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El vuelo del hombre gana premio biblioteca breve 2025 de Seix Barral
COCOYOC, Mor., 1 de septiembre del 2014.- El maestro Ángel Mora es uno de los últimos sobrevivientes de una destacada generación de historietistas que crearon en nuestro país una importante serie de personajes y aventuras con temáticas particularmente cotidianas y cercanas a los lectores como: La Familia Burrón, Kalimán, Lágrimas y Risas, Memín Pinguín y Chanoc: Aventuras de Mar y Selva.
“Sin quererlo, esta tradición la inició José Guadalupe Posada con sus catrinas durante el porfiriato. También el maestro Gabriel Vargas que realmente fue un folklorista, una especie de Chava Flores del comic, porque él se iba a las vecindades para documentar las historias de La Familia Burrón”, explica don Ángel.
Chanoc es una especie de Tarzán mexicano que nació un 15 de octubre de 1959 y cuenta la historia de un muchacho, originalmente inexperto y aventurero en un ambiente selvático. Es acompañado de su padrino, Tsekub Baloyán, quien originalmente era su mentor y guía pues durante las primeras entregas buscaba sosegar el carácter de su pupilo.
La serie fue creada por Ángel Martíns, quien usó el pseudónimo de Martín de Lucenay. Originario de Veracruz, el autor intentó llevar su personaje al cine pero fue rechazado en múltiples ocasiones por lo que buscó la oportunidad en la industria del cómic y la idea agradó en la división del periódico Novedades dedicada a estas publicaciones.
“Un día me habló mi director, un gran amigo, Carlos Vigil y me dijo: “Ángel, aquí hay un asunto que te va a quedar como anillo al dedo para tu tipo de dibujo. Se llama Chanoc, ¿te gusta?’ Le contesté: ‘me encanta para hacerlo mi historieta”.
Martín de Lucenay murió intempestivamente tras el tiraje de unos pocos números y sin embargo había tenido una buena aceptación entre el público. Entonces llamaron a un argumentista que ya destacaba en el medio para continuar con la historia, Pedro Zapiain, quien además gustaba de la pesca y el buceo. Entonces comenzó la verdadera historia de Chanoc.
“Con Pedro nos íbamos a la costa durante varios días y allí nos quedábamos con los marinos, él para recoger historias y yo para dibujar ambientes. Me daba unas mareadas bárbaras”, recuerda don Ángel. Y así fue como inicialmente los personajes se enfrentaron a animales marinos y después a todo tipo de antagonistas: brujos, cavernícolas y sobre todo, estrellas del deporte de otros países.
“Siempre que se enfrentaban a algún animal, era en defensa propia. Pero todo tenía una base de realidad. Así eran los episodios. Siempre se daban detalles: esta especie es de tal mar, sus costumbres son éstas, con la intención que tuviera su parte de conocimiento ecológico”, dice don Ángel buscando en el cajón de los recuerdos.
Pero además esta singularidad del comic resultó educativa: “Una vez nos llegó una carta de un puerto, en donde un profesor me refirió que en clase preguntó sobre las ballenas y ninguno de sus alumnos supo contestar lo que él pedía. Hasta que uno dijo: ‘Yo sí sé’. Entonces el profesor le preguntó cómo sabía tanto y el alumno respondió ‘Leyendo Chanoc’.
TSEKUB BALOYÁN Y LA BANDA
Sin embargo el verdadero cambio implementado por la mancuerna Mora–Zapiain que convirtió en leyenda a Chanoc, que significa el Hombre de Rojo en maya y que atribuyó este color a la vestimenta del héroe en todas sus aventuras, fue el de hacer girar la serie alrededor del viejo mentor, Tsekub Baloyán.
La idea de dar nombres mayas a los personajes nace con su creador original, de ahí emanan además de Chanoc y su padrino, Maley, la novia del héroe y los caníbales Puk y Suk, quienes perseguían al viejo con la intención de hervirlo y comérselo y el apellido Baloyán: “Lo sacó de una tabacalera que vendía cigarros con esta marca”.
“Pedro vio que mi dibujo tendía a lo cómico, sobre todo con el viejo. Entonces se le ocurrió cambiar la base de los personajes tradicionales que el viejo que sea el mentiroso, bebedor, fumador, cuentista, tramposo, pero simpático. Y esto tuvo un gran peso. Mucha gente pensaba ‘Entonces Chanoc es el ancianito ¿no?’ Pedro fue un gran argumentista. Para mí muy ingenioso, muy profesional”, comenta el entrevistado.
En cuanto a la fisonomía del viejo mentor, quien en palabras de su dibujante ha sido su personaje favorito, nació de una casualidad:“Curiosamente años antes que naciera Chanoc, yo salía con mi cámara a filmar exteriores que pudieran servirme. En una ocasión encontré a un señor mayor, húngaro, con un oso al que hacía bailar y le decía (con acento europeo) “Baila la borracha. Baila la borracha”. Me pareció muy simpático y cuando tuve que interpretar a los personajes este señor fue un gran arranque para dibujar al personaje”.
Otro personaje destacado fue Pata Larga, un marino, compadre de Tsekub quien perdió una pierna al salvar al niño Chanoc del inminente ataque de un tiburón. Sin embargo, hubo otras aventuras que fueron descontextualizadas un poco del ambiente selvático y que llevaron a los personajes a varios campos de juego.
“En ese tiempo nuestra selección de futbol siempre perdía sus encuentros internacionales, bajo la frase ‘jugaron como nunca y perdieron como siempre’. A Pedro y a mí siempre nos gustó ese deporte y decidimos crear aventuras con la Selección de Ixtac (lugar donde se ocurrían las aventuras de Chanoc)”, explica el maestro Mora.
“Hice un poster donde estaban los 11 jugadores: Chanoc, su padrino, el jefe de los pigmeos, los caníbales que jugaban futbol con cocos en vez de balón y en la parte inferior decía: Esta Selección sí sabe ganar”.
En ese ambiente, la selección de Ixtac llegó a vencer al Brasil de Pelé y sus encuentros eran narrados por Ángel Fernández o Fernando Marcos. También jugaron básquetbol contra la selección de EU, predecesora del Dream Team y el encuentro era disputado por un grupo de pigmeos que tomaban una poción compuesta por veneno de víbora y saltaban más que sus rivales.
“La selección de futbol era dirigida por Nacho Trelles. Muchas veces si el rival nos iba ganando, Nacho armaba o mandaba armar la bronca para que el partido no terminara así. Luego quise que Nacho y me explicara justamente cómo se vivían estas cosas. Traté de entrevistarme con él pero no me dejaron, para tener datos más precisos de todas estas cosas”, lamenta.
EL CINE Y EL DECLIVE
Tras el éxito del cómic, que llegó a tirar un millón 200 mil ejemplares durante 22 años, la historia fue llevada al cine, donde se hicieron ocho películas. Aunque la más exitosa fue la primera, estelarizada por Andrés García, quien saltó a la fama tras la filmación, y el cineasta Chano Urueta quien, en opinión de su creador, fue el mejor Tsekub en la pantalla grande.
“Andrés García dijo que yo basé en él para crear al personaje de Chanoc y no, fue una coincidencia curiosa porque yo no lo conocía. La revista empezó años antes. Alguna vez el periodista Nino Canún, en su programa de radio me invitó para hablar de la serie, junto con el actor y nos pedía que discutiéramos el asunto. Yo no quise polemizar porque tiene carácter fuerte y no quise tener un altercado”, explica don Ángel.
Tiempo después, varias circunstancias apagaron prematuramente la leyenda de Chanoc: las temáticas perdieron originalidad y las grandes leyendas, incluido Pedro Zapiain, murieron. Inició la gran crisis que está por extinguir la vida del cómic mexicano.
“Sí, la historieta ha caído en un declive porque muchos editores lo han propiciado”, acusa Ángel Mora.
“Mataron a la gallina de los huevos de oro, porque cuando empezaron a ganar mucho, metieron temas porno y está tan competida esa rama con 15 o 20 revistas iguales, que se perdió la historieta”.
“La misma televisión, las series, los videos que compra una familia hicieron que la gente ya no comprara historietas. Fuimos víctimas de la tecnificación de los medios de comunicación”, continúa.
“Se fue perdiendo el gusto por el cómic. Pero no es que haya terminado mundialmente, porque todavía hay una gran industria en Japón o Estados Unidos mismo, pero las temáticas son repetitivas y vulgares”.
Actualmente don Ángel vive en su casa de Cocoyoc, ha recibido infinidad de reconocimientos y se mantiene activo, pinta y aun dibuja portadas de Chanoc para subsistir, pues enfrenta una disputa legal que le impide explotar el 100% de los derechos de sus personajes. También ha planeado una nueva serie, denominada Tigre y dice, a sus casi 90 años, sentirse en su mejor época como dibujante.
Si deseas conocer la obra que Ángel Mora tiene a la venta, puedes contactarlo en el siguiente correo: [email protected]