoción de Miguel Basañez
Como parte de los cambios para la nueva estrategia, se nombró a un nuevo vicecanciller para América del Norte, que será Paulo Carreño, quien trabajaba como vocero para la prensa extranjera en la Presidencia.
Entre las versiones sobre el despido de Basáñez se dice que se debe a que se le pasó la mano en sus críticas contra Trump.
El jefe de la bancada del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el Senado, Miguel Barbosa, dijo su remoción ocurrió “a pedido del gobierno estadounidense.
“Se habla de que en una conferencia, en Londres (Basáñez) habló con dureza en contra de Donald Trump y que el gobierno americano está estableciendo un precedente: no se metan en la política interior de Estados Unidos. Es una petición de ese gobierno por haberse metido contra Trump”, dijo Barbosa.
La canciller Claudia Ruiz Massieu negó esta versión y señaló que el relevo de Basáñez obedece a “un giro en la estrategia bilateral”, de cara a las elecciones estadounidense. Barbosa preguntó al gobierno “por qué no fue capaz Basáñez de desarrollar la nueva estrategia frente a ese ambiente antimexicano” que se ha generado en Estados Unidos.
Como parte de la nueva estrategia del gobierno, se prevé lanzar una campaña propagandística en Estados Unidos en defensa de los 11 millones de migrantes para contrarrestar el ambiente antimexicano que domina amplios sectores.
Los expertos creen que aunque Trump no ganará la nominación, el daño ya está hecho, porque se ha encargado de crear una atmósfera envenenada contra México y ha obligado a los otros candidatos a secundar sus críticas.
Por ejemplo, el otro precandidato republicano Ted Cruz, de origen cubano, es un hombre de derecha enemigo de los migrantes, a pesar de que sus padres eran precisamente eso.
Está también el precandidato demócrata que compite con la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, Bernie Sanders, quien en su discurso critica el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica.
Ruiz Massieu ha dicho este lunes, desde Alemania, donde acompaña al presidente Peña en una visita oficial, que la campaña busca “aclarar que hay más mexicanos repatriados que los que están llegando a ese país, además de resaltar su aportación a la economía estadounidense.
“Hay un gran desconocimiento en el público americano en general respecto de la contribución de la comunidad al desarrollo económico de Estados Unidos”, dijo la funcionaria a los medios informativos.
Con la ofensiva se busca “informar, comunicar y proyectar en qué contribuye y quiénes integran esta comunidad mexicana en Estados Unidos”. Por ejemplo, indicó, “el americano no sabe que la migración ya es negativa, es decir, retornan más mexicanos que los que van a Estados Unidos”.
En esta campaña se pretende aclarar que los mexicanos “ayudan a sostener a 500 mil empresas, pagan impuestos y contribuyen a la seguridad social. Entre otros aspectos, se pretende poner énfasis en que el comercio bilateral da empleo a 6 millones de estadounidenses, dijo Ruiz.
México está obligado a defender a los 11 millones de compatriotas que sostienen a sus familias en nuestro país, pero también tienen un peso específico en la economía estadounidense.
Si no lo hiciera, estaría dándole la espalda a quienes en nuestro país sufren por su ausencia y desearían que retornaran, si no fuera porque la triste realidad indica que en su propia nación les fueron negadas las oportunidades para poder sostener a sus familias.
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