Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
PACHUCA, Hgo., 11 de agosto de 2014.- Tras 43 años de haber visto la luz casi en el destierro, allá por 1971, cuando una editorial argentina se atrevió a publicarla, la novela El gran solitario de Palacio se ha revalidado como uno de los paradigmas del subgénero narrativo de la literatura hispanoamericana, conocido como novela de dictador y de su derivada literatura tlatelolca, como también se ha dado en llamar a las novelas y relatos sobre la matanza ocurrida el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, informa mediante un comunicado la Feria Universitaria del Libro.
De manera que, con motivo de una edición conmemorativa que la Universidad Popular Autónoma Veracruzana publicó en febrero de este año de El gran solitario de Palacio, René Avilés Fabila, hablará de esta obra con los asistentes a la 27 Feria Universitaria del Libro (promovida por la Universidad Autónoma de Hidalgo y su Patronato), de su creación y referentes de entonces: la masacre de Tlatelolco y el presidente, ese mítico personaje sobre cuyos hombros pesan todas las decisiones y todo el poder, “no sólo en nuestro país, sino en nuestro continente de un modo omnímodo muy peculiar, pero que tiene su relativo en el absolutismo y despotismo ilustrado del siglo XVIII”, hace notar el escritor, periodista y académico.
Avilés Fabila dice que ha pasado mucho tiempo y no tiene mayores recuerdos de las dificultades que vivió para que El gran solitario de Palacio viera la luz por primera vez en 1971.
“En esa época estudiaba en Francia y la situación en México era difícil, no había las facilidades de comunicación que hay ahora, de modo que fue casi natural aceptar la propuesta de una editorial argentina, pues no estaban dadas las condiciones para que apareciera en nuestro país una novela tan crítica como esa”.
El autor siente que a pesar de ser hoy todavía vigente la tesis planteada en su novela respecto al poder omnímodo de la figura presidencial, él mantiene la esperanza “de que México y nuestros países transiten, más temprano que tarde, hacia una democracia parlamentaria más equilibrada que la incipiente democracia que tenemos. Por el momento sigo viendo en México un sistema autoritario y escasamente democrático”.
El autor sostiene que el medio universitario y académico ha sido el nicho en que floreció su público lector y en el que se han venido reflejando los reconocimientos por su trayectoria como escritor, periodista y profesor, tal como sucederá en la FUL 2014, en la que volverá a intercambiar ideas y opiniones con los asistentes a ese espacio de divulgación y difusión tanto cultural como editorial, y que esta nueva presentación de El gran solitario de palacio se aúna a los ya muy reiterativos festejos de sus 50 años de vida literaria, periodística y docente, cumplidos en 2011.
Sin embargo, se queja, siente que es un escritor más querido que leído, y lo atribuye quizá a su carácter jovial, y a la poca difusión de su extensa obra como ensayista y articulista literario y político; novelista y cuentista.
“Todavía opera el quehacer cultural de este país como en mi novela Los juegos (1967). Así que yo me ocupo sólo de escribir”, apunta el escritor.
Respecto a los temas de la novela a presentar en la FUL 2014, relata: “Todos los sucesos que dieron origen a la novela los viví. Fui un joven opositor al sistema. Fui miembro del movimiento del 68 desde sus inicios, justamente estaba en transición de graduarme e irme a la maestría en la Sorbona. Ya estaba allá, en París, cuando los hechos del 2 de Octubre. Se tenía muy poca información que llegaba con retraso. Estaba ávido de saber qué pasaba con el movimiento, con los jóvenes. Siempre tuve una preocupación política social que he mantenido hasta la fecha, la de no vincularme jamás con el poder. Llegué a Francia con la certeza de dejar atrás un país brutal y represivo y no mucho mejor de lo que se veía en toda Latinoamérica. ¿Qué sentí con el 2 de octubre? Una profunda indignación. Pero esa indignación ya venía con los muchachos del movimiento y lograron unirse, y fueron brutalmente reprimidos… Es raro, ahora con tanta comunicación, internet, redes sociales y demás, los jóvenes se indignan aisladamente. Habría hoy que ver dónde quedaron los héroes del 68, si los asimiló el sistema o no. Yo me refugié en la universidad pública.
“Entonces, producto de esa indignación y de algunas de mis lecturas previas sobre tiranos como El señor presidente (1946), de Miguel Ángel Asturias o de Tirano Banderas (1926), de Ramón de Valle-Inclán, amén de otras, como 1984, de George Orwell (1949), que refleja el comportamiento de una sociedad autoritaria, nace la idea de esta novela”, apuntó.