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Brugada anuncia acciones de justicia social y seguridad para Mixquic
MÉXICO, DF., 10 de julio de 2014.- El 77 por ciento de los pobladores de seis delegaciones del Distrito Federal no reciben abastecimiento de agua potable, lo que impacta en su salud, principalmente en la de los niños menores de cuatro años, advirtió Flor López Guerrero, investigadora del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM.
Tláhuac, Tlalpan, Iztapalapa, Milpa Alta, Xochimilco y Magdalena Contreras, experimentan graves problemas de suministro de agua (paradójicamente, las dos últimas son las que abastecen de más líquido al resto de la urbe).
“El 77 por ciento de los pobladores de estas delegaciones no reciben nada, por lo que deben recurrir a otras fuentes de abastecimiento, como carros cisterna, pipas o animales de carga para acarrearla de otros puntos y almacenarla”, señaló la especialista en el tema y en las condiciones de salud en la capital del país.
La que tiene los problemas más graves es Iztapalapa, la delegación más poblada de toda la metrópoli. En ella hay un millón 815 mil personas que obtienen líquido de baja calidad o, de plano, no lo reciben.
Justamente este fin de semana el abastecimiento de agua en la ciudad de México e Iztapalapa será una de las demarcaciones más afectadas.
Muchos de sus habitantes se quejan porque el agua sale de sus llaves en condiciones inadecuadas. Con frecuencia se cuenta con infraestructura hidráulica –tuberías– pero el líquido que corre es de mala calidad o, sencillamente, aire, acotó la experta.
En contraste, las delegaciones centrales como Benito Juárez, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza, en general tienen un buen acceso al agua, es decir, las viviendas la reciben mediante tuberías los 365 días del año, las 24 horas (no obstante, sí llegan a sufrir cortes).
Ante esta situación, dijo López Guerrero, lo más recomendable sería hacer estudios físicos, químicos y biológicos del agua, así como buscar la forma de nivelar el cloro que debe aplicársele para alcanzar una potabilización adecuada.
Sin embargo, esta supervisión no siempre se lleva a cabo, por lo que amplios sectores de la población padecen enfermedades relacionadas con esta problemática, como las gastrointestinales, que afectan sobre todo a niños de entre dos y cuatro años de edad.
Otro problema asociado es que mucha gente no dispone del recurso en cantidad suficiente para hacer limpieza personal (lavado de dientes y baños de cuerpo entero a diario); además, carece de drenaje, que suple con hoyos negros o letrinas y, en el mejor de los casos, con fosas sépticas, muchas veces en el entorno inmediato de sus viviendas, donde juegan los niños. Entonces comienzan a padecer enfermedades de la piel o de los ojos que dañan, en particular, a infantes de entre cero y cuatro años.
“Hay que recordar que sus viviendas, por lo regular, están rodeadas de tierra. De ahí que los pequeños también sufran conjuntivitis”, añadió.
En opinión de la universitaria, cada vez más personas de la ciudad se quedan sin el recurso y la cantidad se reduce. El caso más grave es Cuajimalpa, que en 1997 recibía 686 litros por habitante al día, cantidad que en 2007 se redujo a 525 (aun así es la delegación con la mayor dotación y, coincidentemente, la que ha tenido un crecimiento más vertical y compacto, por consiguiente, tiene mayor demanda del recurso).
Por el contrario, la que obtuvo Tláhuac en el mismo periodo se redujo de 247 a 177 litros por habitante al día, seguida de Xochimilco, que pasó de 270 a 214, y Tlalpan, de 286 a 249.
Lo preocupante, alertó, es que las delegaciones al sur reciben el líquido por debajo del promedio del Distrito Federal. De 362 litros por persona al día en 1997 pasaron a 327 en 2007, y la tendencia es cada vez más evidente por el acelerado ritmo de crecimiento poblacional horizontal.
Sobre las posibles soluciones, la experta aludió a la discusión sobre incrementar las tarifas. Por ejemplo, en Alemania se cobra el agua que llega a las viviendas, pero también la residual que sale de ellas.
“Es una medida que obliga a un uso adecuado y permite aprovechar la inversión; que se ahorre en las delegaciones que son dotadas y se aplique en la creación de nueva infraestructura que haga posible llevarla a las zonas del sur”.
En la actualidad se invierte dinero y esfuerzo en el mantenimiento de la infraestructura hidráulica que existe en la Ciudad de México –prácticamente desde el Porfiriato–, en vez de aplicarlos en su extensión y ramificación, pues la metrópoli y su población crecen.
De ahí que se deba regular el crecimiento, ahora vertical, de la urbe; monitorear las tomas y ventas clandestinas, y atender con eficacia las fugas, causantes de la pérdida del 40 por ciento disponible, concluyó.